El juicio del caso talio cumplió ayer un mes con el desarrollo de la jornada más corta de las 20 que se han celebrado hasta ahora. El magistrado Carlos Vielba levantó la sesión 45 minutos después de que comenzase el encierro con nuevos peritos. En esta ocasión, cuatro facultativos del Instituto Nacional de Toxicología (INT) de Madrid fueron interrogados por el letrado de Iván Ramírez, acusado de envenenar a su esposa Laura Aróstegui.

Los técnicos confirmaron que se le realizaron analíticas de orina, jugos gástricos, sangre, pelo, riñón y humor vítreo a muestras y restos orgánicos de la finada. En algunas, los especialistas detectaron restos de amikacina, un antibiótico de uso hospitalario que tenía pautado la joven enfermera y que, mezclado con otros fármacos, puede dar lugar a paros cardiacos.

Dos de los peritos llamados por la defensa reseñaron al abogado José Álvarez que las dosis halladas de este medicamento eran "terapéuticas". Una aseveración que resultó suficiente para que el letrado acabase su interrogatorio. Fiscal y acusaciones particular y popular apenas hicieron uso ayer de la palabra. La vista oral enfila ya sus últimas jornadas con otros diez peritos, entre los que se hay cinco agentes de policía y varios médicos. Las sesiones, tras haber testificado más de 100 personas, se retoman el lunes. El viernes podrían comenzar las deliberaciones del jurado.