Salvo para los residentes en Artenara, la primera condición para observar el solsticio de invierno es darse un buen madrugón para llegar a la ermita de La Candelaria antes de las ocho de la mañana. También hay que estar dispuesto a pasar un poco de frío, pero eso no impide que ya exista un numeroso grupo de seguidores de la arqueo-astronomía que se recorren la cumbre grancanaria cada tres meses para ser testigos en primera fila de los cambios de estación. La próxima cita es el almogarén del Roque Bentayga para ver el equinoccio de primavera.

"Todavía son pocas las personas que se interesan por la arqueo-astronomía, pero nosotras estamos totalmente enganchadas y disfrutamos de estas excursiones", comenta Astrid Ramos, que junto a su madre, Engracia Cardona Sosa, y una amiga, Isabel Martell, asiste por sexta vez a una convocatoria del programa Yacimientos Estrella, organizado por el área de Cultura del Cabildo en colaboración con la Sociedad Astronómica de Gran Canaria. 35 personas ocuparon todas las plazas disponibles en la guagua gratuita desde la capital y otros aficionados acudieron en sus vehículos particulares, lo que revela el creciente interés por esta disciplina científica, que pretende explicar el comportamiento de los primitivos habitantes en relación con estos fenómenos naturales.

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