La isla de Gran Canaria conserva un rico patrimonio subterráneo y aún puede dar muchas sorpresas en el campo de la ciencia. En la montaña de Aslobas, entre los barrancos de Tasarte y Tasartico, se ha encontrado el tubo volcánico más antiguo del Archipiélago y en su interior viven dos animales invertebrados únicos en el mundo y desconocidos hasta ahora: un pequeño insecto de la familia de la cucaracha completamente ciego y una cochinilla despigmentada.

La cueva de origen volcánico tiene una edad de unos 14 millones de años, lo que la convierte en una de las más antiguas del planeta, y hasta ahora se han recorrido los 35 metros del tubo principal. Existe una segunda cavidad de longitud desconocida y de más difícil acceso para el hombre, por lo que tendrá que ser analizada a través de una cámara robotizada. El hallazgo de restos óseos de otros animales, algunos ya extinguidos como la rata gigante de Gran Canaria, además de fósiles vegetales y trozos de cerámica, abren un amplio abanico a la investigación científica en los campos de la biología, la botánica, la geología o la historia.

Estos descubrimientos fueron desvelados ayer por el presidente del Cabildo de Gran Canaria, José Miguel Bravo de Laguna, y por el biólogo Manuel Naranjo, miembro de la Sociedad Entomológica Canaria Melansis, que ha realizado el estudio Un mundo escondido: fauna hipogea de la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria.

Oscuridad total

Tras la información facilitada en el año 2011 por un grupo de senderistas que descubrió la entrada del tubo en una de sus caminatas por esa zona de La Aldea, los biólogos de Melansis iniciaron las incursiones al interior de la cueva para buscar formas de vida adaptadas a la oscuridad absoluta. Desde principios de este año, y dentro de un proyecto encargado por la consejería insular de Medio Ambiente, espeleólogos y técnicos de la Sociedad Entomológica exploran a fondo la colada volcánica.

Las condiciones para el trabajo son extremas, pues a la estrechez de la galería y la oscuridad total se suman una temperatura media de 24 grados y una humedad del 94%, según explicó Manuel Naranjo, quien precisó que la cueva se encuentra en una montaña de difícil acceso, a unas tres horas caminando desde el barranco de Tasarte. Pese a que ese macizo montañoso está dentro de la Reserva de Biosfera, es la zona menos investigada de la isla porque hasta ahora se pensaba que habría poca vida subterránea por la aridez de los suelos y las escasas cavidades.

La "grata sorpresa", declaró el biólogo, fue descubrir una cueva de esas características en la montaña de Aslobas, en el núcleo volcánico que dio origen a la isla de Gran Canaria. Ese complejo basáltico del Mioceno tiene una edad de entre 8,8 y 14 millones de años, por lo que no cabe duda de que se trata del tubo volcánico de más antigüedad del Archipiélago canario y uno de los más viejos del planeta, solo superado por los que existen en Australia de casi 30 millones de años. Aunque su longitud es relativamente pequeña, se cree que es solo un tramo de una caverna kilométrica que se formó tras una gran erupción volcánica.

La Cueva del Llano, en Fuerteventura, de hace un millón de años, estaba catalogada hasta ahora como la más antigua de Canarias. Aunque no se descarta que aparezcan otros tramos del mismo tubo, es imposible que existan galerías de ese tipo en otros lugares de Gran Canaria, pues los procesos volcánicos de Bandama o del Montañón Negro solo tienen unos pocos miles de años.

Aunque la investigación de los restos fósiles puede aportar información muy relevante sobre el origen de la Isla, el principal descubrimiento científico es la presencia de dos nuevas especies de invertebrados cavernícolas. El Symploce sp. n. es una variedad de la pequeña cucaracha subterránea de Gran Canaria, pero es completamente ciega y adaptada a la oscuridad. El otro hallazgo es el de un artrópodo de la familia de la cochinilla pero sin pigmentos que le den su peculiar color.

En el suelo y entre las grietas también se han encontrado huesos de la desaparecida rata gigante de Gran Canaria (Canariomys tamarani), así como de conejos (Oryctolagus cuniculus), ratas comunes (Rattus sp.), lagartos gigantes de Gran Canaria (Gallotia stehlini) y ovicápridos. Junto a la cueva había restos de cerámica, supuestamente de origen prehispánico, según adelantó el presidente del Cabildo.

"La arcilla acumulada en algunos sectores de la cavidad podría contener polen de la flora que pobló la isla hace miles o millones de años, cuando sólo era un proyecto sobre el océano, lo que pone de manifiesto el enorme potencial que para la investigación y el medio ambiente tiene no sólo esta cueva, que ha dejado muy sorprendidos a los expertos, sino la Reserva de la Biosfera de Gran Canaria en su conjunto", recalcó Bravo de Laguna.

El estudio sobre la fauna hipogea en la montaña de Aslobas ha costado 9.000 euros, la mitad para los trabajos divulgativos, por lo que se trata de una inversión con "excelentes resultados". Tras resaltar la importancia de estos hallazgos de cara al desarrollo de la Reserva de la Biosfera, el presidente del Cabildo señaló que la institución facilitará las investigaciones de las dos universidades canarias y de cualquier otro organismo científico.