El cine está lleno de referencias a los primeros pobladores, su ruda forma de vida, el entorno agreste y las relaciones sociales entre hombres y mujeres. La videoteca en el mundo occidental acumula hasta ahora unas 90 obras durante más de un siglo, con mayor o menor éxito científico y también artístico. La Cueva Pintada de Gáldar acoge durante los próximos dos meses un selección de la cartelería, atrezzos y referencias bibliográficas sobre el mundo femenino, recopiladas por las antropólogas y colaboradoras en la faceta histórica de algunas cintas Paula Jardón y Clara Pérez. La muestra lleva por título La Prehistoria en cartel: la imagen de la mujer en el cine.
La película Su majestad Minor (2007), dirigida por Jean Jacques Annaud, recurrió a ellas para buscar la máxima fidelidad posible en la edad de bronce. De esa colaboración profesional surge esta curiosa exposición, donde se pueden ver un traje de ninfa, peines y otros enseres personales, coronas, cuchillos y hasta un enorme protector de pene. Y, sobre todo, nació un gran interés por la historia de las películas ligadas a la prehistoria.
Paula y Clara son expertas en la prehistoria, y han podido asociar el mundo del cine con su profesión. Y, en este caso, observar el papel que tiene el mundo femenino a lo largo de la larga filmografía en el mundo occidental.
La primera referencia cinematográfica llega con Miradas a la prehistoria (Prehistoric peeps), emitida por Lewin Fitzhamon en el Reino Unido en 1905. Y desde entonces han surgido títulos como El mundo perdido, Hace un millón de años (One million B.C.), El planeta de los simios, Los Picapiedra, 10.000 B.C. y, la más reciente, Ao, le dernier néandertal.
Tal vez por su vinculación a Canarias, ya que sus escenas fueron rodadas aquí, ocupa un lugar preferente Rachel Welch en Hace un millón de años, que ocupa el protagonismo en el cartel de las jornadas. Eso sí, con algunos errores, como la forma en la que hacía sonar la caracola, ya que la había cogido al revés.
"Algunas películas documentan mejor la prehistoria, y otras se preocupan más de la parte artística", señalan las comisarias de la exposición, que llevan casi cuatro años de preparación. Y en ese primer caso hablan de obras como En busca del fuego.
La prehistoria ha sido abordada en el cine desde diferentes géneros, desde la aventura, el terror, la comedia o el drama. Algunas hasta casi llevar al espectador a la sonrisa cómica, como en la película Cavernícola. Muchas historias consiguen reproducirse en distintas producciones, como es el caso de Un mundo perdido, que tiene hasta tres versiones.
Las historias evolucionan con el paso de los años en cada película, si bien, según las expertas, existen reflejos que suelen repetirse con mucha asiduidad, como es el caso de la idea de la lucha contra los animales y el entorno agreste, la búsqueda del fuego, la presencia de zonas frías, los volcanes, las lanzas, los sacrificios, los rituales, la agresividad y los dinosaurios. Esas imágenes aparecen desde las cintas en blanco y negro hasta ahora, pero con la particularidad de que habitualmente el objetivo es mostrar la superioridad sobre el entorno. Con el paso del tiempo, también se refleja ahora que se trata de seres humanos más preocupados en los últimos tiempos con la conservación del medio y la ecología, como el propio ser humano. Y, en cuanto a la mujer, también tiende hacia una posición más igualitaria, como la propia sociedad de cada momento. Y, dentro de su espíritu salvaje, se rebela. Todo ello, en consonancia con Lilith, la diablesa que renuncia al paraíso.
Entre las curiosidades de la exposición se incluye la versión origina del libro La guerra del fuego. También hay directores que llegan a la historia a través de la lectura infantil de tebeos, alguno de los cuales aparece bajo la vitrina.
