El médico internista del Hospital Insular de Gran Canaria que trató a la enfermera Laura A.G., que presuntamente murió envenenada por su marido en 2010, ha manifestado ayer que, ante la sospecha de su actitud homicida, intentó alertar a los padres de la fallecida pero este lo evitó.

El facultativo, que declaró ayer ante el tribunal popular de la Audiencia de Las Palmas que juzga al marido de Laura A.G., por un presunto delito de asesinato, ha explicado que no pudo comunicar esa sospecha a los padres porque el procesado hizo caso omiso de su petición, pues siempre insistía en estar presente.

El médico internista señaló que pretendía informar a los padres de Laura A.G., que se había notificado al juzgado la sospecha de que se le estaban suministrando sustancias no pautadas a la enferma, pero que al estar presente el acusado se limitó a darles información médica. Así mismo, dijo que quería contactar con el padre de la fallecida pero que no le fue posible.

El internista ha señalado que las sospechas sobre su marido surgieron por los análisis que detectaron opioides y ansiolíticos no pautados y tras descartar los psiquiatras rasgos suicidas y el síndrome de Münchhausen, trastorno mental que se caracteriza por los padecimientos a consecuencia de crear dolencias, y por ser quien controlaba "todo" lo relativo a Laura A.G., según su madre.

El testigo también ha manifestado que comunicó a la paciente sus sospechas, pero que ella le dijo que no tenía "dudas" sobre su marido, al que además veía como la persona que la "rescataba" de sus crisis, aunque sí temía quedarse sola.

El internista ha indicado que se descartó que la paciente sufriera un trastorno de la betaoxidación mitocondrial de los ácidos grasos, una enfermedad rara que en principio pensó que podría padecer en vista de su cuadro médico, así como que un tumor cerebral motivara la producción de insulina, sustancia que, según la acusación, le administraba el acusado.

El facultativo también explicó que a Laura A.G. la conoció en el hospital, al ingresar en su planta, tras pasar por la UMI a causa de una intoxicación medicamentosa, y que en el tiempo que la trató tuvo dos crisis que provocaron su traslado a intensivos.

Laura A.G. falleció el 11 de julio de 2010 en el Hospital Insular, después de su último ingreso hospitalario, el 5 de julio, ya que fue tratada en ese centro desde el 15 de mayo. Ese día sufrió una hipoglucemia severa que le llevó a ser tratada, previo requerimiento de su marido al 112, en las áreas de urgencias y medicina intensiva, por "benzodiacepinas, opiáceos e insulina", según la acusación, que sostiene que su marido la envenenó con medicamentos y sustancias tóxicas como el talio.

El acusado se enfrenta a una pena de 25 años de prisión, que solicita tanto la fiscal de violencia de género Beatriz Sánchez como las acusaciones del Instituto Canario de Igualdad y la ejercida por la familia, si bien su defensa pide su absolución.