La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Entrevista. Presidente del grupo Seaside Hotels

Theo Gerlach: "Vamos a invertir 250 millones en hacer dos hoteles en Pasito Blanco"

"La inversión en Pasito Blanco es una apuesta por Gran Canaria. Voy a traerme los clientes de Tenerife", apunta el empresario

Theo Gerlach: "Vamos a invertir 250 millones en hacer dos hoteles en Pasito Blanco"

Usted vino a Gran Canaria a finales de los años 60 y enseguida decide invertir y construir hoteles. ¿Qué le anima a invertir y cómo afronta esos proyectos?

Sí, primero vine a Gran Canaria animado por una oferta de una agencia de viajes, y me enamoré de la Isla. Además, vi que había muchos suelos para construir hoteles. Después, los jefes de venta del Conde de la Vega Grande se pusieron en contacto conmigo en Alemania, y ya en diciembre de 1970, decidí comprar tres parcelas: una en San Agustín, donde hice el Hotel Don Gregory; otra en Playa del Inglés, que es la que ocupa el Sandy Beach; y otra en Maspalomas, que es donde está el Palm Beach. Mi idea era edificar los hoteles y vender más tarde las participaciones, aprovechando una ley fiscal especial alemana que daba ventajas fiscales para los proyectos de inversión en países del Sur de Europa. Pero resultó que solo seis semanas después la ley fue derogada, y decidí construir primero el Don Gregory en 1974 y un año después, en 1975, el Palm Beach.

Pero, ¿que vio en la Isla entonces para en tan poco tiempo lanzarse a la aventura de edificar varios hoteles cuando apenas arrancaba el turismo en la Isla?

Mire, me di cuenta de que aquí, en el Sur, hay sol los 365 días del año, y pensé: si esto es así, un hotel tiene que funcionar muy bien, porque en Suiza, en Francia , en Baleares y en tantos sitios sólo tienen temporada de verano.

¿Y a qué se dedicaba en Alemania antes de comenzar a invertir en Gran Canaria?

Tenía una empresa de construcciones en Alemania.

¿Estudió arquitectura o alguna carrera relacionada con el sector?

No. No estudié ninguna carrera. A los 25 años comencé a construir viviendas en Alemania y a los 42 años estaba en Gran Canaria comprando terrenos en el Sur.

¿Cómo fue la experiencia de poner en marcha el primer hotel, el Don Gregory?

Pues durante meses me prometían la licencia y siempre me decían que me la darían el siguiente mes. Una semana antes de la apertura aún no la tenía, y mis amigos españoles me aconsejaron que dejara el suelo. El lunes antes de la inauguración acudí al político competente y me dijo que la tendría al lunes siguiente. En ese momento, la plantilla llevaba ya tres meses trabajando, y se había contratado un Boeing 727 para que asistieran agencias de viajes, políticos y amigos. Tengo que explicarle que en aquella época el suministro de agua y de la luz solo era posible con ese permiso de apertura, y la licencia me la dieron a las once de la mañana del día de la inauguración y los invitados llegaban a la una de la tarde. Al abrir los grifos el agua salió hasta por los enchufes, lo que era normal porque las tuberías se revisaron vacías, pero, pesar a esto, todo fue un éxito.

¿Recuerda como era la oferta hotelera del Sur de los setenta?

Sí. Estaban el hotel Beverly Park, Monte del Moro, hotel Folías y hotel Oasis. El hotel Faro estaba en construcción y algunos establecimientos más en Playa del Inglés.

¿Cómo eran los turistas que llegaban en esos años a la Isla?

La mayoría de los turistas llegaban vía Madrid, porque solo había vuelos directos desde Düsseldorf.

¿Pero, eran turistas con poder adquisitivo o no?

No. Nada de calidad. (Risas). El servicio era un desastre, y así era imposible que llegara un turismo de calidad. El café te lo servían cuando terminabas de desayunar.

¿Cómo le sentó que le hicieran tirar el hotel de Las Dunas pese a tener licencia?

Yo no entendía nada. Fue muy curioso porque compré el suelo al Conde de la Vega Grande y tenía todos los permisos, y de repente, el alcalde Araña del Toro me avisó que no podía terminarlo de construir. Usted tiene que pensar que me vendieron el suelo, y tenía las licencias de construcción, y luego decidieron que ese permiso no tenía valor. Los políticos de aquí sabían que en Madrid no estaban de acuerdo con dar la licencia, y no me lo dijeron hasta que ya había empezado a construir el hotel.

¿Se enfadó mucho?

¿Iba a estar alegre? (Risas). Pero eso no servía para nada.

¿Y luego le compensaron con el suelo del Hotel Residencia?

No. Con la parcela que tengo en Pasito Blanco. Tuve que meterme en pleitos, porque eso fue una promesa y luego no lo daban. Pero además, el Gobierno me dijo que no tenía dinero para tirar el hotel y tuve que hacerlo yo. El suelo lo tuvo que ceder el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Hablé con Araña del Toro y me dijo que lo sentía, que era una lástima, pero que tenía que tirarlo.

¿Pensó en dejarlo todo y no invertir más en la Isla?

No. En los negocios hay que olvidar siempre los problemas del momento y hay que tener visión de futuro. Mire, si mi hija pierde un pequeño dedo me duele más que cualquier cosa de los negocios.

¿Cuándo tiene previsto comenzar a construir los dos hoteles de Pasito Blanco?

Pronto. Ya. He estado viendo los planos, que se han cambiado de la idea original, y pretendemos comenzar a construir a finales de 2015 o a principios de 2016. La inversión prevista en Pasito Blanco entre los dos hoteles es de 250 millones de euros.

¿Están ya definidos los proyectos de esos dos hoteles?

Sí. Un hotel tendrá 600 habitaciones y categoría de cinco estrellas, y otro tendrá 160 habitaciones y cinco estrellas gran lujo. Uno del estilo del Palm Beach y otro más como el Grand Residencia. La idea es que el más grande esté finalizado a comienzos de 2018 y el otro a finales de 2018.

¿Esos hoteles quedan ubicados uno muy cerca del otro?

Se construirán donde está el puerto deportivo de Pasito Blanco, en la ladera que tiene vistas al mar. Es una parcela de 160.000 metros cuadrados y caben perfectamente los dos hoteles. El Grand Residencia tiene 12.000 metros cuadrados y el de gran lujo va a ocupar unos 60.000 metros cuadrados para que se haga una idea. Esta inversión es sin duda una apuesta por la Isla. Voy a traerme los clientes de Tenerife. (Risas).

¿Qué piensa de que Riu no pueda tirar el Hotel Oasis?

No quiero hablar de eso. Me parece todo un sueño porque todo eso del Oasis no parece real. No quiero opinar ni entrar en el politiqueo de esta Isla.

¿Pero sabe que de alguna forma le afecta porque si en un futuro quiere renovar el Palm Beach debe dejar la parcela?

Es todo un disparate. Es un absurdo que el Gobierno pretenda obligar a un empresario a dejar su hotel, uno de los más emblemáticos del Oasis, y le diga que lo haga más atrás. ¿A quién se le ocurre que con esa actuación se va a mejorar una zona donde hay unos hoteles de calidad? No tiene sentido. La verdad es que el Gobierno no se ha sentado con Seaside, pero prefiero creer que es una broma lo que han planteado, porque a nadie se le ocurre proponer a un hotelero que cambie la ubicación del Palm Beach para ponerlo lejos del palmeral. Como extranjero no me quiero meter en el politiqueo de la Isla. Nunca hacen caso a mis propuestas, y planteamientos de mejora, así que prefiero no decir nada.

¿Cómo está viviendo la buena racha turística en sus hoteles?

Bien, bien. El 2014 fue un buen año, mucho mejor que los pasados.

¿Cuesta llenar hoteles como el Grand Residencia o hay muchos clientes que reclaman estos establecimientos?

No, hay mucha demanda de clientes, sobre todo en temporada alta. Hay muchos clientes y además, la mayoría repite, y algunos vienen hasta tres veces en un año. Casi más del cincuenta por ciento de los clientes son fijos, que viene porque se siente como en su casa en nuestros hoteles.

¿Sigue pensando que esos turistas prefieren ir más a Tenerife porque en el Sur de allí hay más oferta de calidad?

Sí, lo que pasa es que en Tenerife saben hacer mejor las cosas. Allí, los hoteles tienen zonas en las playas para sus clientes y servicios de calidad. Puedes dar calidad en los hoteles que si no la das fuera pues el turista prefiere otro destino. En Playa del Inglés y Maspalomas los turistas están en las hamacas como si fueran pollos dentro de una jaula. Además, a las cinco se termina el servicio, y si sigue el sol el turista se tiene que marchar.

Tenerife no tiene las playas de aquí y los hoteles se llenan, por lo que no todo es hamaca.

En Tenerife, en Adeje, se han hecho hoteles de calidad, y Bahía del Duque y Abama tienen la playa casi para sus clientes.

Sí, pero pueden acceder todos los usuarios.

Claro, pero tienen servicio de hamacas y de restaurante. No se puede tener a los clientes de hoteles de lujo y gran lujo con todos los usuarios. ¿Usted cree que el presidente del Gobierno, o cualquier otro cliente vip se va a meter en las hamacas de Playa del Inglés como si fueran pollos? (Risas).

¿En las temporadas que pasa en el Sur va a la playa a bañarse o a pasear?

No. Me gusta jugar al golf. Se necesita un campo de golf más, hay muchos turistas que no logran jugar en temporada alta porque hay mucha demanda. El Cortijo podría aprovechar y poner una guagua para llevar a los turistas a la ciudad.

¿Se ha cansado de quejarse del palmeral?

Los clientes de Grand Residencia y Palm Beach siempre preguntan por qué está tan descuidado el palmeral. Parece que los políticos no quieren que vengan turistas de calidad, porque no es normal que el único hotel de lujo del Sur tenga a su alrededor unas palmeras que se caen al suelo. Lo normal es que cuiden el entorno.

¿Cree que en Tenerife no pasaría esto?

Claro que no. Allí sí que se preocupan de cuidar el entorno y ayudar a los hoteleros. He hablado con el presidente del Cabildo, Bravo de Laguna, y con el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, y les he planteado que me dejen esa zona de palmeral junto al Grand Residencia, que nosotros lo cuidamos, pero han dicho que la ley no permite una concesión de ese espacio. Llevamos quince años con esta queja y el palmeral sigue abandonado.

¿Ha notado el efecto de la rehabilitación en apartamentos y hoteles de San Agustín, Maspalomas y Playa del Inglés?

Sí. Bien. Lo que ocurre es que Playa del Inglés tiene buenas construcciones, pero se concibió en los setenta, cuando las demandas de los clientes eran otras. Ahora el turista busca otro tipo de espacios. De todos modos, siempre hay que renovar, los clientes quieren cosas nuevas. En Palm Beach se invirtieron 36 millones en una reforma que se hizo en 2002. Y ahora tenemos previsto invertir 18 millones entre este año y el próximo en la renovación de los cuatro hoteles de Canarias: Palm Beach, Sandy Beach, Grand Residencia, en Gran Canaria y Jameos Playa, en Lanzarote. La política de Seaside es reinvertir los beneficios en la mejora de los hoteles.

¿Por qué vendió el Hotel Don Gregory?

Bueno, San Agustín y Playa del Inglés empezaron a decaer, costaba llenar los hoteles. En el Don Gregory la terraza era pequeña y buscaba otro tipo de servicios. Da igual, he vendido, pero hice otros hoteles. Son los negocios.

¿Qué es lo que valoran más los clientes que acuden a sus hoteles, el clima, el alojamiento o las playas?

Hace años costaba atraer turistas de calidad. En Alemania le decían al que iba a venir: "¿Vas a Gran Canaria, a una isla tan simple?" Ahora sí que llegan turistas de calidad, pero dicen: "Voy al Palm Beach". No dicen: "Voy a Gran Canaria". Los amigos entienden que van a Miami. Poco a poco, los clientes se han convencido que Gran Canaria es un destino de calidad, que está a cinco horas de vuelo, con un clima fantástico, y siempre sol. Y además, en Seaside saben que se le ofrece buena calidad.

¿Qué piensa del debate que tiene enfrentado al Gobierno con los empresarios sobre si la apuesta de futuro debe ir por los hoteles de cuatro estrellas o por los de cinco?

A ver, se han hecho muchos hoteles de cuatro estrellas, pero dar calidad no la dan las estrellas. Hay hoteles de cinco estrellas en Meloneras y cobran 80 euros por habitación, es decir, que tiene precios de cuatro, porque prefieren llenar y al final, no pueden dar calidad. Los costes de construcción de un cuatro estrellas son similares o lo de un cinco estrellas, la diferencia está en el servicio que dan.

¿Entiende que el intervencionismo del Gobierno canario ha jugado mucho en contra de Gran Canaria porque no tenía la oferta hotelera de Tenerife?

Es un tema muy político que no entiendo. ¿Una Isla que vive del turismo le pone freno a los hoteles? No lo entiendo. Es una broma. (Risas). No lo ponga. ¿Han explicado por qué deciden eso los políticos?

Sí, era para evitar que se consumiera más suelo.

(Risas). Hay mucho terreno. Sigo sin entenderlo. Cómo le explican los políticos eso a la gente que está en paro, si saben que un hotel va a generar más empleo.

¿Recuerda algo especial que pidiera algún famoso que se ha alojado en el Grand Residencia?

No. Se han alojado los presidentes de Gobierno de España y vienen muchos clientes vips, pero buscan discreción. Hay clientes que vienen en su jet privado. Los clientes quieren siempre cosas especiales, es normal.

¿Se relaciona con el mundo empresarial?

No. Tengo 86 años y no tengo necesidad de estar en esas guerras. Me he sentado a hablar con ellos, pero prefiero dedicarme solo a mi empresa.

¿Tiene preparado su relevo en Seaside?

Sí. Mis hijos Gregor y Anuska trabajan en el grupo. Él lleva la parte financiera y ella todo lo relacionado con la parte operativa. Viven en Alemania, pero van y vienen, sobre todo Anuska.

¿No ha pensado en jubilarse?

No. Bueno, yo solo ayudo un poco. Vengo a los hoteles y si veo algo mal se lo digo a mis hijos para que se arregle.

Compartir el artículo

stats