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Gáldar

Don Pelayo reina desde Agáldar

Fernando Ania se transforma cada verano en el primer monarca del reino de Asturias en la prueba internacional del Descenso del Sella

Fernando Ania, delante de la escultura en honor a Fernando Guanarteme (Tenesor Semidán), en Gáldar. ANDRÉS CRUZ

Habla de su padre con un gran orgullo, hasta tener que contener las lágrimas cuando lo recuerda. "Mi padre sigue siendo una persona muy querida, porque tenía una implicación social muy grande". Por eso cuando le ofrecieron ocupar su lugar como don Pelayo, tras su inesperado fallecimiento, no se lo pensó dos veces, pese a la distancia geográfica que ahora le separan por razones profesionales de sus raíces.

'Lolo' falleció en 2005. Y a su muerte, el Comité Organizador del Descenso Internacional del Sella (Codis) le quiso rendir un homenaje. Por eso, en 2006 le pidieron a Fernando, el mayor de los cuatro hijos, que se vistiera de don Pelayo para recoger una placa en su memoria. Y allí se presentó, enfundado en la típica capa y luciendo la corona del primer rey asturiano. "Ya tenemos al nuevo don Pelayo", gritaron súbitamente. El 'galdense' Fernando heredaba así el reinado.

"Todavía me cuesta. Tengo que meterme en un papel de algo que mi padre creó y amó", señala, reconociendo que todavía se emociona cuando se enfunda la vestimenta real. Y más, cuando le dicen: "Eres como tu padre", tras los ánimos que recibe de la peña Los Botijos, de su pueblo Cangas de Onís.

No es un personaje cualquiera. Su padre, 'Lolo', fue el primer rey de 'las piraguas', la denominación popular que se le otorga a la tradicional y reputada prueba que cada año se celebra a comienzos de agosto, y en la que participan deportistas de todo el mundo. Fue allá por el año 1968, cuando decidió recrear este personaje histórico para darle más realce a esta competición y ligarla a las raíces astures.

Ahora, su heredero Fernando, lleva la vestimenta tradicional del noble. Incluso, se deja la barba desde julio para hacer creíble su personaje, y se la quita el día después de las piraguas. De su padre mantiene la espada de 12 kilos de peso, la cota de malla y, sobre todo, la enorme cruz de la Victoria.

Lleva una década como don Pelayo, y sólo faltó el año del nacimiento de su hijo. "Para mí es una forma de homenajear a mi padre", dice el galdense Fernando, que sigue hablando desde la distancia del orgullo de ser de Cangas de Onís.

Entre las anécdotas, recuerda que muchos se han dirigido a su compañero Chema, que viste de Rey Aurelio, creyendo que por la edad y barba canosa es don Pelayo. Y rememora que la actual reina Letizia entrevistó a su padre cuando cubría sus primeros reportajes periodísticos por Asturias.

Fernando es asturiano por los cuatro costados. Pero, ¿cómo llegó hasta la Gáldar de los Guanartemes, la ciudad del rey aborigen Tenesor Semidán, llamado tras su cristianización Fernando Guanarteme? Ania se alistó con 18 años en el Ejército, pese a que no tiene antecedentes familiares en el mundo militar. Y, tras distintos destinos, en el año 2000 se incorporó al Regimiento Canarias 50, de Las Palmas de Gran Canaria. Una década después pasó al Grupo Logístico XVI, donde todavía continúa como cabo.

Fue un cambio radical, del verde de Asturias a la aridez de Canarias. Aunque menos en Gáldar. "Pero ambas tienen mucho en común, y es que la gente es muy abierta". Aterrizó hace 15 años, de los cuales 11 de ellos los ha pasado en la Real Ciudad de Santiago de los Caballeros.

Fernando Ania ha llegado a proponer al alcalde de su pueblo asturiano la posibilidad de un hermanamiento, dados los lazos históricos entre ambos reinos. "De capital a capital", señala este militar, aunque todavía no ha logrado su propósito.

Precisamente, en una ocasión una señora le pidió "a su Majestad" hacerse una foto con él en el Descenso. Y le dijo que la imagen iría muy lejos. Él pensó que a China o Japón. Pero ella le dijo que para Canarias. Y él, con una sonrisa en su boca, le dijo que se la podía llevar él mismo. La señora era de Agüimes y se llevó la sorpresa de estar ante "un don pelayo canario". Y le dijo con gracia que, "como los reyes, tengo una residencia de verano y otra de invierno".

Padre e hijo llevan 47 años cumpliendo esta tradición. Y su personaje es muy querido por la sociedad asturiana. Como ejemplo, señala que en apenas un kilómetro de paseo puede llegar a pasar una hora saludando y sacándose fotos con muchos niños, extranjeros y personas de todas las edades.

La fiesta ha logrado ya reunir a cinco reyes. Don Pelayo (que representa a la ciudad de Cangas de Onís), Aurelio (San Martín del Rey Aurelio), Orduño (Infiesto), Fabila (Ribadesella), Mauregato (Arriondos). Sin embargo, el objetivo fue siempre alcanzar los 12 reyes astures, aunque de momento van a medio camino. Como curiosidad, Fernando los recita todos de carrerilla, como si tuviera que pasar un examen de historia.

El Descenso es una prueba de gran tradición y muy reconocida en todo el mundo. Sale de Arriada y llega a Ribadesella. El viernes se izan las banderas de todos los países participantes y suenan los himnos, con especial relevancia los de España y Asturias. Luego se celebra un acto de candiles en el agua, y un hermanamiento, en el que se vierte agua de un río de España. Y el sábado llega el día grande, sobre todo para don Pelayo y el resto de la Corte. Llega el tren fluvial, con las autoridades de Oviedo, y luego sale el desfile, donde se leen algunos versos: "Por orden de D. Pelayo tras medir las aguas...", "porque Don Pelayo es el rey de reyes", se escucha. Y el posterior 'Asturias, patria querida', antes de darse la salida.

Don Pelayo viaja en el tren fluvial, que va paralelo a los primeros palistas. Y luego llega la hora de la entrega de premios, en el que el rey también es protagonista estelar.

Fernando espera pasar en el futuro su legado real a su peque- ño hijo. "Me dice que es Pelayín I de Canarias y III de Asturias, tras su abuelo y su padre", señala con humor.

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