¿Qué novia no ha soñado alguna vez con dar el 'sí quiero' con el Faro de Maspalomas y las dunas como telón de fondo? A los jardines de la Casa Condal, las casas consistoriales de Tunte, la parroquia de San Fernando o el salón de actos del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana se suma hora la playa como escenario para la celebración de bodas en el sur de Gran Canaria. Aunque la Ley de Costas aún no ha especificado las calas de Tirajana en las que se podrá realizar este tipo de eventos; empresarios, visitantes y autoridades municipales aplauden la iniciativa por los beneficios que reporta este cambio legislativo a la promoción del destino turístico y a la economía local.
Aquellas parejas que estén decididas a tirarse a la piscina, ahora podrán también tirarse a la marea. La Dirección General de Costas ha dado luz verde para que algunos ayuntamientos, sobre todo los turísticos, puedan oficiar ceremonias nupciales en la playa.
Y, aunque desde algunos sectores conservadores como la Iglesia defienden que "el sacramento del matrimonio no necesita de adornos externos para brillar con luz propia", lo cierto es que este cambio legislativo ha despertado en turistas e isleños una ilusión hasta ahora no contemplada.
"Nos gustaría casarnos el año que viene y-¿por qué no?- ahora que se puede en la playa", confiesa la familia ya consolidada Ojeda Falcón, que con un niño de dos años, proyectan formalizar su relación en breve y ya de paso hacer "una boda diferente, fuera de la iglesia o unas oficinas municipales". Ahora bien, "siempre que sea gratis y que no dañe al medio ambiente", puntualiza la pareja, "porque creo que en estos casos antes que el romanticismo y las ganas de fiesta debe primar la limpieza de las playas", añaden los dos desde la toalla en un día de "relax" en Maspalomas.
En el Faro, una pareja de alemanes no se arrepiente de haberse casado hace tres años, sino de haberlo hecho en la isla "Borkum" a pocos grados de temperatura. Frank y Ann Dieser se dieron el 'sí quiero' una mañana de julio en un barco, al estilo ibicenco, sin embargo, la lluvia les aguó un poco la fiesta. "Si hubiéramos podido casarnos aquí en la playa habría sido un sueño hecho realidad, pero me lo apunto para nuestras bodas de plata", bromea Ann.
Aunque aún se desconoce las playas del municipio en las que se podrán realizar este tipo de celebraciones y bajo qué condiciones, el concejal de Turismo, Ramón Suárez, tiene claro que la nueva normativa favorece a la promoción del destino turístico y genera beneficios en la economía local. "A partir de ahora muchos turistas podrán, junto a sus invitados, casarse aquí y, durante su estancia, contratar excursiones, alojarse en nuestros hoteles y comer en nuestros restaurantes", señala entusiasmado Suárez.
Para las empresas especializadas en el sector de las bodas la noticia supone la salida del arcoíris tras un chaparrón de invierno. "El 70% de nuestros clientes son extranjeros que solicitan este tipo de servicios. Se trata de un mercado que goza de gran demanda en turistas con poder adquisitivo alto y hasta ahora, al no poder satisfacer sus deseos, los visitantes se iban a otros destinos, como Bali o Córcega, que deben buena parte de sus ingresos a este tipo de turismo", explica la gerente de D-Bodas, Miriam Batista.
Tal y como apunta Batista, las bodas de turistas que se realicen en la Isla necesitarán de una posterior formalización en su país de origen, "ya que no están empadronados aquí". Y, sin embargo, "este doble trámite no será necesario para los canarios que se decidan por esta modalidad de ceremonia", añade la empresaria.
Desde la Asociación de empresarios Hoteleros de Las Palmas, su presidente, José María Mañaricúa, se alegra de que puedan celebrarse este tipo de eventos en la playa, pero asegura que Canarias "necesita mucho más que esto". "Necesitamos poder celebrar fiestas de bienvenida a los turoperadores en la playa, como lo hace Turquía. Y poder ofrecer a nuestros clientes, de cinco estrellas como quieren algunos políticos, zonas chill out en la playa", concluye.
