"Nunca salgo de fiesta. No suelo beber ni soy un hombre de marchas. Esto ha sido una casualidad". Jorge Enrique Piedrahíta, un expolicía de Cali que se enfrenta a 13 años de cárcel por homicidio, negó ayer que quisiera matar a un compatriota colombiano de una pedrada en la cabeza a la salida de una discoteca. "Cogí un trozo de bloque de cemento y se lo lancé. Estaba a unos 15 metros. No tenía intención de darle en ninguna parte. Luego me giré y me fui", explicó al jurado que ha comenzado a enjuiciarlo en la Audiencia de Las Palmas.

El acusado, que también afronta un año y medio de prisión por amenazas, admitió los hechos, pero rechazó la intencionalidad que le atribuye el Ministerio Fiscal. Su abogado, Pedro Sánchez Vega, ahondó en la "mala suerte" y la fatalidad como causas de lo ocurrido. "¿Cómo iba a pensar que un bloque lanzado desde 15 metros iba a matarlo?", expuso el letrado en su primera intervención ante el tribunal. Luego describió a su defendido como un inmigrante que vino desde Colombia "en busca de un futuro mejor" hace 14 años, e insistió en que nunca ha tenido problemas con la justicia. Ahora trabaja en una panadería y está casado. Por ello considera injusta la pena solicitada por el Ministerio Público y propone una de año y medio de prisión por un delito de lesiones con resultado de muerte. "Discutió por una botella de aguardiente. Está aquí sentado por eso. Su intención era disuadir o lesionar. No matar. Hay que tener mala suerte en la vida", añadió Sánchez.

La versión que después dio el procesado se ajustó a esta teoría. Piedrahíta declaró que ese 22 de septiembre de 2012 quedaron en un local para jugar al sapo, una partida de cartas muy popular en Colombia. Al terminar, sobre las 02.00 horas, los seis amigos se fueron a una discoteca de Balos para continuar de fiesta. A la salida, sobre las 06.00 horas, ocurrió el incidente. El acusado niega que discutiera en el local por una botella de aguardiente, sino fuera, después de que la víctima, Óscar Iván Duque, se opusiera a dejarla para que otros siguieran bebiendo. "Se encaró conmigo porque le dije que entregara la botella, que era un miserable", respondió a la fiscal Teseida García.

Según el imputado, fue la víctima la que inició la riña. "Me escupió y me dio un puñetazo en el pecho", dijo. Piedrahíta asegura que le devolvió el golpe y cayó al suelo, se levantó y fue de nuevo hacia él. "Le di en la cara y cayó otra vez. Estaba muy embriagado y ofuscado", agregó. También le lanzó piedras y el procesado respondió del mismo modo. La fiscal considera que hubo intención de matar por esas dos agresiones previas. También por presionar y jactarse de lo ocurrido, aunque Piedrahíta lo niega. Hoy es el turno de los testigos.