Hora punta en el Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. La inminente culminación del período de exposición pública del nuevo plan urbanístico provoca retenciones de ciudadanos en el registro municipal. El consistorio envía un total de 5.704 alegaciones a la empresa del Gobierno de Canarias, que ha elaborado el documento. Las reclamaciones, casi en su totalidad, derivan de la restricción al uso residencial en zona turística. Los técnicos de Urbanismo perfilan en el Sur un informe con los errores que suscita la iniciativa. Hoy acaba el plazo para presentar objeciones al plan.
La cola de afectados por la limitación del uso residencial en el litoral de San Bartolomé de Tirajana copaba ayer -aunque casi se ha convertido en escena habitual en las últimas semanas- el pasillo de entrada del ayuntamiento. Los nervios de última hora de los ciudadanos se funden en un revuelo de papeles redactados con un único objetivo: frenar el decreto que condena la residencia en la costa de un municipio turístico.
Sonnenland
"Hace 12 años que la empresa turística que explotaba mi complejo se esfumó. Nos dejó a todos los propietarios con mensualidades sin pagar y un edificio vacío y estropeado. Desde entonces no quiero saber nada de esos buitres, que se aprovechan de la situación cuando hay dinero y desaparecen cuando la cosa no pinta bien", explica la alemana-vasca María Ángeles Kräenbring, mientras espera su turno en la cola del registro. Esta propietaria de un apartamento en Sonneland invirtió hace 14 años en el Sur con el fin de pasar el resto de los inviernos de su vida bajo el sol de Maspalomas. Y no está dispuesta a que ningún gobierno le prive de este privilegio. "En Alemania es impensable que suceda este tipo de disparates. Aquí los políticos, sean del partido que sean, montan su propia artimaña para engañarnos a todos y, encima, luego se van a comer todos juntos para celebrarlo. ¡Para que luego digan que España va bien!", espetó indignada Kräenbring de camino a la mesa de los funcionarios.
Curiosamente la urbanización de Sonneland fue la que más reclamaciones acumuló durante la jornada. Y eso que el nuevo plan urbanístico califica la totalidad de esta pieza turística con uso residencial, pero ante la duda, "siempre es mejor dejarlo reflejado por escrito".
Toufik Yakhlef utiliza desde 2003 como vivienda habitual su "castillito" de 50 metros cuadrados. "Es pequeño, lo sé. Pero es mi casa y hasta que decida lo contrario me niego a abandonarla", señala el joven mientras lee su alegación a modo de revisión final en el pasillo.
Desde el principio de la cola, Ana González utiliza con nostalgia la denominación "mi paraíso personal" para referirse al bungaló del complejo Vista Dorada, que adquirió con sus ahorros hace casi una década también en Sonneland. En la actualidad su hijo reside de manera permanente en este inmueble. "El Sur es el único sitio de la Isla donde siempre hay trabajo y, por lo tanto, la gente se viene a vivir aquí", comentó González.
Ante la intención de cambiar la normativa, que ya ha manifestado la Consejería de Turismo del Gobierno de Canarias, los afectados esperan que "estas palabras no solo se queden en una mera voluntad política y se traduzcan en leyes". "Ya que nadie me regaló el bungaló, solo espero que me dejen disfrutarlo o que al menos sirva de techo provisional para mis hijos", aseguró González.
Hoy a las 15.00 horas acaba el "calvario" para los tres funcionarios que han recogido a lo largo de estos dos últimos meses casi 6.000 alegaciones. A partir de mañana comienza una ardua tarea de revisión de estos documentos para los técnicos de Gesplan. Además, el equipo redactor del planeamiento deberá incluir en su trabajo un dossier que ultiman los técnicos de Urbanismo del Ayuntamiento de San Bartolomé de Tirajana. Según adelantó el pasado lunes el alcalde del municipio, Marco Aurelio Pérez, en el salón de plenos "se trata de un informe con errores detectados por los trabajadores del Ayuntamiento", que Gesplan deberá tener en cuenta una vez haya modificado el documento actual. En esta lista de erratas se encuentra, por ejemplo, la declaración de la zona de El Pajar como Bien de Interés Cultural (BIC). Una vez que el documento incorpore los cambios pertinentes se procederá por segunda vez a la exposición pública de su contenido.
