Hay gente que vive el día grande de las fiestas de Guía, en honor a San Roque, desde la plaza, su balcón o dentro de un papahuevo. Otros, como Héctor González y Jesús Gutiérrez, lo hacen a 30 grados de temperatura y a paso lento, debajo de los mantos que cubren el trono del santo. Los dos costaleros, que ya llevan a cuestas más de medio centenar de procesiones "por eso de que les apasionan las fiestas de su pueblo desde chiquititos", cargaron ayer junto a otros cinco voluntarios los más de 300 kilos que pesa el patrón, desde el templo de Santa María hasta la ermita del santo. "Y esto no es nada", porque en Semana Santa la ciudad norteña bate récord en el Archipiélago con el desfile de hasta diez imágenes por sus calles.

El casco urbano de Santa María de Guía celebró ayer una jornada festiva por San Roque a temperatura ambiente de locos. A esos de las once de la mañana, el sol hizo gala de presencia con fervor. "Menos mal que dentro del templo se está más fresquito", espetaba la vecina y catequista Rosa María Santana. Pero tras la misa, oficiada por los sacerdotes Diego Hernández e Higinio Sánchez, el calor volvió a hacer de las suyas durante el recorrido de vuelta de la imagen a su templo. Cuesta arriba se le hizo a más de uno la calle Luis Suárez Galván, donde la ambulancia tuvo que asistir a Pepe Luis, colaborador de la iglesia, por una supuesta bajada de tensión.

"Vamos por la sombrita, y despacito, que a una ya le pesan las piernas", decía la devota Mercedes Aguiar en compañía de su prima y alguna "otra cara conocida" del barrio. "¡Pero bueno, cuánto hace que no te veía, Inma, ¿todo bien? Ya veo que estos aires de Guía te sientan de maravilla", añadió Mercedes al ver a una de sus amigas de la infancia, "casi familia", en la procesión.

Si los que caminaban tras el trono mostraban caras de sofoco, peor lo tenían que estar pasando los siete costaleros que, escondidos bajo un manto rojo, cargaban a hombros al santo a golpe de gotas de sudor.

"Si es que mis hijas me dicen: 'Papá, ¿qué necesidad tienes tú de eso ya con 60 años?' Y yo les digo que sarna con gusto no pica. Es una cosa que me encanta y lo haré hasta que el cuerpo aguante", asegura Jesús Gutiérrez, costalero en Guía desde hace 21 años, a la puerta del templo de San Roque una vez ya acabada la faena.

"Eso mismo me dice mi mujer, pero como yo esta pasión por ayudar al pueblo lo heredé de mi abuelo, creo que ya está resignada a entenderlo", agrega Héctor González, a la vera de su compañero de carga. "Y en poco se unirá al grupo mi hijo de 10 años, que ya tiene claro que quiere seguir con la tradición", desvela González tímidamente bajo la mirada de su esposa.

Según estos dos vecinos, en Semana Santa aumenta hasta 90 el número de costaleros que desfilan por las calles de Guía cerca de una decena de imágenes, desde La Cruz hasta La Verónica, pasando por San Juan, matiza Gutiérrez.