"El primero fue el de Adeje, en Tenerife, y el último de Betancuria, en Fuerteventura. Ese sí que era difícil de conseguir. ¿Y sabes por qué? Pues porque hay pocos policías". Kai Hussl, alemán de 47 años y jovial talante, mezcla el inglés y el castellano con una facilidad tan asombrosa como divertida para explicar la evolución que ha tenido uno de los hobbies más extraños conocidos a este lado del archipiélago. Él, todo un veterano en esto de volar a las Afortunadas desde su Alemania natal, es el dueño de una curiosa colección de emblemas, escudos y placas que ha tenido en Telde, gracias a la ayuda del jefe de la Policía, Félix Ramos, uno de sus grandes valedores.

Primero bombero, luego colaborador gráfico con la prensa de su país y finalmente agente destinado al departamento de tráfico en Nuremberg, Kai presume con orgullo de un tesoro que le ha costado reunir 24 años. Y no será por falta de desplazamientos, pues son ya 70 las veces que ha cogido un avión desde tierras germanas, sino más bien por la dificultad que supone compilar los escudos de tela de los 87 municipios canarios que tienen cuerpo de seguridad (el herreño de El Pinar aún carece de él, sostiene). Algo a lo que se une el hecho de que varios de ellos tengan variantes, "como es el caso de Telde, de los que tengo hasta siete distintos. O de Las Palmas, con 80 tipos".

En casa de Kai se amontonan 887 escudos. De estos, cerca de 200 son de policías y otro centenar de cuerpos de bomberos. Conoce todos de los rincones de Canarias por ´culpa´ de su hobby. Y para completar su odisea "sólo me falta el modelo viejo del escudo de La Matanza, en Tenerife", confiesa con el rostro apenado mientras exhibe una caja de escudos repetidos que ha traido para hacer cambios.

Dice que el gusanillo se lo pegó su padre, que era bombero en su ciudad natal y que desde 1989 no ha dejado ni de aterrizar en el archipiélago ni de incrementar su número de piezas. "Antes, eso sí, me volvía a casa tras cada viaje con 25 escudos nuevos. Ahora, como los tengo ya casi todos, apenas me llevo dos o tres". Los más antiguos y difíciles de conseguir lucen en un cuadro en una pared de su casa.

El agente capitalino Celso Jiménez Bolaños, quien hace unos años publicó una guía con la historia de las placas de las policías locales, podría considerarse su alma mater en estas tierras. "Me regaló un ejemplar y me ha ayudado en todo lo que ha podido, al igual que Ramón Hernández en Adeje y Javier Díaz en Granadilla", apostilla tras pedir perdón "porque seguro que me dejo atrás muchos nombres". Afirma que nunca le han pedido dinero ni le han lanzado exabruptos por ningún emblema. "Los canarios son muy amables y de esta tierra me encanta todo: desde el clima a la comida". Su mujer, Katrin Klenke les escuha y también le ha cogido algo de gustillo al asunto. En todo caso, el escudero es él.