Tejeda se transformó ayer en un gran parque temático. Las calles del pueblo recibieron a cerca de 3.000 extranjeros entre bocadillos de chorizo de Teror, vino de la tierra, folclore, juegos autóctonos y muchas almendras, coincidiendo con el Día del Turista, organizada dentro de los actos de la Fiesta del Almendro en Flor, y que estrena este fin de semana su declaración por el Gobierno de Canarias como festividad canaria de interés turístico. Y, encima, mientras media Isla se cobijaba de la lluvia, el cielo del centro se destapó para recibir con un sol veraniego a los visitantes.

Podría parecer a simple vista que se trataba de alguna de las calles o un centro comercial del Sur. Pero se localizaba en el interior de la Isla, donde los turistas habitualmente apenas suelen poner sus pies en sus visitas por la Gran Canaria más escondida.

Tejeda dispuso una oferta atractiva, ya que podían comerse un bocadillo de Teror, un potaje de berros, un vino de la tierra, tortillas de carnaval, escaldón de gofio y hasta "Sardinas de Tejeda" por un simbólico precio. Pero, en esta muestra de tradiciones, los visitantes tenían la alternativa de asistir a exhibiciones de lucha canaria, el juego de la bola canaria, los lanzamientos de petanca, y escuchar música folclórica con sus bailes. Precisamente, un amplio ramillete de la oferta alternativa que tanto demandan los operadores turísticos para hacer más atractivo el destino Gran Canaria.

"Típico; Tejeda; un euro; pon la oficina en marcha". Octavio ponía todo su empeño con palabras sueltas para entenderse con el matrimonio de turistas. Y lo conseguía, ya que logró venderles unos llaveros artesanales con una almendra natural, a la que le añadió luego con un rotulador el nombre de Tejeda. Y todo con gran naturalidad, y con el desparpajo digno del mejor vendedor, mientras les ofrecía la posibilidad de sacarse una foto con su burro como elemento decorativo.

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