Las temperaturas continúan en ligero ascenso, después del paso de la borrasca cargada de lluvia, granizo y nieve. Y los agricultores comienzan a hacer recuento de los más de 100 litros por metro cuadrado que se recibieron en algunas zonas rurales en dos días. El precio del agua ha caído drásticamente hasta un 60%, dejando también muy contento al sector agrario. Pero, también, las asociaciones hablan de importantes daños en explotaciones del Norte, sobre todo en Gáldar y La Aldea.

El temporal del pasado fin de semana ha sido beneficioso para el campo canario, porque la lluvia caída fue moderada y no estuvo acompañada de fuertes vientos en las zonas rurales. En algunos lugares el granizo pudo perjudicar levemente la cosecha, pero los agricultores están, en líneas generales, contentos y satisfechos en las zonas de medianías.

El presidente de la Coordinadora de Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) de Canarias, Rafael Hernández, mostró ayer su alegría por las lluvias caídas en los últimos días en el Archipiélago, al igual que el presidente de esta organización en Gran Canaria, Juan Hernán-dez. "Esto ha sido una bendición", resaltan. Efectivamente, las tierras de las medianías de Gran Canaria estaban ayer bien empapadas de agua, pero no inundadas. "Si hubiera durado unos días más quizá podía haber sido perjudicial. Llovió lo justito", apuntan los portavoces de la asociación.

"El agua cayó mansita y nuestra tierra es muy agradecida. Nos hemos beneficiado de estas lluvias porque han llenado los depósitos de agua. Lo único que ha podido perjudicar el leve exceso ha sido para las papas ya plantadas, que si se acumulan el agua en la tierra pueden pudrir algunas papas", manifestó Juan Hernández.

Las primeras del año

Gracias a estas últimas lluvias, el agua se ha abaratado sensiblemente para los agricultores. "El agua ha bajado casi un 60%. De 23 euros la hora ha pasado a solo ocho", manifestó Hernández. Cada segundo son diez litros de agua. Y así hasta completar la hora. El agua de estos días ha sido buena para el campo. "Ha enchumbado la tierra, por lo que ha sido buena", afirmó ayer un agricultor de las medianías entre Santa Brígida y San Mateo.

Los cultivos de Pino Santo estaban ayer en pleno esplendor. Incluso los estanques de la zona se habían casi llenado, después de acumular muchos litros de agua en pocas horas. Martín Déniz Quintana, agricultor que tiene tierras cultivadas en los dos municipios reseñados del centro de la isla, acaba de plantar papas, precisamente el viernes pasado, bien informado por las previsiones meteorológicas que anunciaban lluvias para el fin de semana. "Las plantamos porque sabíamos que iba a llover. Está recién plantado. Como no es barro, sino tierra negra, la cosecha se porta mejor", explica.

Tiene más de cinco fanegadas en Hoya Troya, en San Mateo, y en Los Olivos y La Calzada, en Santa Brígida, cuenta con 20 fanega- das más. Su cultivo en invierno es fundamentalmente de papas, aunque también planta hortali-zas en verano". El viento tampoco fue exagerado, por lo que prácticamente no hubo destrozos en las cosechas de medianías de la isla. "Si me hubiesen cogido ya granditas las plantas, es posible que pudieran haberse dañado un poco, pero afortunadamente no fue así".

En la zona de Hoya Troya hay otras plantaciones de coles y puerros. "Me quedó un trozo por plantar porque no me dio tiempo el viernes". Plantó 250 sacos de semillas; un 10% fructificará y se convertirá en papa del país. "Si se da bien, dependiendo de los tiempos y la maleza de abril y mayo". La tierra está empapada y por eso ayer los agricultores no la estaban cultivando. "Hay que esperar unos días para que repose. La cosecha sale de una forma u otra dependiendo del suelo: si es de arcilla o de arena. La arcillosa es más de barro y la arenosa, como ésta, es mejor para el invierno. Para el verano es mejor la de barro porque lleva menos agua". Depende de la época del año.

Martín Déniz pertenece a la Cooperativa Agrícola del Centro (Coacen), en la que hay un centenar de agricultores. "Si cogen a la planta nacida, el granizo puede perjudicarle. Suerte que yo acababa de plantar". El granizo y el viento son los elementos más perjudiciales para la agricultura, siempre que lo plantado esté creciendo. "No llega a matar la planta pero te hace algo de daño. La agricultura no es matemática. No siempre dos y dos son cuatro, a veces es seis y otras menos dos. Si esperas por la cuenta del dinero, no te sale".

"Ahora mismo la agricultura está jodida por culpa de la crisis. Se nota. La gente come menos y afecta a la mercancía, que se abarata por todos lados, incluso por debajo del coste. La gente come menos o come otras cosas, sobre todo comida basura. Se consume más barato y sobre todo de afuera. Eso es lo que hace daño a los productos canarios del campo".

"Con tantos parados y jubilados, todo el mundo planta ahora. Hay gente que tiene su huertillo para autoconsumo que también te hace la competencia. Los que estamos legales padecemos esa competencia desleal. Si estás ilegal vas bien, pero si vas de legal sales perdiendo porque te machacan a impuestos. El Estado te come con los impuestos", añade el agricultor.

Considera que los huertos urbanos que están proliferando en Las Palmas de Gran Canaria "son mariconadas, eso es para el que no tiene nada que hacer. Mira tú. No se puede vivir de 50 metros. Solo para llevarte algo para tu casa, pero no para vivir. Para el consumo propio. Sacas cinco kilos de papas y ya está". Asegura que lo que daña al campo canario es la importación de productos agrícolas. "Eso es lo más grave: lo que te viene de fuera. Viene más barato porque tiene mano de obra barata e ilegal, como en Marruecos. De ahí viene mucha mercancía a través de la Península. ¿Usted se cree que las naranjas que se están comiendo son de la Península? Qué va. Son de Marruecos, lo que pasa es que la etiquetan en la Península. Como no pueden venir de Marruecos, te engañan con la etiqueta".

"En Marruecos pagan tres euros el día de trabajo, y nosotros aquí pagamos 60 euros. No se puede competir. Hace falta que las autoridades controlan más esta situación, que sea legal. Ellos dicen que es libre mercado. Ojalá. Aceptamos el libre mercado pero con las mismas condiciones, sin explotar al trabajador", agrega. Se queja de que los agricultores ganan hoy menos que hace diez años. "Todo sube. Ganamos menos que hace diez años porque todo sube y nosotros pagamos el doble que antes. En gasoil ha subido mucho en cuatro años y la papa, que es lo que yo más trabajo, vale lo mismo que hace diez años. Y si te cogen trabajando con alguien ilegal, ya se te cayó el pelo", concluye fastidiado.

Pero no todo es felicidad plena en el sector. Los vientos y las lluvias del pasado fin de semana produjeron cuantiosos destrozos en la zona del Norte, fundamentalmente en los municipios de Gáldar y La Aldea de San Nicolás. En cambio, en la zona del Sureste los daños han sido insignificantes, según expresaron tanto el presidente de Asaja, Roberto Góiriz, como el ingeniero agrónomo de la Cooperativa Agrícola Yeoward, Jordi Olivares.

"En el Sureste no hay daños a destacar, pero la lluvia nunca es buena para el tomate, porque suelen acarrear enfermedades", expresó Góiriz. "Además, tanto en el Norte como en el Sureste las bajas temperaturas están provocando un retraso en la maduración de la fruta", indicó."En Gáldar, desde el ocho de enero se ha recogido 140 litros por metro cuadrado", señaló. Aunque en los invernaderos de Gáldar, los granizos no han provocado daños al tener mallas, sin embargo "los cultivos de papas y hortalizas sí han sufrido destrozos".

Han sido los cultivos de La Aldea de San Nicolás los que han sufrido "más daños, sobre todo en los invernaderos". En concreto, según el presidente de Asaja, "los vientos han llegado a alcanzar hasta 198 kilómetros por hora provocando que invernaderos multitúneles de 13.000 metros cuadrados hayan quedado acostados 3.000 metros cuadrados". Cuatro invernaderos de La Aldea han sufrido daños en cubierta y uno en su estructura.

La media del viento ha estado en 112 kilómetros por hora, afectando a los semilleros de la cooperativa Coagrisan, ya que 8.000 metros cuadrados de los 14.000 metros cuadrados de malla han quedado dañados. Por otro lado, los fuertes vientos y lluvias acabaron con los cultivos de fresas de Valsequillo que estaban para recoger.

El calor ha comenzado a aparecer poco a poco en muchos rincones de Gran Canaria, donde hasta ahora dominaba el frío, y los avisos por fenómenos adversos en tierra y mar han sido retirados. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) habla de que el Norte y permanecerá cubierto todavía hoy, con algunas lluvias débiles ocasionales. Y las temperaturas mínimas continuarán subiendo poco a poco, y sin grandes vientos.

La Cruz de Tejeda registró durante la jornada de ayer apenas dos litros por metro cuadrado, mientras en San Mateo apenas se cuantificó un litro, como máximas precipitaciones en Canarias. Las rachas de viento se mantuvieron en los 77 kilómetros como máxima en La Aldea. Y la temperatura mínima también la sufrieron los vecinos de San Mateo, que soportaron 1,8 grados sobre las cinco y media de la madrugada, por los 3,2 grados que padecieron en Tejeda dos horas después, según la Agencia Estatal.