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Teror

El Rocío estalla en Teror

La Hermandad de Las Palmas cumple la tradición y supera las expectativas con una multitudinaria romería al Pino

El Rocío estalla en Teror

"Seguiré viniendo hasta que Dios quiera porque voluntad no falta". Juan Armas no duda ni un instante en seguir viniendo a la romería del Rocío de la villa mariana a pesar de su edad. Con 82 años "en la espalda" asegura que volverá a repetir una experiencia que define como "gratificante y bella".

No es la primera vez que acude junto a su mujer, Carmen Sierra, y probablemente no sea la última. "Le he dicho varias veces que me traiga en silla de ruedas si hace falta porque la cosa es venir y disfrutar", aseguró. Ellos, como buenos bailarines que se han alzado en varias ocasiones con el campeonato de Canarias en bailes de salón, no se achican ante una sevillana y ayer lo demostraron con creces.

Teror se vistió ayer de faralaes para que la Hermandad del Rocío de Las Palmas cumpliera un año más su tradición, enmarcada en esta ocasión en la primera semana andaluza del municipio. A pesar de que la peregrinación desde la finca de Osorio quedó suspendida por el cierre de los espacios recreativos por parte del Cabildo de Gran Canaria con motivo de la última la borrasca, la afluencia de público fue tal que en ocasiones era complicado transitar por las calles del casco. El municipio de medianías vivió un gran ambiente en el que no faltaron los farolillos, las palmas y las castañuelas.

En torno a las doce y media de la mañana arrancó la comitiva desde El Puente. Allí la multitud recibió el simpecado, el estandarte que representa a la Hermandad y a la Virgen del Rocío. El teniente hermano mayor, Francisco Parrondo, mostraba ayer su alegría por el éxito de este acto a pesar de que las carretas y los bueyes no les acompañaran en esta ocasión. El sonido de la flauta rociera de Francisco Cabra y los golpes de tambor de su hijo Miguel se encargaron de guiar a los participantes de esta romería y ofrenda floral, entre los que se encontraban 14 grupos de la capital grancanaria relacionados con las tradiciones andaluzas, hasta las puertas de la basílica Nuestra Señora del Pino.

A su encuentro salieron el párroco de Teror, Antonio Perera, y el capellán de la Hermandad, Roberto Rodríguez. Un coro rociero amenizó la celebración religiosa y los fieles agasajaron a la Virgen del Pino con una salve que arrancó lágrimas entre los rocieros que abarrotaron el templo. Fue, sin duda, el momento más emocionante de todos y el que más aplausos arrebató.

Farolillos y casetas

El exterior de la basílica no dejó de respirar fiesta en ningún momento. Muchos optaron por formar corrillos para cantar y bailar sevillanas en las calles mientras las miradas curiosas de los paseantes se fijaban en ellos. Recién llegadas de Sevilla, las amigas canarias Concha Navarro y Piluca Hernández, pertenecientes a la agrupación Las Damas Rocieras, no quisieron perderse la oportunidad de vestirse de flamencas. Hernández, ligada a la Casa Herreña, confecciona trajes y da clases de baile, una circunstancia que le hace sentir "de un modo especial este encuentro". Los lazos con Andalucía también se hicieron notar ayer en Teror. Muchos de los asistentes nacieron en esa tierra o son descendientes de oriundos de ella. Es el caso de Charo Gallardo, quien señala que "no tiene nada que ver" esta celebración con la que tiene lugar en Almonte, "pero tan bonita es una como la otra". Emocionada, confiesa que para ella es una forma de revivir el pasado y de reencontrarse con su abuelo, con quien asistió, en su infancia, al Rocío.

Sin embargo, buena parte de la fiesta se concentró en la plaza de Sintes. Una carpa adornada con farolillos y fachadas de casetas transportaba de forma inmediata a la Feria de Abril. El grupo Los Carmona amenizó la mañana y pocos fueron los que se resistieron a bailar sevillanas. Esperanza Santana, diseñadora de trajes andaluces, fue una de ellas. "Estoy muy contenta, aprendí primero a moverme y luego me interesé por la vestimenta", explica. Otros, en cambio, prefirieron presenciar el exitoso espectáculo sentados. Desde una mesa perteneciente a una de las cantinas del entorno, Walkiria Pérez, procedente de Tenerife, calificaba de "fantástica" esta iniciativa. "Esto es una maravilla porque Teror ofrece algo más que solo venir al Pino".

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