El anterior temporal que se registró especialmente en el Norte de Gran Canaria el 7 de diciembre del año pasado provocó el desplome del muro del campo de fútbol de Firgas. Un año y un mes después, los 150 futbolistas de nueve equipos, sus padres, familiares y directivos siguen teniendo que desplazarse para entrenar y jugar a diez kilómetros, a un campo de Casablanca con graves problemas en el piso. La directiva se queja de que, pese a las reiteradas promesas desde el primer momento, el Ayuntamiento ha preferido gastarse dinero del Cabildo en una pista de pádel que rehabilitar el terreno del casco.

Canarias está en alerta por un nuevo temporal. Sin embargo, continúa sin apagar los daños de muchos desperfectos que sufrió en la anterior tromba de agua y viento, que afectó en noviembre del año pasado a municipios como Firgas, Moya y a otras zonas del Norte.

En el caso de Firgas, el efecto de las lluvias ocasionó el desplome de la fachada del campo de fútbol Domingo Ponce situado junto a la carretera que conduce al barranco de Las Madres, y que usan muchos camiones pesados del agua mineral, causando daños cuantiosos y el cierre temporal de la vía.

Eso ocurrió en noviembre del año pasado. Y, pese a las muchas promesas iniciales de que se iba a acometer la reconstrucción de la pared y el acondicionamiento del campo, para evitar que vuelva a producirse el mismo problema por la falta de salida que tenía el agua, nada se ha hecho.

Los jugadores han tenido que coger sus maletas y entrenar en el campo del barrio de Casablanca, situado a unos 10 kilómetros de su terreno de juego. Pero, a su vez, tienen que ir a su propio campo para lavar la ropa de los futbolistas.

Los nueve equipos, que se extienden desde los no federados hasta el regional, tienen que compartir un campo que sufre un grave problema de desnivel, que hace que el balón se pierda en el horizonte de un lado al otro del césped. "Hemos sacado fotos en las que una persona pone la mano sobre la pelota, y ésta no se ve", recalca el vicepresidente, Gustavo García.

Las muchas promesas del grupo de gobierno han caído en saco roto. Y, lo que más indigna a la directiva es que ahora hayan proyectado una pista de pádel, una alternativa que ha encontrado muchos detractores, cuando se podría haber acometido parte de la obra, cuyo coste ronda los 100.000 euros.

El vicepresidente, Gustavo García, recuerda que el problema que tenía el campo del campo fue denunciado en innumerables ocasiones, pero nunca se les hizo caso. Y recuerda que existía un seguro que debía cubrir, al menos, parte de la obra. Sin embargo, lamenta que el Ayuntamiento se haya preocupado más por hacer una pista de pádel, que dar un lugar digno para los 150 futbolistas, con la connivencia del Cabildo.

El campo de Casablanca es compartido con el equipo local.