El ruido nocturno de Playa del Inglés, concentrado mayoritariamente en el centro comercial Plaza, estará controlado durante un año por la empresa Sistemas Ambientales Canarios, que instalará en los locales de ocio "registradores de sonido" para evitar que excedan el límite de ruido permitido por la normativa de Protección contra la Contaminación Acústica. Aquellos empresarios que sobrepasen los decibelios establecidos, podrán ser sancionados con una multa de hasta 15.000 euros.

La entrada en vigor en agosto del año pasado de la ordenanza sobre la Contaminación Acústica anunciaba el derecho del Ayuntamiento a "precintar" o "suspender" la actividad de aquellas discotecas o bares que emitan más de 63 decibelios de sonido por la noche o restaurantes que superen el umbral de 70 a plena luz del día.

Desde entonces el consistorio ha otorgado a los empresarios un plazo superior a los seis meses, inicialmente previstos en la ordenanza, para que además de "insonorizar" sus locales, instalen la tecnología necesaria para reducir la emisión de ruidos

Pues bien, ahora toca realizar las labores de inspección. Durante un año la subcontrata Sistemas Ambientales Canarios intentará elaborar un mapa de ruido dinámico en la zona de Plaza con el fin de averiguar las horas o, incluso, los días más ruidosos en el Sur.

"No solo se medirá el ruido en los locales, sino también se controlará el sonido que emitan los coches, motos y la propia afluencia de transeúntes" explicó ayer el concejal de Disciplina Urbanística, Fernando González.

A partir de ahora, el consistorio podrá configurar a través de una plataforma online el censo de terrazas y restaurantes que no controlan el nivel de ruido que producen y, por tanto, podrán ser sancionados con multas que oscilan entre los 1.500 y 15.000 euros. Según reza en la ordenanza municipal, se considerará infracciones de carácter leve un exceso de ruido en una media de seis decibelios; y, en caso de que los ruidos atenten contra la salud de las personas, la falta se clasificará como muy grave.

Con esta iniciativa, San Bartolomé de Tirajana intenta atajar un problema de antaño que afecta a los hoteleros aledaños a los centros comerciales de forma directa.

El propietario del hotel Maritim Playa de Plaza Maspalomas, Bjorn Christ, por ejemplo, lleva más de tres décadas recibiendo quejas de sus clientes por el ruido que producen los bares del centro comercial Kasbah. Su lucha contra el ruido ha acabado con una sentencia a su favor de 50.000 euros, que deberá pagarle la Administración en concepto de "daños morales".