La crisis inmobiliaria ha provocado que en España sean numerosas las urbanizaciones construidas al socaire de campos de golf que han terminado por convertirse en esqueletos fantasmagóricos. Sin embargo, este no ha sido el caso de El Cortijo de San Ignacio, en Telde, donde una política preventiva de expansión ha evitado este fenómeno. La recesión del sector de la construcción, eso sí, también ha pasado factura a los proyectos de comercialización de las 718 viviendas que a finales de los 90 se pergeñaron en el entorno del complejo deportivo próximo a Cruz de La Gallina y que recibieron todos los parabienes municipales con la entrada en vigor del Plan General de Ordenación Urbana (PGOU) de febrero de 2002.

Según los datos a los que ha tenido acceso este periódico, a lo largo de los últimos 12 años los promotores de la urbanización de este espacio, la familia Manrique de Lara, ha logrado comercializar el 25% del suelo que fue recalificado por el Ayuntamiento.

En las laderas que rodean al equipamiento lucen hoy día un total de 120 residencias totalmente terminadas. Junto a ellas, el promotor Agustín Manrique de Lara calcula que han vendido otras 50 parcelas. "Por un lado, construimos y por el otro comercializamos parcelas. Creo que los objetivos que nos hemos trazado se han ido cumpliendo, porque si bien es verdad que programamos casi 720 casas, también es cierto que elaboramos desde el principio un calendario con tres etapas que se sucederían durante varios años", afirma.

Ese planteamiento se ajustó a los cuatro sectores en los que quedó reordenada la propiedad. Desde el punto de vista visual y económico, el cuadrante más avanzado es el de la urbanización Montegolf, que se encuentra ubicado al norte de El Cortijo y está ya comercializado. Su superficie es de 83.322 metros cuadrados, y de las 87 construcciones planteadas, 30 ya están en pie y las otras 57 serán una realidad cuando cada uno de los compradores del terreno se animen o tengan posibilidades económicas para desarrollarlas.

Junto a La Majadilla

Al otro lado de la instalación se localizan las urbanizaciones San Ignacio 1 y San Ignacio 2, con unas dimensiones de 49.927 y 147.440 metros cuadrados y una capacidad de 381 hogares. La crisis sacudió de lleno en el momento en el que la familia Manrique de Lara se hallaba en el proceso de construcción y venta de estos terrenos, los más próximos al barrio de La Majadilla y que se prolongan hacia el este, en dirección al mar. El resultado de todo ello fue que solo se hayan logrado colocar en el mercado, hasta ahora, 90 de esas 381 porciones. La ocupación de estas dos urbanizaciones con diversas tipologías edificatorias conforman la segunda etapa en el proceso de consolidación de esta nueva área habitacional. "La tercera etapa", detalla Manrique de Lara, "la iniciaremos una vez que esté comercializado el 80% de San Ignacio, que son dos sectores aunque nosotros los asumimos como si fuera una solo".

El empresario reconoce que "hasta el año 2007 fuimos por encima de los objetivos marcados. Luego llegó la crisis y este es el primer ciclo de freno que vivimos. Pero se darán dos o tres más antes de que El Cortijo esté vendido en un 100%", advierte tras recalcar que "nosotros no tenemos ninguna obra a medio hacer", cuando se le pregunta por el aspecto que presentan varios complejos limítrofes a campos de golf en la Península.

Con todo, el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios no tiene dudas sobre la viabilidad del proyecto. "La iniciativa responde al desarrollo social demográfico. En cierta medida, El Cortijo viene a ser, la única ´Ciudad Jardín´ que tienen, como vía de expansión, tanto Telde como Las Palmas de Gran Canaria. Futuro tiene".

Los precios, por último, oscilan entre los 200.000 y el millón y medio de euros, siempre dependiendo de los metros cuadrados y el tipo de edificación por el que se pretenda optar.

"Un modelo medio podría ser un chalé unifamiliar de 300 metros cuadrados, que se puede conseguir por 600.000 euros", finaliza.