12.28 minutos del mediodía de ayer. Barranco de Los Propios, entre Moya y Gáldar. El fondo del cauce es un catálogo de laurisilva, uno de los pocos bosques que en apenas unos metros cuadrados alberga más de una decena de especies, y que desde hace unos años prospera a velocidad de crucero.

Julián Guillén Díaz, miembro del equipo Presa, unidad contraincendios del Cabildo, lleva más de 20 minutos carburando con la sierra mecánica para derribar un eucalipto de 18 metros de altura, y que forma parte de una 'familia' que ha ido caminando desde los bordes de la carretera para aumentar su prole ladera abajo. Su compañero, Octavio Rodríguez Rodríguez, mete una cuña en el tajo que le ha hecho el primero en el tronco, le pega un rebencazo con la envés del hacha y un enorme restrallido que rebota por la vaguada de Los Propios acaba con la vida del gigante de más de dos toneladas.

Así, una decena. Del grupo solo se salvará uno, "un monumento natural", según el ingeniero forestal que dirige la tala, y que como tal se ha ganado a pulso seguir con vida.

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