La proliferación de cabras asilvestradas en los espacios naturales protegidos del oeste de Gran Canaria se debe, en buena parte, a la existencia de ganaderías ilegales, que por desidia o malas prácticas sueltan a los animales en el campo para que se alimenten y luego los dejan allí abandonados. Esta es una de las conclusiones de los técnicos de Medio Ambiente del Cabildo tras estudiar el origen y los movimientos de las cabras salvajes de Inagua, Güigüí y Tamadaba, que están siendo eliminadas con disparos de rifle ante las dificultades para capturarlas vivas.

Todos los ganaderos están obligados por ley a registrar a sus animales mediante un crotal (marca o distintivo que se coloca en una oreja de la cabra), pero aún hay personas que tienen rebaños de forma irregular y los dejan sueltos por los alrededores de sus corrales, sin ningún control sanitario o alimenticio. Una vez que esas cabras se escapan hacia los riscos, los dueños ni siquiera pueden reclamarlas como suyas, pues implícitamente estarían reconociendo que tienen una explotación ilegal y se enfrentarían a fuertes multas.

Pastores

"Los pastores tradicionales conocen a sus cabras perfectamente, incluso les ponen nombres, y todos los días sacan y vuelven a meter a su ganado en el redil", afirma uno de los técnicos responsables del control de cabras para resaltar que la inmensa mayoría de los ganaderos de La Aldea, Artenara, Tejeda, Mogán o Agaete cumplen con la normativa.

"A todos nos impacta ver un animal muerto, pero también se eliminan las serpientes de California o el picudo rojo de las palmeras porque son especies introducidas y ponen en peligro la riqueza genética de Gran Canaria", comenta el mismo técnico, quien precisa que en los estómagos de los gatos salvajes capturados en la cumbre se han encontrado restos de pinzones azules, un ave en peligro de extinción.

El Partido Verdes de Gran Canaria tildó ayer de "exterminio de nuestro patrimonio genético" la acción llevada a cabo por el Cabildo contra las cabras asilvestradas. El portavoz de esa formación, Francisco Ojeda, dijo que "existen medidas de protección para las repoblaciones, tales como las mallas metálicas galvanizadas, un cerramiento de mallas cinegéticas que se caracterizan por su bajo coste y alto rendimiento protector".