Castellón tiene su nuevo aeropuerto sin estrenar, pero Firgas tiene su particular triángulo del despilfarro. En apenas 250 metros en línea recta dentro del barrio de Lomo El Pino se concentran hasta cuatro centros públicos en situación de total abandono, a lo que se suma que el polideportivo sufre amagos de incendio por falta de mantenimiento.

El panorama desolador de las instalaciones públicas incluye una piscina-centro de rehabilitación que lleva casi dos años cerrada, un velatorio casi acabado sin entrar nunca en servicio, una residencia de mayores que cerró el pasado verano la alcaldesa, Paola Hernández, por falta de dinero, y un aparcamiento con locales comerciales a medio construir. En conjunto, inversiones que pueden superar los cuatro millones de euros cayéndose a trozos.

La hierba entrando en los edificios, la humedad adueñándose de las paredes, cristales exteriores rotos, contenedores de obras forzados... Es la imagen de cómo se ha dilapidado durante años el dinero público en Firgas, que ahora está gobernado por el pacto Partido Popular-Coalición Canaria.

La piscina de Firgas se abrió en diciembre 2006 después de muchos años de retraso por distintos problemas financieros, con más de 1.500 usuarios pero con "muchos fallos". Al poco tiempo tuvo que cerrarse, causando numerosas molestias a los socios que se habían inscrito para llevar a cabo ejercicios de mantenimiento físico y para aprender a nadar. Tan solo el proyecto de reforma, en el que colaboró el Cabildo, supuso una inversión de 120.000 euros, que incluía la impermeabilización del vaso de la piscina, la instalación de aire acondicionado y motores para calentar el agua, y un sistema de recogida de agua en los bordes, un aljibe y la colocación de nuevos equipos para el gimnasio.

El Centro Deportivo Villa del Agua se reabrió en 2008, hasta que en septiembre de 2011 la empresa concesionaria se vio implicada en un supuesto caso de estafa, intrusismo y lesiones, que llevó al precinto policial de la instalación. Después de año y medio, la instalación permanece cerrada y deteriorándose.

El portavoz de Compromiso por Firgas (Comfir), Jaime Hernández, resalta que los socios de gobierno no han sido capaces de explicar qué futuro le espera a este recinto, que acoge actividades de natación, el gimnasio de musculación, aeróbic, fitness, spinning y de rehabilitación y fisioterapia.

Los actos vandálicos han dejado su huella en el recinto, que tiene tapiados algunos accesos, que no evitan la presencia de cristales rotos, pintadas y hasta la falta de la televisión en la entrada.

A pocos metros se encuentra el velatorio, cuya inversión de 600.000 euros con fondos del año 2005 están inutilizados, porque la empresa abandonó la obra hace casi tres años. Está terminar en un 25%, sobre todo en materia de electricidad. Mientras, las hierbas comienzan a entrar por las ventanas, y el acceso para los coches está a medio hacer, mientras el terreno del aparcamiento está desnivelado por negligencia de esta obra complementaria. Según Jaime Hernández, la falta de garantía de cobro llevó a la empresa adjudicataria a marcharse.

A lo lejos, se observa la residencia de mayores, también con el candado echado y una valla de obras a su alrededores. A finales del pasado verano el Ayuntamiento anunció su cierre para ahorrar costes, al igual que hizo con la guardería y la emisora municipal. Contaba con 18 usuarios y tres empleados. Desde entonces en su interior solo hay humedad.

Los bloques vistos también hacen su aparición a escasos metros, con matojos de hierbas salvajes, con una plaza sin acabar en la parte superior, dentro de un edificio en el que se proyectó un aparcamiento con capacidad para unos 52 vehículos y varios locales comerciales.

En 2008 se colocó la primera piedra, pero se quedó en el olvido, hasta que un año después de reanudó. La obra estaba proyectada en algo menos de un millón de euros, a financiar a través del Plan de Cooperación Especial firmado por el Ayuntamiento y el Cabildo grancanario. El proyecto está ahora a un 60% de ejecución, según el edil de la oposición, pero la imagen muestra a las claras las escasas posibilidades de que vuelvan a ponerse en marcha.

Los contenedores de la obra están abandonados, y algunos asaltados. También aquí las hierbas se han apropiado de la edificación, como un ejemplo del deterioro de Lomo El Pino, por donde deambulan los alumnos del instituto.