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Teror

Una boda de norte a sur

Yurena Domínguez, hija menor del empresario canario José Abraham Domínguez Santana, se casa con el asesor fiscal Javier Déniz

Yurena Domínguez y su padre, el empresario José Abraham Domínguez, llegan juntos a la plaza. ANDRÉS CRUZ

Unos 500 invitados fueron ayer testigos del enlace entre Javier Déniz y Yurena Domínguez, hija menor del empresario canario José Abraham Domínguez, conocido por ser propietario, junto a su hermano Andrés, de uno de los grupos económicos más importantes del Archipiélago dedicado a la alimentación, con la cadena de supermercados Hiperdino, al sector inmobiliario y al turismo. La relevancia del acto fue tal que la ceremonia se convirtió en todo un acontecimiento social en el que no faltaron numerosos rostros conocidos de la esfera política y empresarial.

El consejero delegado de Dinosol, Javier Puga, el presidente de la Confederación Canaria de Empresarios, Agustín Manrique de Lara, el alcalde de San Bartolomé de Tirajana, Marco Aurelio Pérez, el consejero de Economía, Industria, Energía y Conocimiento del Gobierno de Canarias, Pedro Ortega, el presidente del Círculo de Empresarios de Gran Canaria, Germán Suárez, o el presidente de la empresa JSP, José Sánchez Peñate, fueron algunas de las personalidades que asistieron a la boda, celebrada en la basílica de Nuestra del Pino de Teror, municipio de origen de los hermanos Domínguez.

A las doce en punto entraba en el templo del brazo de su madre y madrina, María del Rosario Caballero, el asesor fiscal Javier Déniz. En ese preciso instante comenzó a sonar Con te partiro de Andrea Bocelli, una bella canción interpretada por el Cuarteto Allegoría. Cinco minutos después hizo lo propio la novia, que fue el centro de atención de todas las miradas por la sencillez y elegancia del vestido. En esta ocasión fueron las notas del Canon en re mayor de Johann Pachelbel las que acompañaron a Yurena y a su padre en su camino hasta la base del altar, donde fueron recibidos de forma cariñosa por Hipólito Cabrera, vicario general de la Diócesis de Canarias y encargado de oficiar la ceremonia.

Diseñadoras canarias

Yurena Domínguez escogió para la ocasión un modelo de Siona García, diseñadora de alta costura nacida en Tejeda. "Siempre me gustó mucho", explicó. El vestido se caracterizaba por un fino bordado en la parte superior y un imponente velo, que se fusionaba con la cola, de unos cinco metros de longitud.

Pero ella no fue la única que apostó por el diseño canario. La madrina exhibió un favorecedor traje en tono champagne obra de la modista grancanaria Aurelia Gil.

Las pamelas y tocados fueron los complementos más elegidos por las invitadas, quienes lucieron en su mayoría vestidos cortos asimétricos. El público masculino optó, de forma predominante, por trajes de chaqueta y corbatas. El novio, que fue ataviado con chaqué, portó además unos gemelos con las iniciales de su nombre y primer apellido grabadas.

Cuatro años de noviazgo

Yurena Domínguez, que actualmente trabaja en el grupo de su padre y su tío, y Javier Déniz formalizaron su relación tras cuatro años de noviazgo. Se conocieron a través de unos amigos en común y decidieron dar un paso más en su relación. Durante el sermón, Hipólito Cabrera animó a los contrayentes a "descubrir que el amor entre uno y otro es mayor cada día" y a mantener viva entre todos la llama del sacramento del matrimonio para que perdure de forma eterna.

Tras estas palabras, que arrancaron alguna lágrima entre los familiares y amigos, llegó el momento más emotivo de la ceremonia: el pronunciamiento de los votos matrimoniales. Después de este acto, sellaron su unión con un beso muy aplaudido por el público, que no perdió detalle del intercambio de jarras y anillos.

El Ave María de Schubert, interpretado por Maribel Cabrera, dio paso al final de la ceremonia en la que los testigos, amigos del recién formado matrimonio, fueron a firmar a la sacristía. Mientras tanto, los asistentes fueron saliendo poco a poco del templo para esperar en la plaza a Yurena y Javier y lograr, de este modo, posicionarse en algún lugar estratégico desde el que contemplar la salida de la feliz pareja. Sin embargo, tuvieron que esperar algo más de lo normal porque la hija de José Abraham Domínguez, acompañada de su ya marido, subió hasta el camarín de la Virgen del Pino para ofrecer su ramo, compuesto de peonias, a la venerada imagen.

El intenso calor que acompañó durante la jornada de ayer provocó que los abanicos fueran un elemento imprescindible. La basílica, completamente abarrotada de invitados y curiosos, contribuyó a aumentar la sensación de sofoco que de por sí ya existía en el exterior. Por ello, y tras ser recibidos a su salida con una lluvia de pétalos y granos de arroz, los novios tuvieron un bonito gesto con sus invitados, quienes tuvieron a su disposición agua de Teror en unas mesas situadas en las cercanías del templo. Asimismo, a cada uno se les fue entregando una cajita dorada que incluía varias chocolatinas, frutos secos y una toallita, envasados estos dos últimos casos en paquetes con las iniciales de los contrayentes y la fecha del matrimonio.

En Rolls descapotable

Yurena y Javier se dirigieron a la Casa de los Patronos de la Virgen para inmortalizar este día en el emblemático edificio de la villa mariana. Agustín Manrique de Lara, patrono de la imagen, les acompañó hasta este lugar donde fueron fotografiados por Ramón Verdugo al tiempo que la empresa Reflejos Digitales grababa cada instante. Pero no fueron los únicos que dispararon el flash. En la Plaza de El Pino un flamante Rolls Royce descapotable de 1992, modelo Corniche, esperaba para conducir al matrimonio hasta su próximo destino. Muchos fueron los curiosos que se acercaron a contemplar de cerca este vehículo clásico que partió por la calle Real.

Tras la ceremonia los invitados recorrieron cerca de 70 kilómetros para llegar al Campo de Golf de Maspalomas, lugar en el que tuvo lugar el banquete.

Los convidados, ya fuera en alguna guagua reservada para la ocasión o en sus propios coches, se desplazaron desde las medianías del norte hasta el sur de la Isla para continuar arropando a los novios y festejar su gran día.

Yurena Domínguez y Javier Déniz, quienes no ocultaron su alegría en sus miradas y sonrisas, viajarán próximamente hasta la Costa Oeste de Estados Unidos y a México para vivir una inolvidable luna de miel.

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