Gáldar presenta el legado del pianista. Expertos de la Universidad de Las Palmas de Gran Canaria terminan de inventariar una parte de los bienes de Pedro Espinosa (1934-2007) donados al municipio tras su fallecimiento. Entre sus bienes se encuentran 1.384 partituras, entre ellas alguna del siglo XIX; una espineta del siglo XVI o XVII; un cuadro dedicado de César Manrique y otras muchas piezas. Entidades como la prestigiosa Fundación Juan March y el Gobierno de Cataluña ansiaron en su momento comprar sus propiedades por su valor musical.

Pedro Espinosa es Hijo Predilecto de Gáldar y era académico de la Real Academia Canaria de Bellas Artes de San Miguel Arcángel, y estaba considerado uno de los intérpretes a piano más relevantes de la música contemporánea. Con 15 años consiguió sus primeros éxitos, y fue descubierto por el Conde del Castillo, que se convertirá en su mecenas y apoyo para entrar en el conservatorio de Madrid con 16 años, donde terminó sus estudios con el Premio Extraordinario.

Su nombre se mantuvo vivo con la creación del certamen regional de piano al que dio su nombre, y que se celebró cada año en Gáldar desde 1981 hasta su fallecimiento.

La familia del pianista decidió a su muerte hace siete años legar sus bienes a su municipio. Ahora, coincidiendo con el 80º aniversario de su desaparición, Gáldar presenta en una exposición en la Sala Sábor de las Casas Consistoriales la primera fase de ese inventario, que estuvo coordinado por el profesor de la Escuela de Arquitectura y Cronista Oficial Juan Sebastián López, dentro del Máster Interuniversitario en gestión del patrimonio artístico y arquitectónico, museos y mercado del Arte, en el que han trabajado Tatiana Alonso, Daniel Cárdenes y José Ignacio Pascual.

La primera fase de este trabajo, que se desarrolló durante tres meses, permitió catalogar hasta 15 cajas con un total de 1.384 fichas de partituras, aunque "creemos que puede haber más", según Daniel Cárdenes. Entre ellas, manuscritas del reconocido pianista Ricardo Viñes Roda (1875-1943). En su mayor parte se trata de textos impresos y manuscritos por el propio Espinosa. También se incluyen los métodos de piano con los que aprendió a tocar de la profesor Amor Ruiz, y algunos del siglo XIX, de grandes compositores de música clásica, junto a álbumes fotográficos, archivos sonoros como cintas y vinilos (algunos de ellos vinculados a su concurso regional), instrumentos musicales y una amplia biblioteca.

El legado abarca un cuadro dedicado por el pintor lanzaroteño César Manrique, que simboliza una metáfora sobre las notas musicales, con trazos azules y negros. Entre los bienes más relevantes aparece una espineta que se estima que pueda ser del siglo XVI o XVII, y que es una de las herencias de mayor valor. Junto a ese instrumento, dos pianos y muchas piezas de artes, ya que Espinosa era un gran amante del arte, por lo cual hay muchos libros, cuadros y un gran archivo personal. Precisamente, un familiar de Alejandro de la Sota asegura que el pianista cuenta con un cuadro pintado por el arquitecto.

El archivo donado por Espinosa tiene un alto valor, como lo demuestra que en su momento la Fundación Juan March y el Gobierno de Cataluña llegaron a interesarse por este legado, para incrementar su fondo documental.

Los datos se han digitalizado y guardados en una base de datos.