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Robo en casa del churrero

Una prostituta se confabula con tres delincuentes para asaltar al dueño de una churrería en Vecindario

Robo en casa del churrero

La Audiencia de Las Palmas dejó ayer visto para sentencia un juicio contra cuatro acusados que montaron un golpe con la ayuda de una prostituta para robar en casa del "churrero" de Vecindario.

Estefanía M. R. abrió la puerta a los asaltantes mientras le "prestaba un servicio" al perjudicado, que es propietario de una churrería en el sureste de Gran Canaria. Entraron en la vivienda con la intención de llevarse billetes de lotería, dinero y hasta droga, pero no hallaron nada de eso y la víctima logró zafarse. La Guardia Civil dio con los autores del intento del robo tras intervenir el teléfono de la prostituta, que tenía como cliente habitual al churrero, según reconoció el propio afectado en la vista oral celebrada en la Sección Primera de la Audiencia de Las Palmas.

Luego, tras montar un dispositivo de vigilancia, detuvieron a Antonio Juan R. P. con 160 gramos de cocaína. Se trata de el Bocúo, del barrio de Jinámar, en la capital grancanaria, que llevaba la coca escondida en un faro de su Seat Ibiza, con la intención de transportarla en barco a Fuerteventura para distribuirla en la Isla.

El Bocúo ha reconocido el intento de robo y el tráfico de drogas junto a José Luis F. P. La Fiscalía solicita cinco años de cárcel para cada uno de ellos por ambos delitos, así como dos años de prisión para Estefanía M. R., que sólo está acusada como cooperadora necesaria por la tentativa del robo en casa habitada, que ocurrió en la madrugada del 18 de octubre de 2013.

Estos tres acusados admitieron los hechos y llegaron a un cuerdo con la fiscal Beatriz Sánchez para reducir sus penas. En cambio, Antonio José R. E. rechazó el pacto y acusó a sus compañeros de fechorías de mentir para inculparlo y lograr así la libertad provisional. Este procesado, que es conocido como el Pupi, reconoce que viajó desde Fuerteventura a Gran Canaria para cometer el robo en casa del "churrero de Vecindario", pero asegura que decidió quedarse fuera en el último momento porque tenía otras causas judiciales y no quería más complicaciones.

La víctima, sin embargo, identificó al Pupi durante el juicio como una de las tres personas que entraron en su causa, le maniataron con unas bridas y le golpearon. "Se hicieron pasar por la Guardia Civil, me tiraron al suelo y me gritaron te cogimos, dónde está el dinero y la droga", testificó la víctima.

El Pupi está considerado por la fiscal como el cabecilla de la banda. Por eso, al no admitir los hechos, el ministerio público solicita para él nueve años y medio de cárcel, la pena más elevada. Su abogado, Mariano del Río, pidió la nulidad del procedimiento al considerar que se intervino su móvil por "meras sospechas".

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