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San Bartolomé de Tirajana

Maspalomas se baña en purpurina

Más de 3.000 mascaritas dan la bienvenida el día 11 del 11 a las 11.00 horas al carnaval alemán en las dunas

Un grupo de tritones inauguran el carnaval alemán en el chiringuito número siete de Maspalomas. QUIQUE CURBELO

Día 11 del 11, a las 11.00 horas. Esta combinación numérica marca el pistoletazo de salida del carnaval alemán, en Colonia, solo que desde hace casi 20 años la fiesta se celebra en la playa de Maspalomas bajo la bandera multicolor del chiringuito número siete. Más de 3.000 cuerpos semi desnudos, embarrados en purpurina, lujuria y espuma de cerveza, recibieron a Don Carnaval con los brazos abiertos entre las dunas y algún que otro chapuzón espontáneo en la orilla. Este año los visitantes continuaron con la juerga hasta horas inconfesables en el centro comercial Yumbo, tras participar en la primera cabalgata que ofrecen las fiestas del Orgullo Gay de Invierno.

Maspalomas se consolida como un destino en el que los sueños de sus visitantes se hacen realidad. Por muy disparatadas que sean las aventuras imaginarias de los turistas, siempre hay un recoveco en el municipio que cumple con las expectativas de los forasteros.

"Me siento como si estuviera en el paraíso. Es la primera vez que vengo al carnaval alemán en Maspalomas y la primera vez que disfruto de una fiesta tan divertida sin necesidad de preocuparme por el qué dirán los demás. Me siento el rey, bueno más bien la reina, de esta playa", bromeó Lian, un holandés que cumplía ayer 40 años en compañía de tres de sus "viejos amigos" y más de una medio centenar de candidatos a nuevos compañeros de viaje. "¿Te vienes a dar una vuelta?", le preguntó un cavernícola de ojos azules con acento francés. Y en menos de un abrir y cerrar de ojos ambos desaparecieron entre una cuadrilla de marineros, hadas, cupidos, una manada de zebras, un torero con su tonadillera, un padre con un niño travieso "en su primer día de colegio", y un grupo de azafatas de "primera clase".

Algo más solitario, por eso de que "él es un alma libre", se paseó por la orilla un italiano de nombre Nico que prometía dulzura nada más verlo. Era el "chico de las golosinas". "Llevo dos días cosiendo caramelos al vestido. Pero me encanta porque sé que con este disfraz voy a conocer a mucha gente. Hace un mes que vivo en el Sur y hoy va a ser mi presentación en sociedad", vaticinó el muchacho de los cucuruchos y chupachups.

Este año las fiestas del Orgullo Gay de Invierno ofrecieron como broche de oro a la jornada una "caminata" con carroza incluida por las calles de Playa del Inglés hasta el centro comercial Yumbo.

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