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Nogales: "Las cabras se comen la riqueza de los espacios naturales de Gran Canaria"

"La isla está siendo pionera en la lucha contra las especies invasoras, el Cabildo está siendo valiente", explica el investigador, científico y profesor de Zoología en la ULL

El investigador y profesor Miguel Nogales.

Estos días se ha generado una polémica en Gran Canaria por el sacrificio de cabras del ganado guanil.

Curiosamente vengo de una reunión sobre este tema que hemos mantenido hace menos de una semana en Madeira. El tema fue bastante parecido en la opinión pública porque allí se controlaron las cabras de dos islotes en las Islas Desertas, enfrente de Madeira. Ellos están preparando un proyecto ex profeso para las cabras que están produciendo unos daños impresionantes.

¿Y cuál es su opinión?

Hay dos cuestiones clave bajo mi modesto entender. Una es que es ilegal tener ese ganado guanil en zonas públicas, y menos en espacios naturales protegidos. Por eso lo prohíbe la ley de montes expresamente. Por eso en zonas como Inagua o Tamadaba es imposible, está totalmente prohibido.

O sea, que no es nuevo.

Esto no es nuevo. La ley de Montes lo deja bien claro desde hace tiempo. La legislación en España ha sido bastante avanzada en el tiempo. Es una legislación fenomenal, lo que pasa es que en este país desgraciadamente no se aplican todas las leyes por el mismo rasero. Esto lleva prohibido más de un siglo.

¿Y la otra cuestión que citaba?

Por otro lado está la disposición rural que dice que en las explotaciones ganaderas los ganaderos tienen que tener perfectamente etiquetado y bajo control a su ganado. No pueden hacer lo que ocurre hoy en día en Gran Canaria, donde la gente se hace el sueco con las cabras, las cabras entran en monte público, se comen todo lo que tienen de riqueza los espacios naturales, que están para proteger la biodiversidad y cuando llegan las navidades si puedo me voy al monte, apaño un par de baifos, los vendo y ya tengo yo mis navidades con una gratificación a costa de todo el pueblo.

Entonces aprueba la postura del Cabildo de Gran Canaria.

Con muy buen criterio el Cabildo de Gran Canaria es la primera institución que yo veo que apuesta seriamente por eso para controlar las cabras. Gran Canaria tiene un proyecto Life del macizo de Guguy en La Aldea donde esta práctica es lo normal históricamente. No es de ahora ni de unos años para acá. Eso cuesta entrar en la sociedad, muchísimo.

¿Cree que la sociedad no está bien informada?

Socialmente tenemos que tener un cuidado porque hay una gran sensibilidad social para todos estos temas. Hay que proteger absolutamente todo, a todo ser vivo hay que protegerlo. No vivimos en cualquier sitio. Vivimos en islas oceánicas con una gran biodiversidad que es delicadísima.

Y la gente no está formada suficientemente.

Esto requiere tener a una población humana muy bien informada en el terreno medioambiental y desgraciadamente no la tenemos. Adolecemos de eso. La prensa, los científicos y los gestores tenemos que tratar todos estos temas de una manera muy cuidadosa porque son muy sensibles.

La gente es sensible con la reciente matanza de cabras.

¿Por qué hoy la gente se echa las manos con las cabras y no se las echa con las culebras de California? ¿Qué diferencia hay? Yo no veo ninguna diferencia.

Es que la gente en general siente asco por las culebras pero no por las cabras.

Claro, pero eso está en la información y en la educación ambiental. No pensamos en donde vivimos. ¿Por qué viene el turismo en masa a vernos tanto a las islas macaronésicas? Ellos no vienen a ver cabras ni ovejas porque ya las tienen de sobra en sus países de origen. Imagínate Escocia, Holanda con las vacas o Inglaterra. Todo eso lo tienen. Lo que no tienen son especies exclusivas y eso es lo que nosotros tenemos, ese es nuestro patrimonio.

Quizá no sabemos valorar ese patrimonio.

Desde el punto de vista humano, ese patrimonio lleva aquí muchos millones de años, antes que los 3.000 años que lleva solamente el ser humano. Es un análisis así de duro y así de claro.

Entonces hay que aplaudir la actitud del Cabildo de Gran Canaria.

Tenemos que apoyar a este cabildo porque está intentando aplicar la ley, no está haciendo nada extra.

¿Por qué abatir a las cabras?

Pues porque no hay otro método de hacerlo. Se han intentado aquí con muy buen criterio las apañadas, pero es que las apañadas desgraciadamente no han sido nada efectivas porque las cabras siempre están en los sitios escarpados, y encima son un peligro para la gente que tiene que retirar el ganado. Se han pasado dos años para retirarlo.

Usted respalda totalmente las medidas cabildicias.

Ahora mismo lo que hay que hacer es apoyar a la Administración porque lo está haciendo bien. Esos dineros que nos están llegando para conservar el patrimonio de la biodiversidad están dando de comer a muchas familias canarias. No nos olvidemos de eso. Ese análisis no lo ha hecho nadie, no lo he visto en los periódicos. A mí me parece un poco lamentable lo de las encuestas que han salido. Es un tema tan delicado.

Pero no todo el mundo es experto en la materia.

A la sociedad hay que darle buena información y estos temas hay que tratarlos con un cuidado tremendo. En lo que nos pasan un par de generaciones para que nuestra sociedad madure ambientalmente, podemos perder toda nuestra biodiversidad, y cuando se den cuenta a lo mejor es ya tarde. Ahora es cuando tenemos que tener la mayoría de edad y la sensatez para tratar estos temas con exquisita delicadeza.

Lo que le ocurre a la gente es que le repele visualmente ver cabras muertas a tiros por el campo.

Sí, lo entiendo, pero ahora no hay técnicamente otra alternativa. Yo estuve ocho años con proyectos de investigación en las islas Galápagos. Queda una isla, la Isabela, que es como tres veces Tenerife, que tiene unos 10.000 kilómetros cuadrados, donde se están usando helicópteros, perros entrenados en Nueva Zelanda, venenos y cabras Judas para erradicar las poblaciones.

Según usted, no hay alterna-tiva.

Debemos tener claro que estamos en una contienda que se tiene que decidir: o nuestra biodiversidad o las especies invasoras. Ahora mismo nuestro pueblo no está preparado medioambiental ni suficientemente a la altura para decidir ese tipo de cosas. Es que nos va nuestra economía en ello. Sin nuestra biodiversidad habría que ver cuántos turistas vendrían.

¿Estas prácticas se hacen en otras partes del mundo sin problemas?

Sí, sí. Yo he asistido a muchos debates. Tuvimos uno en la isla de Okinawa, en Japón, y en Madeira hace nada, ni una semana, aunque ya lo habíamos tenido dos años atrás. Lo tuvimos en la isla de Santa Cruz en las Galápagos. Y a la gente al principio le cuesta pero es que no hay más remedio. Si no libramos esta batalla es que perdemos la biodiversidad.

¿Nos jugamos el futuro a vida o muerte?

No nos estamos jugando cualquier cosa. Yo sé que socialmente es delicado. Imagínate la gente que tiene que ir a batir esas cabras, que son ingenieros o cazadores profesionales, que son personas formadas para salvaguardar la biodiversidad. No es agradable tener que dar un tiro a ningún bicho ni tener que poner un veneno, pero nos estamos jugando algo muy serio.

Y en Canarias más.

Estamos en unos de los archipiélagos oceánicos de más biodiversidad del mundo. Hay que decirle a la gente que no vivimos en cualquier sitio y por eso tenemos que estar a la altura porque si no será irreversible. Ya se nos han extinguido bastantes especies y hay que oponerle freno. A esta gente del cabildo que ha llegado con una valentía enorme hay que apoyarla y no ponerle el pie encima. Bastantes problemas tienen, y encima son novatos los de del área de Medio Ambiente. Yo me quito el sombrero por la valentía que han tenido.

Estas medidas no las han tomado los cabildos de otras islas.

Gran Canaria está siendo pionera ahora mismo. Pero este es un problema que hay que afrontar en todo el Archipiélago. Lo que pasa es que los gobiernos no han tenido la valentía de aplicar la ley. Solo eso. Nuestras reservas de flora endémica, desde Lanzarote a La Palma, superan a países enteros en Europa. Aquí no nos puede temblar el pulso.

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