Decenas de privilegiados madrugaron ayer para contemplar la salida del sol, coincidiendo con el equinoccio de otoño en el paisaje cultural del Bentayga, en Tejeda. La Consejería de Cultura del Cabildo de Gran Canaria organizó, en el marco de la actividad 'Yacimientos Estrella', una visita guiada al Roque Bentayga. Afortunadamente las condiciones meteorológicas permitieron que los participantes pudieran contemplar el equinoccio de otoño con claridad.
La visita, que se hizo con la colaboración de la Agrupación Astronómica de Gran Canaria, persigue la difusión y puesta en uso del patrimonio arqueológico de la isla a través de singulares visitas en las que el público asistente puede observar el cielo desde un emblemático yacimiento arqueológico.
La visita comenzó a las siete y media de la mañana en la valla de acceso de la carretera que conduce al Centro de Interpretación del Bentayga, desde donde se inició el ascenso al macizo. El recorrido a pie duró media hora, por lo que los participantes se pertrecharon de ropa y calzado cómodos y agua. La visita completa duró unas tres horas. A acabar la actividad, sobre las 10.30, ya hacía bastante calor en la cumbre.
La actividad estuvo dirigida por el arqueólogo Javier Velasco, inspector del Servicio de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria. El geoastrónomo José Carlos Gil explicó la parte relacionada con los cielos. "Como habíamos previsto, hacemos el recorrido desde la base del Bentayga hasta el almogarén, haciendo diferentes paradas y explicando diferentes aspectos, desde el origen etnográfico y arqueológico canario hasta las prácticas vinculadas a las creencias y la religión. A estos fenómenos del equinoccio hay que ir a una hora concreta porque si vas un poco después ya te lo pierdes. Si vas mañana (por hoy) ya no lo aprecias. Es tal la precisión. Cuando escoges el día te la juegas. En otras ocasiones no hemos podido ver nada debido al mar de nubes. En los solsticios, en cambio, hay un margen de dos o tres días", afirma Velasco.
Haz de luz
Al llegar al almogarén el guía explicó la estructura artificial y el fenómeno astronómico que se iba a observar. A las 9:30 se pudo ver un haz de luz en forma de V, de una flecha que se iba acercando a la cazoleta del almogarén. Hubo buena afluencia de un público muy interesado y participativo. Aproximadamente participaron treinta personas. Casi todos fueron por primera vez a esta actividad, aunque siempre hay alguien que repite. "La gente tiene mucha hambre de conocimiento sobre estas cuestiones. Nosotros hablamos para un público en general, no para los entendidos. En las visitas no solo nos fijamos en el yacimiento sino que levantamos la cabeza para ver lo que hay alrededor. Tenemos un paisaje peculiar y singular junto a nuestros yacimientos. Lo que hoy denominamos paisaje cultural, el entorno que da sentido al yacimiento".
"El almogarén del Bentayga es muy probable que esté allí por la significación del Bentayga dentro del contexto territorial de la caldera de Tejeda. Es un yacimiento que tiene un centenar de cuevas, donde se reunía la población. Si nosotros levantamos un poco la mirada del yacimiento que estamos visitando, vemos por qué fue el Bentayga tan importante para nuestros antecesores, por qué se eligió ese sitio tan especial para construir esa estructura tan singular", añade el arqueólogo.
El Cabildo define el Roque Bentayga como "un hermoso y espectacular pitón basáltico, testimonio de la geología de Gran Canaria". Se eleva 1.404 metros dentro de la caldera volcánica de Tejeda, formando parte del complejo arqueológico de la Sierra del Bentayga, junto a los yacimientos de Cuevas del Rey y Roque Camello. La Sierra del Bentayga constituye uno de los Bienes de Interés Cultural (BIC) más significativos de la Isla, al reunir un centenar de estructuras arqueológicas que integran habitaciones, silos, enterramientos y otros elementos de difícil interpretación. La parte más importante del Roque Bentayga está en su base, al naciente, lo que se conoce como el Almogarén del Bentayga, una curiosa construcción excavada en la roca, de planta cuadrada, con cazoletas y canalillos, que ha sido interpretada como lugar de culto.
En el peculiar almogarén se encuentra una cazoleta (grabado circular excavado en la roca) de 72 centímetros de diámetro. "Colocándonos en este punto y mirando en dirección Este, nos encontramos con un promontorio rocoso de unos cinco metros de altura en cuya parte más alta se encuentra una muesca en forma de V. Si nos situamos en la cazoleta, mirando hacia dicha muesca, podemos ver la salida del sol en los equinoccios, produciendo un juego de luz y sombra en forma de V sobre el citado almogarén". Todo un deslumbrante de otoño.
