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Santa Lucía de Tirajana

El Sureste pierde en quince años seis de sus ocho cooperativas de tomate

La competencia de Marruecos y la falta de ayuda al transporte provocan la caída de las asociaciones

El Sureste pierde en quince años seis de sus ocho cooperativas de tomate

De las ocho cooperativas de exportación de tomates del Sureste existentes hace 20 años solo quedan dos: Counaga, fundada hace 51 años y Yeoward, creada hace 31 años. En el camino han quedado en la última década La Orilla, San Rafael y Colicam, ésta última ha dejado de exportar por primera vez este año, dedicándose solo a la producción para el mercado local.

Respecto a las sociedades existentes hace 20 años destacan la pionera Counaga, San Rafael de Vecindario con almacén propio y que tras una crisis a principios de este siglo terminó cerrando hace cinco; Cooperativa Limitada del Campo (Colicam), fundada en 1979 y que llegó a contar con más de 50 socios, siendo sus marcas más conocidas Coli, Arti, Suprema y Élite; Yeoward, fundada en 1984; Sociedad Cooperativa Molino Blanco del Doctoral (Moblandoc) de Cruce de Sardina y Cooperativa La Orilla, domiciliada en Pozo Izquierdo; también desaparición la sociedad Valerón.

Además, de las cooperativas citadas han tenido actividad la Comunidad Agrícola El Cruce, siendo los comuneros más importantes fueron Juan Bonny y S. Sánchez; Framape y Los Nicolases y la Comunidad Cauce y muchos pequeños empresarios. "Evidentemente ha habido una reducción de hectáreas de cultivos de tomate en el Sureste", apunta Manuel Rebollo.

El especialista en historia del tomate en Gran Canaria y Canarias, Manuel Rebollo, indicó que en el Sureste "no ha habido tantas cooperativas como podría parecer, pues, a las cooperativas les costó triunfar en el Sureste, por muchas razones, entre los que destacan problemas de coordinación y confianza, junto a los cupos de exportación". En Ingenio, Agüimes, Santa Lucía y San Bartolomé han habido también pequeñas producciones que han preferido que recojan sus tomates y los exporten otros.

La etapa de mayor producción al aire libre se sitúa en la zafra 1938-1939, en la que Santa Lucía cultivaban 1.378 hectáreas, Agüimes 550 e Ingenio otras 110 hectáreas. "Si en aquella etapa había algo más de dos mil hectáreas de tomateros, en 2010 solo había 410 hectáreas, ya que se fueron reduciendo a partir de la segunda guerra mundial, con lo que en los 60 años últimos se han dejado de cultivar unas 1.600 hectáreas", indica Rebollo. Una hectárea equivale a 10.000 metros cuadrados. En los últimos 15 años han seguido perdiéndose zonas.

"Las razones han sido la crisis del sector de tomate por falta de ayuda al tomate y al transportes, los altos costes de producción, la competencia de Marruecos y de la Península", indica el presidente de Counaga, Antonio León. Además, a finales de la última década del siglo pasado y primera de este siglo, los cultivos han tenido que hacer frente a varias plagas.

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