El Plan General de Ordenación Supletorio de San Bartolomé de Tirajana, elaborado por el Gobierno de Canarias, considera que las urbanizaciones que conforman la entrada de la ciudad turística de Maspalomas "se encuentran en un estado de deterioro", que solo "la renovación" urbanística puede subsanar. A lo largo de sus más de 3.000 páginas, el documento deja claro que el futuro del municipio pasa por activar la franja del litoral como espacio de ocio para los visitantes. Las nuevas propuestas de uso del suelo, que han desatado una guerra entre los 17.000 habitantes que residen en el litoral y el Ayuntamiento, catalogan a las urbanizaciones de Bahía Feliz y Playa del Águila como turísticas, mientras que deja como residencial a La Gloria y permite compaginar ambos usos en San Agustín.
Aunque muchos expertos han asegurado que el nuevo plan urbanístico de San Bartolomé de Tirajana no introduce cambios drásticos en el uso del territorio sureño, "que no es más que una réplica de la normativa vigente de 1996", lo cierto es que la nueva ley 2/2013 del Gobierno de Canarias prioriza el desarrollo del sector turístico en la costa del municipio frente a la presencia de residentes en la zona. De aquí que Gesplan, empresa perteneciente del Ejecutivo que ha redactado el planeamiento municipal, haya calificado como piezas turísticas a las urbanizaciones de Bahía Feliz y Playa del Águila, cuando hasta el momento en ambas zonas impera el uso mixto, es decir, tanto residencial como turístico. En otros ámbitos, sin embargo, ha decidido delimitar una zona exclusiva para residentes, como ocurre en los altos de La Gloria, del resto de la pieza "turística" que conforman Rocas Rojas y el Hotel Gloria Palace. Y, en un tercer término, en San Agustín, el documento propone compatibilizar ambos usos, aunque la presencia residencial se permitirá solo "donde el planeamiento vigente lo establece". Asimismo, la normativa sugiere una batería de obras de renovación turística en las tres piezas, según las peculiaridades que presente cada una, que van desde mejoras en los accesos a la playa hasta nuevos aparcamientos y dotaciones varias en las proximidades de los paseos marítimos. A continuación, se detallan las actuaciones que el plan pretende llevar a cabo en estas cuatro piezas urbanísticas.
Según reza en el fichero de ámbitos urbanísticos del planeamiento, Bahía Feliz es una pieza territorial turística de uso mixto con presencia residencial residual. Esto significa que los 239 vecinos empadronados en la zona constituyen una cifra de habitantes irrelevante para la Administración, que califica a partir de ahora las parcelas de uso residencial como turísticas. Eso sí, la normativa matiza que se respetará el uso residencial a aquellos solares que no pueden adaptarse a las condiciones de compatibilidad establecidas en el Plan Territorial Especial de Ordenación Turística Insular.
Se mantiene, por tanto, el "uso turístico en su totalidad", mediante una estrategia de control sobre la "progresiva residencialización" de la zona, tal y como recoge el plan.
"El deterioro" y la "falta de urbanización del espacio" somete a la pieza al riesgo de "entrar en declive", por lo que la Administración plantea fomentar la "renovación de los complejos turísticos en explotación frente a la nueva edificación" de infraestructuras alojativas en la zona. Entre las sugerencias de mejora para el suelo público de esta urbanización, el documento recoge la necesidad de crear una red de conexión de espacios libres para el uso y disfrute del turista, que se materializan en zonas peatonales y jardines. En la avenida de Windsurfing se crearán nuevas plazas de aparcamiento y, a la altura de los apartamentos Playa Feliz y Tres Vidas, se estudia la posibilidad de instalar una hilera de pérgolas que permita a los visitantes llegar con "elementos de sombra" hasta la playa. Este paquete de actuaciones trata de "activar la franja litoral como espacio de ocio", por lo que no se descartan en la zona otro tipo de mejoras en los accesos o dotaciones vinculadas a la actividad del paseo marítimo. Los proyectos de rehabilitación que se realicen en esta pieza turística deberán, obviamente, estar en consonancia con la Ley de Costas.
Este núcleo costero, en el que residen según el padrón municipal 519 vecinos, es una pieza territorial de uso mixto con especialización turística. En este caso, el plan especifica que la zona carece de parcelas de uso residencial, por lo que "mantiene el uso turístico en su totalidad".
Llama la atención el elevado grado de concentración de edificios que presenta la zona, con poca superficie de espacio libre y dotaciones públicas. Dada la densidad urbanística que experimenta este suelo, el planeamiento prioriza en la zona la renovación de complejos turísticos frente a la nueva edificación.
Además de nuevas plazas de estacionamiento en la calle Las Azucenas y la instalación de un sistema de pérgolas en el paseo marítimo; el objeto primordial en la zona consiste en darle un nuevo impulso al comercio y la oferta complementaria al turismo de sol y playa, tan reducida en este área. En la actualidad, el enclave solo cuenta con tres restaurantes, un supermercado y una escuela de Windsurf. Con el fin de dotar a la pieza de mayor actividad económica, se tratará de desarrollar un espacio ajardinado que conecte los futuros equipamientos con el itinerario del turista hacia la playa. También se proyecta construir un mirador y una plaza pública en las inmediaciones de Morro Besudo.
Esta urbanización constituye una pieza territorial turística de uso mixto con alta presencia residencial, por lo que la Administración ha optado por permitir la compatibilidad de ambos usos pero de una forma bien diferenciada. Es decir, en los altos de La Gloria, donde solo se aprecian urbanizaciones de casas unifamiliares y ausencia de apartamentos, el gobierno se ha decantado por catalogar estas parcelas con uso residencial. Sin embargo, el resto de la pieza, en la que se ubica el complejo de Rocas Rojas y el hotel Gloria Palace, "se mantiene con uso turístico en su totalidad". Cabe recordar que en este caso, una vez más la Administración intentará "controlar la progresiva residencialización" de este suelo en aras de fomentar la recuperación de bungalows en explotación mediante los incentivos que ofrece la legislación en materia de renovación turística.
El futuro de este ámbito pasa, como en las parcelas anteriores, por crear espacios libres y verdes, donde la actividad comercial adquiera un mayor protagonismo.
Los 2.116 habitantes de este enclave marino, que figuran a día de hoy en el censo municipal, constituyen un claro indicio para que el gobierno haya calificado la pieza turística con uso mixto. No obstante, a pesar de reconocer que en el mismo espacio pueden convivir vecinos y visitantes, limita el uso residencial a "donde el planeamiento vigente lo establece". Así las parcelas que tengan un destino diferente en el plan de 1996 serán catalogadas con uso turístico.
Resulta lógico que la zona se encuentre en "riesgo de entrar en declive", ya que fue la primera urbanización que se levantó allá por los años 60 como la antesala de una incipiente Maspalomas, Costa Canaria. Dado el estado obsoleto que presentan algunos de sus complejos y, sobre todo, el centro comercial; el gobierno apuesta por incentivar la rehabilitación de la zona, según las "nuevas exigencias de calidad que establece la legislación y la demanda del mercado".
Además del sistema de elementos de sombras que se proyecta instalar en las calles Las Mimosas, y Los Dragones; la actuación más relevante que recoge el planeamiento es la construcción de un parquing subterráneo en la vía Las Acacias. El elevado "grado de concentración" urbanística en la zona hace que el estacionamiento de vehículos se haya convertido con los años en un problema de controvertida solución.
Los interesados en consultar la calificación que el nuevo planeamiento ha atribuido a estas parcela de San Bartolomé de Tirajana pueden hacerlo a través de Internet. Hasta el próximo 1 de octubre, los afectados podrán presentar alegaciones a dicho documento, tanto a nivel particular como por comunidades de propietarios, en las oficinas municipales de Maspalomas, Cabildo y Gobierno de Canarias.
