En la homilía de las fiestas de San Fernando de Maspalomas hizo una apelación a obedecer antes a los pobres que a las leyes. ¿Esa invitación era para los políticos cristianos o para todos?

Hombre, principalmente a los políticos cristianos, que deben tomar las decisiones teniendo presentes las convicciones de su fe. Tienen que actuar como actuaría Cristo. Y, también, desde la perspectiva humana, a todos los políticos por su implicación al servicio de los demás, porque estábamos en la fiesta de San Fernando políticos y cristianos.

Es decir, que primero están los pobres y después las leyes.

Exacto. Desde la perspectiva de los que acusan a Jesús de curar los sábados, ¿qué debe hacerse: salvar a una persona o dejarlo morir? O, como se preguntaba Jesús, ¿qué es más importante una persona o un burro? Y les decía "ustedes me acusan de no respetar la ley de Dios, pero si a ustedes se les cae un burro en el pozo en sábado, lo sacan". No hay dudas, primero están las personas y, fundamentalmente, los pobres y después las leyes.

¿Cumplen los políticos cristianos con ese mandato?

Creo que no, porque tienen miedo a la cruz, porque van a ser o pueden ser criticados. No lo cumplen porque pueden perder prestigio personal o público, o incluso perder cargos. Jesús fue acusado de que acogía y comía con pecadores. Era señalizado.

¿Llama a la insumisión a los políticos cristianos ante leyes que no protegen a los pobres?

Es una llamada a la justicia. Debemos ser insumisos cuando la ley no es justa y no protege a los pobres. Desde el aspecto de la ley debemos ser insumisos. Jesús lo haría, porque si no no lo habrían clavado en la cruz. Cuando hay un dilema entre la defensa del pobre y la ley, un político y cualquier cristiano debe optar por el pobre antes que por la propia riqueza. Por eso, qué difícil que entren en el cielo los que ponen la confianza en el dinero, y no en Dios y los hermanos.

¿Su invitación era a todos los políticos o a los del sur de la Isla?

Hombre. Primero a todos los políticos cristianos de Canarias y de fuera de las Islas. Pero, más concretamente me dirigía a los políticos de Canarias y a los nuestros de la zona Sur. Y parece ser que algunos solo han intentado coger lo de que los políticos son cobardes, desde el aspecto de que no se ha hecho otro tipo de política desde su condición de la fe.

¿Qué le preocupa de la zona?

Sé que aquí en el Sur desde los años 90 se ha apostado mucho por la hostelería, que es fundamental, y por el turismo, que es importantísimo. Pero no se ha hecho políticas de familia. A una persona le quitas a Dios, no tiene cultura, no tiene familia y ahora no tiene trabajo, es una persona abocada al suicidio. Habría que hacer otro tipo de política.

¿A qué se refiere?

Desde la perspectiva del turismo, cuántos jóvenes de Maspalomas para abajo son directores de hoteles. Si no lo son, vamos a ir a una formación más integral.

¿No cree que la jerarquía se ha preocupado también más por las normas que por una apuesta clara por los pobres y una denuncia a las injusticias?

Sí. Además nuestro obispo emérito Ramón Echarren lo denunció muchas veces. Eso está en el fondo cuando el Papa Francisco invita a los sacerdotes a oler a las ovejas, porque así nos saltaremos muchas normas para que el rebaño pueda vivir.

¿No cree que también invita a no preocuparse solo por la Educación o la sexualidad, sino a poner el acento en los pobres?

El acento del Papa va por ahí y es para todos los sacerdotes.

¿Cómo valora el aplauso de la gente a su homilía?

Me sorprendió. No esperaba el aplauso, porque invitaba a que todos hagamos esa reflexión. También reconozco que en San Fernando me ven como un hijo suyo, porque estuve allí dos años de seminarista. La gente me felicitó.

¿Qué le dijeron sus compañeros curas después del sermón?

Les gustó. Valoraban no solo la valentía de llamar las cosas por su nombre, sino porque veían una denuncia profética y una llamada a que todos volvamos a poner el corazón en Dios y en el hermano.

¿Alguno manifestó que el alcalde no les daría de comer?

Dos compañeros dijeron que igual por mi culpa no nos iban a pagar la comida, pero yo les contesté que eso no iba a ser así.

¿Se acercó algún político?

No mucho, salvo el concejal José Carlos Álamo, que me dijo que le gustó mucho la homilía. Me comentó que se sentía orgulloso de que fuera su párroco de El Pajar.

¿La reacción a sus palabras le ha sorprendido?

Me ha sorprendido mucho el revuelo en los medios de comunicación cuando ese mensaje está clarísimo en el Evangelio. Esa es la realidad que vemos. Nos llama a todos al cambio, a volver a lo esencial. En mis palabras no encuentro ninguna novedad más que la de seguir a Cristo desde la convicción de cambiar las cosas. El rumbo de lo que vemos no es nada evangélico.

¿Qué demuestra eso?

Que, a pesar de escribirse hace más de veinte siglos, el Evangelio sigue vigente. No es cosa de ayer, sino que Jesús nos habla al hombre de hoy a cambiar.

¿Pero, para usted los cristianos deberían ser más creyentes y más valientes?

Los cristianos no debemos olvidar la denuncia profética. En ese aspecto somos cobardes todos los cristianos, cuando, para que no nos critiquen, para no exponer mi pensamiento ni mi realidad, me callo las cosas. No tendríamos que callarnos tanta verdad. Además, eso nos hace daño y lo sufrimos todos. Yo desde mi fe no voy a aprobar esto, yo renunciaría al cargo.

¿Deberían renunciar los políticos cristianos si viven en esas contradicciones?

Sí, claro. Tendrían que ser coherentes o renunciar a lo que van a ganar. El problema es que muchos bautizados son poco cristianos.

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