Increíble pero cierto. En pleno mes de agosto llueve en Maspalomas. "Hacía décadas que el verano no traía lluvia" al sur de Gran Canaria, según apuntan los asiduos a la costa de San Bartolomé de Tirajana, pero este estío hasta el momento resulta además de bochornoso, "generoso" en ligeras "tormentas tropicales" en la provincia de Las Palmas. La Agencia Estatal de Meteorología (Aemet) pronostica precipitaciones moderadas de nuevo a partir del próximo jueves en el municipio turístico.

La batería de truenos y relámpagos que sacudió el fin de semana pasado al municipio de San Bartolomé de Tirajana dejó ayer en el litoral una tímida pero sorprendente llovizna de resaca, que invitaba a los visitantes más a comprar paraguas que sombrillas en el Anexo Dos de Playa del Inglés. "Tuvimos que rebuscar entre la mercancía y sacar a la venta los paraguas de la temporada pasada, porque ya este fin de semana algún cliente que otro los había pedido y, la verdad, que este cielo gris no augura mucho sol que digamos", señala la dependienta Rosemary desde el supermercado Solkisemar, ubicado en el principal acceso a la arena de Playa del Inglés.

Las ráfagas de 34 kilómetros por hora que soplaron ayer por la costa sur de Gran Canaria y el 60% de humedad que baña el ambiente recuerdan a los bañistas a condiciones climáticas más propias de islas tropicales, como Cuba o Santo Domingo, "donde con la misma cae un chaparrón inesperado que hace un sol que raja las piedras", que del Archipiélago canario.

"Este cambio climático nos trae a todos de cabeza. Este último invierno hizo más frío que nunca y ahora, en verano, uno ya no sabe si bajar a la playa con el paraguas o el bronceador", confiesa la familia Perera, vecina de la capital grancanaria pero asidua a disfrutar de sus vacaciones en el bungalow que posee en Maspalomas.

La ventaja de este pequeño chubasco veraniego es que al menos atrae clientes a las terrazas del paseo marítimo de Tirajana. "Aunque en agosto no nos podemos quejar, porque la playa está repleta de visitantes locales, esta pequeña tormenta convierte a los toldos de las terrazas en lugar de refugio de bañistas, que suelen siempre consumir algo", alega Felipe Mayor, camarero de La Casita.

Algunos turistas, como los italianos Giovanni, Giuseppe y Antonio, se mostraron ayer encantados con la "ducha refrescante", que alivia los calores de verano. "No solo lo agradecemos nosotros, que huimos de las altas temperaturas de Nápoles, sino también lo hacen los matorrales silvestres de esta isla, que tan seca nos parece", apuntó Giovanni.