El alcalde de Tejeda dice que algunos ecologistas son unos tocanarices.
Bueno, hay una empresita que vive del cielo de Tejeda, AstroEduca, que genera su economía por el potencial astronómico de las islas. Ahora mismo en Gran Canaria al sur no te puedes ir porque está contaminado lumínicamente y al norte tampoco. Solo nos queda la Cuenca de Tejeda.
¿Tocanarices es para usted un insulto o un elogio?
No entramos en ese tipo de calificaciones. Nosotros hacemos las cosas porque entendemos que es necesario. Depende lo que cada uno quiera meter en los espacios naturales. Vamos a hacer las cosas con espíritu constructivo para ponerlas en valor. Es necesario el diálogo.
¿Qué es lo que propone?
Invito a la corporación municipal de Tejeda a que se acerque una noche a hacer un taller de astronomía. Todo el patrimonio arqueológico que tiene, donde está también el Bentayga, está vinculado a una mirada del cielo. Nuestros antiguos aborígenes calculaban los tiempos con las estrellas. Soy de Tejeda y mi abuela conocía el Lucero de tres y media para amanecer, el de las cuatro, Las Cabritas... Había una riqueza enorme en el cielo de la Cuenca de Tejeda.
¿Turismo astronómico?
Podría ser un atractivo para el municipio. Sé que a veces encender una luz es apagar otra.
Por la contaminación lumínica.
Claro, por la contaminación lumínica. Los neotejedanos son gente que quiere reinventar Tejeda en clave de copiar a la ciudad. Hay que ver el valor de lo que tenemos. La gente que va al campo está buscando huir de la ciudad. Si se encuentran lo mismo, dejarán de ir. Hace falta una nueva mirada.
El Ayuntamiento de Tejeda entiende que iluminar el Bentayga será reclamo turístico.
Es el infantilismo ese de que pongo los bombillos y aparecen los mosquitos. Es esa mirada un poco ingenua de lo que es la oferta turística. Es algo decimonónico, está desorientado.
¿Qué se debe hacer?
Debemos organizar algún encuentro para rescatar el cielo de Tejeda, invitando a la corporación y a la prensa. Debemos aprovechar esta oportunidad del conflicto para poner en valor los valores que tiene Tejeda.
Al alcalde le molesta que los foráneos opinen tanto de lo que se debe hacer en el pueblo.
Bueno, yo también soy de Tejeda. Es más, el movimiento ecologista canario nació en Tejeda, en El Espinillo. Creo que la respuesta de un tocanarices, como dice él, es invitarlo a una noche de estrellas. Invitamos a los ciudadanos a ver qué es más interesante, si la noche de Tejeda o la iluminación artificial de un monumento. Es abismal la riqueza natural que tiene.
¿Ve futuro al uso del cielo de la cumbre?
Alumbrar el Bentayga son cuatro luceros y sin embargo se trata de apagar cientos de luceros que hay en el cielo iluminando la noche. La asimetría es tan brutal. Es la única forma de explicar el patrimonio arqueológico de Tejeda, como el equinoccio de otoño celebrado en el Bentayga, donde incluso se hizo una excursión arriba para ver cómo los aborígenes, a través de la luz, el amanecer y las estrellas, calculaban el año agrícola. Cuando fue el eclipse de luna estaba Las Palmas medio oscura y la gente se fue para Tejeda.
¿A usted le ha sorprendido que la Comisión de Patrimonio Histórico del Cabildo de Gran Canaria haya aprobado mayoritariamente el permiso para iluminar el Bentayga?
Bueno, eso fue un acto concreto de la parte arqueológica. No veían problemas arqueológicos, pero el Bentayga no solo es un monumento arqueológico o histórico, también es un monumento natural. Lo que decían es que no tenía afección al patrimonio arqueológico. Pero no son ellos los que tienen que autorizar o desautorizar desde el punto de vista ambiental. Pero en el Bentayga sí puede haber afección ambiental y paisajística.
El alcalde reconoce que la luz puede afectar a algún ave que anide allí, pero de forma secundaria y puntual.
Hay tres aves nocturnas fundamentales. Es que cuando oscurece no se muere la naturaleza, hay otra vida. Búhos para controlar plagas de ratones y ratas. La pardela cenicienta, que sale de noche para poder llegar al mar. Y luego está la afección directa de la que le toque encima el bombillo.
¿Y a la flora?
Y luego hay que tener en cuenta el estrés que se le produce a la propia vegetación. Lo más grave es que un bombillo necesita una red eléctrica y una instalación. Al final se convierte en una zona electrificada.
Al alcalde de Tejeda le extraña que se preocupen por cuatro bombillos y no por las pintadas en los roques de la cumbre.
Lo que pasa es que comparar la maldad con otra maldad no da valor añadido ninguno. La polémica la ha creado él mismo. Él plantea el asunto descalificando a gente y eso genera una polémica artificial.
Y dice que en la Península hay monumentos iluminados.
El patrimonio histórico a veces tiene sentido ponerlo en valor, pero en un espacio natural no es lo común. Entiendo que se ilumine el Auditorio por la noche, aunque también tiene un perjuicio para las aves marinas, pero puede tener un valor añadido porque ves un perfil del edificio, pero en una montaña...
