El valle de San Roque, en Valsequillo, puso ayer el broche de oro a sus fiestas en honor a San Roque y a la Virgen del Perpetuo Socorro, con una feria de ganado que siempre destaca en la Isla por la cantidad de ganaderos que atrae. Como es tradición en el pago, tras la misa cantada las dos imágenes salieron a la calle entre un baño de aplausos de casi un centenar de vecinos que quisieron acompañar a su patrón en el día grande de las fiestas. A la cabeza de la procesión vestían sus mejores galas representantes de la corporación municipal, el párroco Eugenio Peñate y la cronista oficial de Valsequillo, María Teresa Cabrera. La banda municipal de música se encargó de darle ritmo a una jornada con temperaturas de agosto sí, pero con cielo encapotado. Como se observa en la imagen de la izquierda, los caballos fueron las estrellas de la muestra ya que acapararon las miradas de los visitantes a su paso por delante de las imágenes. Ahora al municipio le queda un mes para reponerse de tanta fiesta y afrontar con ganas renovadas los fastos de San Miguel.