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San Bartolomé de Tirajana

El retratista de los mares del Sur

El fotógrafo Juan Franco atesora las imágenes que plasmaron el brutal cambio de una sociedad de subsistencia a la del desarrollismo turístico de San Bartolomé de Tirajana

El retratista de los mares del Sur

"La vida en el Sur era muy lastimosa". Juan Franco, nacido en el año 1936 en el desértico San Bartolomé de Tirajana de la época, y cuando su censo municipal no llegaba ni a las 9.000 almas de cumbre a costa, fue fotógrafo ambulante, primero para retratar el erial y la supervivencia pura y dura de aquél lugar y luego para fijar en papel fotográfico la asombrosa transformación de aquella isla aparte.

Franco, que ha donado su ingente material al Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana, comenzó con una vetusta cámara de obturador fijo y un flash de magnesio "que dejaba tiznada la cara" de los fotografiados, girando su trajín ambulante a bordo de un burro. Bodas, bautizos, primeras comuniones y procesiones de un personal que vivía con lo puesto y bajo una sed permanente que apenas se saciaba con el agua picada, una mezcla de dulce y salado que nunca terminaba de apaciguar los cuerpos.

Entre cartillas de racionamiento y auxilio social se faneaban gigantes ganados de cabras, y se hacían zafras de mar. "No había más, salvo los carboneros" que salían de noche a la cumbre a desmochar lo que quedaba de pinar.

De aquellas imágenes quedan, entre miles de ellas, las de María Cruz, vendedora de pescado a domicilio, acompañada de hijos y nietos en El Burrero y captada en 1969, cuando la cosa ya iba 'bien', tras ocho años de urbanización del enclave turístico tras el Concurso Internacional de Ideas Maspalomas convocado en 1961 por el conde de la Vega Grande, Alejandro del Castillo, y ganado por la empresa Societé Pour L´Etude Tecnique d´Amenagements Planifiés. Ya para ese entonces Juan Franco disponía de una moderna cámara de carrete y, de la burra y la bicicleta Orbea, se pasó a una rutilante Ducati, que alternaba a principios de los 70 con los vuelos en los helicópteros de fumigación de tomates con el peligrosísimo DDT, para captar la radiografía aérea del fenómeno.

Juan Franco ya está jubilado y va en Mercedes, pero en esa trayectoria no olvida los nombres y apellidos de las "60 familias" que colonizaron Maspalomas sin apenas más agua que la que brotaba de una mina reseca, y una luz que vino a llegar en la segunda mitad del siglo XX donde hoy se ubican unos de los enclaves turísticos más importantes de Europa.

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