Los feligreses que acudan a la Basílica de El Pino hasta el 27 de agosto podrán ver de cerca la talla de la Virgen. El pasado viernes se retiró el manto que la cubría para airear su madera durante siete días, mostrando así una imagen distinta a la habitual. Pino Escudero, su camarera, fue la encargada un año más de desvestirla, dejando al descubierto su verdadera forma.
Desde las diez de la mañana hasta las seis de la tarde estarán abiertas las puertas que conducen hasta la capilla donde la talla, de 104 centímetros, se erige sobre una peana de 30. El próximo jueves, en cambio, el horario se reduce hasta las 13.00 horas ya que Escudero procederá a colocarle el manto verde que lucirá este año.
La escultura, tallada en madera de peral, se ventila desde 1974, año en el que se le practicó una profunda restauración. Los devotos que acuden a la villa mariana estos días se sorprenden al observar el tamaño real de la patrona, el tono azulado de su manto y el dorado de sus ondulados cabellos.
La autoría de la talla se atribuye a Jorge Fernández Alemán, autor del retablo del Altar Mayor de la Catedral Sevilla. La visita a la imagen, que data del siglo XVI, adquiere una dimensión mayor por tratarse de una de las figuras religiosas más antiguas del Archipiélago canario.
