El Consejo Insular de Aguas trabaja con modelos matemáticos basados en los registros históricos de lluvias para determinar cual sería las máximas precipitaciones que podrían recibir la isla en un periodo de 500 años, que sin duda representan unos aguaceros realmente explosivos.

Enrique Moreno, ingeniero de Caminos, Canales y Puertos del organismo insular, explica que estos cálculos se ajustan a una probabilidad del 99%, y que se dan "sí o sí". El reciente tifón de Filipinas, añade, "quizá haya dejado las precipitaciones y vientos que le ´tocaban´ cada 500 años". En el caso de Gran Canaria esa madre de todas las lluvias dejarían en la parte más alta de la cumbre 456 litros por metro cuadrado en 24 horas, casi un tercio de lo que tendría que caer en un año.

O en torno a los 160 y 200 litros en el ámbito territorial de la capital. O 183 litros en Maspalomas, o 91 en la costa de Agaete. Son cifras basadas en la llamada distribución de Gumbel, un método de estadística para determinar valores extremos y que también se aplican para a la evaluación y prevención de riesgos de inundación en las áreas poblacionales de Gran Canaria. El ingeniero asegura que sus predicciones se cumplen "continuamente" en todas las áreas del planeta que se han estudiado.

Estos 500 años representan "500 bolas" de una lotería, de tal forma que pueden pasar cientos de años sin novedad, "pero también pueden ocurrir mañana mismo". De ahí que, tanto Moreno como Gerardo Henríquez, director gerente del Consejo, consideren que las inundaciones son "a veces inevitables, a veces corregibles".

Y una forma de corregirlas es "educar a la población y concienciarla de la importancia de mantener los cauces limpios y libres de construcciones, algo de lo que también se tiene una mayor consciencia". Esto incluye la protección a la naturaleza y su correcta gestión.

La vegetación tiene que ser de alguna manera ´regulada´. "En unos lugares puede suponer un tapón, pero en otros muchos un eficaz filtro para evitar corrimientos de tierras o grandes piedras. La filosofía es trabajar con el supuesto de la peor de las situaciones".

Pero es algo que, según la ley de probabilidades, sería prácticamente imposible de evitar. Moreno, por si fuera poca la ´anunciada´ lluvia de los 500 años, deja caer que también está la de los 1.000 y los 2.000 años. "Que serían más copiosas".

Para ello no hay más que estudiar la geología. Las capas de sedimentos que se encuentran en las ´riberas´ de los barrancos, o los cantos rodados se encuentran a alturas insólitas, muy por encima de lo imaginado. Por ahí un día corrió el agua y podría volver a hacerlo.