A finales del siglo XIX y principios del XX Gran Canaria se quedaba exhausta. Tras 400 años chupando de los acuíferos y la falta de lluvias regulares, trastocadas por la desertización de medianías y cumbres, el agua se convertía no ya en un bien escaso, sino más bien raro.

En el último tercio del XIX se comienzan a diseñar sobre el papel diversos embalses y grandes presas para paliar una sequía que se estaba enquistando, amenazando además de al propio abasto humano a la entonces incipiente y prometedora exportación de plátanos, un cultivo regado a manta que consumía miles y miles de metros cúbicos de agua.

En ese contexto y a partir de 1898 se inicia, con la construcción de la represa de Pinto, una carrera por embalsar agua que culmina en los años 80 del pasado siglo XX con al menos 65 grandes presas, -que son aquellas con una altura de muro de 15 metros sobre su cimentación-, lo que, después de La Gomera, con 18, coloca a la isla de Gran Canaria como el segundo territorio del mundo con mayor densidad de este tipo de construcciones, y que se sumaban a un espectacular elenco que incluye pozos, grandes canales de trasvase, estanques, miles de kilómetros de acequias, cantoneras, albercas...

Jaime González Gonzálvez es geógrafo, vocal del Comité Nacional Español de Grandes Presas. González subraya la monumentalidad de una obra conjunta que, sin embargo, "no ha logrado formar parte de los Bienes de Interés Cultural", figura que administrativamente corresponde ratificar al Cabildo, corporación con la que es sumamente crítico por este motivo.

Desde el año 2011 comenzó a presentar esta solicitudes, con la presa de Cuevas Blancas, la de San Lorenzo, Caidero de La Niña y Soria. "Con las tres primeras se informó desfavorablemente y en cuanto a Soria, no me han contestado".

Tras lo que el geógrafo califica de "menosprecio", ha cursado sendas incorporaciones como Bien de Interés Cultural en La Gomera, con la presa de los Cocos, y en Fuerteventura con la de Las Peñitas. "En el primer caso", afirma, "la iniciativa ha sido muy bien recibida, informando que estudiará la propuesta un ingeniero de Caminos, Canales y Puertos. Y en Fuerteventura van más allá, al llegar a plantear que la presa se emarque como bien cultural incluyendo los demás bienes que se encuentran en su cauce, como su ermita, los caminos y el entorno de esa parte del interior de Bentancuria".

González asegura que en Gran Canaria "el patrimonio hidráulico de captación, almacenamiento y transporte, ha sido marginado, ya que ninguno de estos elementos han sido declarados BIC".

La misma fuente resalta el enorme valor de estas obras, "que provocaron el asombro desde los años 50 y 60 a especialistas, ingenieros, o a simples visitantes que llegaban a Gran Canaria, como resaltaba el entonces presidente de la Corporación insular, Matías Vega Guerra".

Y no solo eso. Sino por los propios isleños. "El patrimonio hidráulico tiene muchísimos seguidores en la isla. "En cuanto caen cuatro gotas o entra agua en el conjunto de presas y embalses acuden miles de personas para recorrer los senderos y que se acercan buscando espectáculo de los canales en funcionamiento. Por lo tanto, tiene un valor, un aprecio, que contrasta con el hecho que en 2013 este patrimonio no tenga una catalogación de bien cultural, como si lo tienen ermitas, cementerios, yacimientos, faros y hasta calles".

Autor de siete libros sobre la materia, y ponente en XX Jornadas Forestales de Gran Canaria, el geógrafo afirma que en ella se han ejecutado "más de 7.300 obras hidráulicas", cifras que por su enormidad, por su tipología y por su ingeniería hacen de esta isla "algo único".

Una herencia que también tiene sus personajes, como León y Castillo, o Simón Benítez Padilla, "cuya figura asombra y que también debería ser recordada con una casa museo, como sostienen otros historiadores e ingenieros". Director de Obras del Cabildo, Benítez Padilla diseñó las presas del Pintor, la de Piletas, hoy junto a la circunvalación, o la inconclusa presa de Salto del Negro, hoy sepultada por las miles de toneladas de basura del vertedero del mismo nombre.

También llevó la obra de Ayagaures, que es la primera que construye la propia Corporación insular, o incluso la de Chira.

Son, en definitiva, unos ´castillos´ de la ingeniería que conforman un listado sin fin, con la presa de Soria en la cúspide de esta lista por tamaño, con sus 120 metros de altura y cuyo proceso constructivo, el levantamiento de su muro abovedado único en Canarias, tiene una ´película´ propia.

Otras destacan por su singularidad o el entorno en el que se emplazan. La imagen del embalse de La Sorrueda, enclavado entre los palmerales del barranco de Santa Lucía, es postal oficial de la Gran Canaria turística, como el de Las Niñas, con sus tomaderos y canales en funcionamiento en la actualidad dentro de la Reserva Natural Integral de Inagua.

Otras mantienen sus grandes secretos ocultos, como la remota Siberio, con su paramento de mampostería y existen dos tríos que sorprenden a los visitantes, especialmente en los días de lluvias y caideros: las de Parralillo, Cueva de Las Niñas, y la citada Siberio en la cuenca de Tejeda, y la de los Pérez, Las Hoyas y Lugarejos, en Agaete, que con los caseríos y pinares que las cobijan forman unos de los paisajes más atractivos de Gran Canaria.