El Cabildo de Gran Canaria acometerá en la segunda quincena de este mes de octubre una tercera excavación en el pozo de Tenoya, del cual la tradición oral apunta que puede contener los restos de varias decenas de represaliados por el régimen franquista.

Con una profundidad de 31 metros la empresa especializada que ejecuta estos trabajos, la firma Antonio Medina Reparaciones, calculaba en noviembre de 2013 y gracias a una inversión de 54.000 euros lograr llegar al fondo en el plazo aproximado de un mes, pero la enorme cantidad de objetos, que incluían un chasis de camión, restos de motocicletas, troncos, lavadoras y enormes piedras depositados allí durante décadas debido al gran diámetro de la perforación impidieron un objetivo que tampoco se alcanzó por idénticos motivos en una segunda fase, la iniciada en el pasado mayo con un costo de otros 34.000 euros.

Larry Álvarez, coordinador de Cultura y Patrimonio del Cabildo, y el arqueólogo Xavier Velasco, del mismo departamento, confían en que esta última cata, a la que se destinarán 38.000 euros, permita por fin salvar los últimos metros que quedan para alcanzar el lecho, que se encuentra en estos momentos a una distancia de entre 9,5 y 10 metros, a un ritmo de un metro cada dos días, por lo que en el plazo de unos 25 días podrían lograr su objetivo.

De este último intento que comenzará en breve se encuentra puntualmente informada, según Álvarez, la Asociación por la Memoria Histórica de Arucas, que preside Pino Sosa, quien cree que los restos de su padre también pudieran encontrarse en este sondeo.

Junto a él se hallaría una treintena de desaparecidos, siempre según la tradición oral, que para unos podrían tratarse de personas de los municipios de Agaete, Gáldar, Arucas y la capital, así como excombatientes en las entonces colonias africanas, y para otros solo del municipio norteño, en cuyas lindes se encuentra el pozo.

La credibilidad de estos testimonios se vio reforzada durante el primer trabajo de este tipo llevado en toda España, también en el municipio norteño, con la apertura del pozo de Llanos de las Brujas durante el año 2008, en el que se logró rescatar los restos de 24 personas, todas ellas varones. En esa ocasión se consiguió identificar con éxito mediante el análisis de ADN a ocho de los fallecidos. A los demás no se les pudo cotejar sus secuencias genéticas con familiares vivos.

El proceso para desenterrar a los desaparecidos será, como en aquella ocasión, seguido escrupulosamente por un equipo de arqueólogos y en el caso de hallar algún indicio, según explicaban ayer tanto Álvarez como Velázquez, se requerirá de otro nuevo proyecto y otra partida presupuestaria para emprender la exhumación, algo que requerirá entonces de la aportación económica del Ayuntamiento de Arucas, del propio Cabildo de Gran Canaria y de los gobiernos central y autonómico.

Humedad constante

El procedimiento contempla en un primer paso la presencia de un juez para realizar las pesquisas forenses necesarias y si determina que la antigüedad de los indicios es superior a los 50 años la tutela pasa a Patrimonio Histórico, dado que los crímenes estarían prescritos. En este sentido Xavier Velasco considera que la humedad constante en la que se encuentra el interior del pozo de Tenoya permite augurar que, de hallarse restos, estos se encontrarían en unas condiciones óptimas para su posterior análisis, si bien resalta que de momento se ha convertido, pese a su relativa escasa profundidad -la perforación de Los Llanos sumaba unos 50 metros-, en la incursión de este tipo más compleja llevada a cabo hasta la fecha.