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Arucas

Las armas aborígenes de madera

El club Gariruquian Arehuc rescata el uso deportivo de la macana, el tolete, la vara y el garrote

Las armas aborígenes de madera

Arucas rescata las cuatro armas de madera que blandieron durante siglos los aborígenes canarios contra los invasores. El club deportivo Gariruquian Arehuc comienza en el pabellón Antonio Afonso 'Tonono' a formar tras años de olvido a nuevas generaciones que quieren descubrir los secretos y técnicos de la macana, el tolete, y los más conocidos del garrote y la vara o palo.

Once aficionados de distintas edades han arrancado con este proyecto de divulgación, con el reto de llegar a las escuelas y crear un semillero, según el vicepresidente, Cristóbal Navarro.

Las armas de madera se usaron durante siglos en todas las Islas como instrumentos de guerra, ante la ausencia de metales para su fabricación. De esta forma surgieron los medios arrojadizos, tanto de madera (lanzas) o de origen lítico, como de contacto (garrotes y palos), así como los escudos defensivos. Todo, en un batalla desigual en campo abierto contra los sucesivos invasores, ya que el enemigo empleaba espadas, ballestas y la caballería. Por contra, la alternativa era las acciones rápidas, en lugares seleccionados, y el uso de utensilios ligeros que les concediera capacidad de respuesta.

En este marco histórico surgen estas cuatro armas de guerra. "Este es un patrimonio intangible que no se puede perder. El aislamiento generó una elevadísima capacidad de adaptación del hombre al medio. Y existen numerosos grabados y escritos que atestiguan la presencia de estas armas en episodios de la historia de nuestros antepasados", según Cristóbal Navarro, que cita acontecimientos como la Batalla del Batán, los enfrentamientos por el Monte de Doramas y los repartimiento de aguas, donde quedaron reflejados. El experto recuerda que existían guerreros de élite especializados en su uso, como los que siguieron al caudillo Doramas cuando se refugió en el monte, además que el resto de la población estaba preparada para su uso.

Las armas fueron prohibidas tras la Conquista, quedando relegadas a un uso puntual en el ámbito rural. Y eran elaboradas casi siempre con acebuche. Ahora el grupo deportivo de Arucas trata de recuperar eso cuatro vestigios que han llegado hasta nuestros días. Entre ellas, la más desconocida es la macana. Es un palo con un extremo rematado en bola o cabeza abultada, que le da una gran contundencia. De ahí la expresión "le dieron un macanazo". Su uso se caracteriza por ejercer movimientos circulares desde el extremo.

Al tolete se le conoce también como palo arriero, por su uso profesional. Se agarra por el centro, lo que le confiere un factor diferenciador, usándose como elemento defensivo y de ataque. Mide de la punta de los dedos a la axila. Y se practica actualmente casi con exclusividad en Gran Canaria y Tenerife. "Se llevó un toletazo o una toletiada", dice la expresión.

El tercero es el garrote, que significa palo grueso y fuerte. Usado por el pastor para moverse por barrancos y montañas, y también como medio de protección. Pese a prohibirse tras la Conquista, siguió empleándose. Tenía un diámetro de unos cuatro o cinco centímetros aproximadamente, tanto que "llena la mano". Habitualmente era tan alto como su propietario, o incluso más. En su manejo se coge por el centro con ambas manos, empleándose técnicas de ataque y de defensa, y combinando movimientos de impacto con ambos extremos, llegando a derribar e inmovilizar al adversario con contundencia y eficacia. A su vez, se emplea como bastón para salvar los desniveles del terreno. Se practica como lucha del garrote en casi todas las islas. Entre sus partes se incluye la punta (extremo correspondiente a la mano que tiene la palma de la mano mirando hacia arriba), burra (entre las dos manos) y regatón (extremo agarrado con la mano mirando hacia abajo).

Por último, el palo. Se sujeta con ambas manos, por uno de los extremos, cambiando el lado o "guarda" como medio de desplazamiento en los movimientos de ataque y defensa. Es una vara ligera cuya medida suele ser aproximada a la altura del esternón del jugador. Se citan distintos orígenes, entre ellos el mundo del camellero. Y se práctica se conoce como juego del palo.

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