La tortuga verde, un ejemplar de la especie Chelonia mydas en cuestión, ingresó en el Centro de Recuperación de Fauna del Cabildo de Gran Canaria, el pasado 17 de septiembre. El quelonio fue rescatado por un pescador en aguas de Mogán, donde lo halló flotando, con una brutal herida en su cabeza, causada al parecer por un machete. El impacto le fracturó y hundió varios huesos y el animal se desangraba sin remisión. Lo habitual, en estos casos, es que el animal fallezca, ya que el agua le entraba hasta el mismo encéfalo. Pero en el Cabildo y en la Facultad de Veterinaria se conjuraron para salvarle la vida. Y lo consiguieron.

En el centro especializado que la corporación insular posee en Tafira se le realizó un control radiográfico. Las placas no pudieron ser más desalentadoras: aparte de los daños que se le apreciaban a simple vista, también tenía un anzuelo en el estómago.

"Un anzuelo ingerido, probablemente, del aparejo del pescador salvaje que la capturó inicialmente y que le hizo pagar a base de golpes de machete su atrevimiento por comer del cebo de su arte de pesca. En general, los pescadores son los mejores colaboradores en el rescate de la fauna marina pero, como en todos sitios, siempre hay quien se sale de la norma y aplica sus peores instintos", comentaban ayer desde el Centro. Los técnicos de la Consejería de Medio Ambiente, que dirige María del Mar Arévalo, se plantearon sacrificar al animal para que no siguiera sufriendo.

Sin embargo, después de detener la hemorragia y las primeras curas, optaron por intentar salvarla. En esta labor participaron operarios del Servicio de Medio Ambiente y varias estudiantes de la Facultad de Veterinaria de la ULPGC.

Las alumnas se encargaron día a día de ayudar en los cuidados que durante varios meses debió recibir el ejemplar, manteniéndolo en seco, alimentándolo, hidratándolo y realizando unas curas que, muy poco a poco, irían cerrando el cráneo. Esto hasta que finalmente la tortuga pudo ser instalada en una piscina donde ha terminado de cicatrizar la herida de manera sorprendente.

Las piscinas están ubicadas en las dependencias del Instituto Canario de Ciencias Marinas (ICCM) de Taliarte, ahora dependiente de la propia Universidad de Las Palmas de Gran Canaria (ULPGC). Y la protagonista de esta historia goza desde ayer de una nueva oportunidad tras ser liberado en las aguas teldenses de la playa de Melenara, lugar desde el cual muchos ejemplares marinos han sido liberados en los últimos años por las instituciones canarias.