La Sala de Arte de Agüimes empieza una nueva andadura con la exposición Lares con 75 imágenes para contemplar alusiones a la realidad, que además de pueden comprar a un precio que oscila entre 20 y 60 euros. Son creaciones de Ana Martín, la princesa ilustradora como se le denomina. La muestra cuenta con dos partes, Intermitencia On/Off y Del amor y mis alrededores. Se trata de dibujos sobre papel en formatos pequeños, hechos en técnica mixta. Combina el collage, tinta, acuarelas y textos.
La artista comenta que "el proyecto Lares es la tercera parte de una introspección personal que ocupa mi discurso desde el año pasado como necesidad de contar lo que me pasa. Empezó con el proyecto Intermitencia On/Off que se basa en las emociones contradictorias y los altibajos emocionales, la alegría y la tristeza". Continuó con Del Amor y mis alrededores que es una mirada adentro para entender algunos aspectos del amor desde su perspectiva particular y desde lo que significa amar y amarse. Aborda el amor, el sexo, la vida cotidiana y risas.
El trabajo que muestra en la Sala de Arte de Agüimes se ocupa de los lares como espacios habitables. "Uso el dibujo y el trabajo artístico para encontrar las respuestas a cómo vivo los espacios y cómo construyo mi hogar (lar), mis viajes en casi cualquier sitio porque estará allí donde ponga mi corazón", apunta". Invita a verlas varias veces. Asegura que su obra no deja indiferente a nadie, o bien molesta, o deja impresionada a quien la ve, "siempre deja huella".
Ana Martín señala que tal aventura se desarrolla, compaginándola con el cuidado de sus hijos, preparando los trabajos de la imprenta y entrenando. "Dejo que todo fluya y se interrelacione hasta que llegue el tiempo de mostrar mis creaciones como hago ahora en Agüimes, con unas salas cuidadas y un pueblo encantador".
Ana Martín se reconoce como "una mujer llena de mil tareas cada día, repartida entre muchos corazones e intenciones; llena de dudas, contratiempos, éxitos y ganas, como tantas otras personas. Y además, madre de dos criaturas excepcionales. De pequeña me gustaba dibujar pero me resistí todo lo que pude a estudiar Bellas Artes, hasta que fue evidente que era lo que me tocaba".
La ilustradora recuerda que entre 1990 y 1995 fue de esas "raritas que estudiaba eso de pintar" en una Facultad y entremedio logró que le dieran una beca Erasmus a Amberes para irse a coger aire y aprender otras maneras de trabajar. "Fue un año increíble. Desde entonces cabalgo entre la imprenta para la que trabajo como técnico de preimpresión y otros proyectos que se me van cruzando en el camino: freelance de diseño gráfico, exposiciones individuales y colectivas, la aventura con el colectivo de ilustradores canarios, la Fanzinoteca de Tabaiba, talleres colectivos, jornadas solidarias, collage, fanzines y los que me quedan por vivir".
"Me siento ilustradora pero no encontrarán un dibujo realista, proporcionado y fiel a la realidad en mi trabajo, al contrario, encontrarán líneas cimbreantes, repetitivas y cruzadas, manchas de color y tinta, recortes de casi cualquier cosa susceptible de ser pegada en el soporte, casi siempre, papel y mucho de lo que llevo adentro desparramado por la obra".
Ana Martín insiste que entre sus ilustraciones "siempre aparece el texto, el mensaje de alguna manera, me cuesta ver un dibujo y no relacionarlo con las palabras, convirtiéndose en identidades escritas y dibujadas". Sus trabajos se han mostrado sobre todo en Tenerife Espacios de Arte (TEA).
