Un encuentro casual puede aportar más luz a las primeras horas del franquismo. Arucas rescata de su Archivos Municipal 381 fotografías en blanco y negro, entre la que se localiza al dictador Francisco Franco en su último acto oficial en la isla, el entierro en Las Palmas de Gran Canaria del entonces gobernador militar de Las Palmas, el general Amado Balmes, muerto en extrañas circunstancias, antes del golpe de Estado que acabó con la República. La colección, cuyo autor está por determinar, así como las razones por las se encontraban olvidadas en el Ayuntamiento, incluye imágenes del 17 y 18 de julio de 1936, y también la movilización militar que se originó en los meses posteriores.

Cuando la archivera Carmen Rodríguez descubrió hace unas semanas aquellas dos cajas no pudo imaginar la trascendencia que podía tener su contenido. La lacónica inscripción exterior sólo decía: "Fotos D. Militar", que tanto ella como el historiador municipal Antonio Jiménez han interpretado que se podría tratar de "desfile militar". Pero esas palabras ocultan otra reseña, ahora semiborrada, y de la que sólo se puede entresacar de momento un número: 1939. El año del final de la contienda.

Sin embargo, lo importante estaba dentro, como pudo ratificar luego cuando la curiosidad investigadora le llevó a mirar con detenimiento el contenido de las 381 fotografías. Observando las imágenes en blanco y negro, tanto ella como el historiador Antonio Jiménez localizaron al caudillo Francisco Franco. Y no en un momento cualquiera de la historia, sino en las horas previas al alzamiento que le convertiría en dictador de España hasta su fallecimiento en 1975, y cuando su mente estaba coordinando los últimos preparativos de la insurrección militar y su marcha hacia Marruecos al día siguiente, desde donde daría el salto a la Península.

Las imágenes muestran el entierro del general Amado Balmes, el entonces gobernador militar de Las Palmas, celebrado el 17 de julio de 1936. En torno a esta misteriosa muerte ha habido siempre muchas sospechas. Entre otras razones, porque muchos expertos cuestionan que un experimentado militar pudiera morir por un "disparo accidental cuando manipulaba su arma" en el campo de tiro de La Isleta. Hay quien habla de que pudo ser asesinado, ya que eso dio también a Franco la coartada perfecta para desplazarse desde Tenerife hasta Gran Canaria, al tenerlo prohibido, donde ya tenía preparada su marcha para ponerse al mando la rebelión militar, según el investigador Manuel Ferrer, en su Anuario de Estudios Atlánticos.

La colección recoge al entonces capitán general de Canarias presidiendo este entierro, junto a otras autoridades como el alcalde, Luis Fajardo; el gobernador civil, Antonio Boix; y el presidente accidental del Cabildo, Herrera González, tras el féretro. Y luego en el desfile militar, donde se encontraba rodeado de numerosas personas.

Las instantáneas en el papel de la época (un formato de postal) muestra un ´F´ rotulada, y en otras la ´A´ y la ´V,´ aunque en ningún lado hay una reseña de su posible autor, ni si se trata de un profesional civil o militar, aunque todo el contenido es de ámbito castrense. Y en ellas se observa a un Franco que observa mucho a su alrededor, como desconfiado, junto a la plaza de San Telmo.

Manuel Ferrer habla de que tras el cortejo "Franco dio un corto paso; luego se retiró al Hotel Madrid... y departió con algunos jefes militares y con el cónsul italiano Ruggero Martín. Además de la escolta militar que acompañaba a Franco, velaron también por su seguridad dos falangistas, Abreu y Apolinario, que montaron la guardia en los alrededores del hotel, y otra persona que permaneció en el interior de un coche, armada de una ametralladora corta".

Los promotores del Golpe trataban así de garantizar la seguridad de su líder, en las horas previas al levantamiento en armas del Ejército en Melilla. Y hay quien cuestiona que en Canarias nadie tomara medidas, propiciando los movimientos del caudillo. Mientras tanto, Franco se embarcaba en un remolcador aquella misma noche en el muelle de San Telmo para ir a Gando, donde le esperaba el Dragon Rapid, que lo llevaría al Protectorado de Marruecos.

La muestra fotográfica encontrada junto a documentos alusivos a los subsidios a los combatientes de la Guerra Civil, en la sección de temas militares y quintas, es única y original, según confirman expertos de la Fundación Etnográfica para el Desarrollo de la Artesanía Canaria (Fedac). Pero ni siquiera el ya jubilado secretario accidental de la Alcaldía, Antonio Álvarez, como el encargado del Área de Quintas, Domingo Marrero, tienen constancia de su origen. Como tampoco otros historiadores.

Y su trascendencia radica en que apenas se han encontrado documento visuales de aquellos momentos tan trascendentales para la historia de España.

Carmen Rodríguez y Antonio Jiménez desconocen qué hacían en el Ayuntamiento de Arucas esas imágenes de medidas similares, de unos 14 centímetros de ancho por 8,8 de ancho, ya que en principio no estarían relacionadas con algún proceso ligado al municipio.

Las cajas esconden también imágenes de civiles armados el día del Golpe, el 18 de julio, y de las movilizaciones de meses posteriores, protagonizadas siempre por los defensores del alzamiento.

En general, se encuentran cinco temáticas en el lote: el entierro, los civiles armados ante el Gobierno militar, militares desfilando, otros en el cuartel y, la última colección, la despedida de los soldados y sus familiares en el muelle frutero de Las Palmas, antes de su marcha a la guerra. Entre ellas algunos soldados, incluso, en alpargatas, dada la situación económica de la época. Y niños vendiendo en el Puerto cigarros y otros objetos con sus cajas colgadas al cuello.

Los expertos trabajan ahora en la limpieza de todas estas imágenes, para su posterior digitalización en alta resolución Y , sobre todo, en arrojar luz a los pequeños datos que se pueden entresacar en las imágenes. Algunos historiadores ya se ha puesto en contacto con el Ayuntamiento de Arucas para tener acceso a ellas, y seguir descubriendo hechos cruciales de la historia de España.

Un museo para la Memoria

El alcalde de Arucas, Ángel Víctor Torres, proyecta la puesta en marcha de un Museo de la Memoria Histórica aprovechando este hallazgo "de gran trascendencia". Torres recuerda que el municipio ya fue pionero en la apertura del pozo del Llano de Las Brujas, donde se cree que pueden estar sepultados los represaliados del franquismo. Y ahora con esta valiosa documentación, pues hasta ahora sólo se conocía alguna imagen del entierro del general Balmes, donde aparece Franco en las horas previas a su golpe militar y en su último acto oficial, así como de las horas posteriores de la movilización, recuerda la edil de Patrimonio Histórico, Autora Moreno.