La Provincia - Diario de Las Palmas

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Entrevista. Parrandero

Abelardo García ´el Tormento´: "Mi padre me advirtió que iba a tener que beber mucho ron y pasar sueño"

"Me hace feliz tocarle a enfermos en cama; me dicen que ese día no necesitan medicinas gracias al ´Tormento", afirma el artista

´El tormento´, con la guitarra en su casa-cueva de Firgas. JOSÉ CARLOS GUERRA

¿Cuándo compró su primera guitarra?

La primera la compré en Triana, creo que en la Ferretería El Martillo. Y me costó unas 300 o 400 pesetas, tenía unos 16 o 17 años. Mi padre tenía una guitarra, pero no era suya. Era de un vecino que se la prestó cuando se fue a Venezuela, y luego se la entregó al hijo. Y por eso me compré una. Cuando me vio bajar por la vereda con la guitarra nueva me preguntó que a dónde iba con eso. Y yo lo dije (con voz tímida): "bueno, yo quiero aprender". Y le pedí que me enseñara.

¿La compró sin decirle nada?

Claro. Y mi padre me dijo: "tú no sabes de rones que vas a tener que beber y sueños que vas a pasar por ahí". Y aprendí con mi padre, y también en los años 69 y 70 mirando de un lado para otro. Porque yo soy parrandero de aceite y vinagre, no soy artista (y lo repite por segunda vez lentamente para que quede constancia).

¿Y eso?

Antes las madres compraban el pizquito de aceite, de azúcar y de café en la tienda, porque el resto lo daba la labranza. Pero al lado de la tienda estaba donde se echaban los rones, los ´coñales´. Y ese era el vinagre.

¿Recuerda sus primeras salidas?

Sería con mi padre. Tendría unos 16 o 17 años. Mi abuelo también era parrandero. Lo conocí con ocho o nueve años con la guitarra, pero me queda una imagen muy vaga.

¿Ya se iba en esa época por ahí de parranda?

Desde que mi padre me enseñó los primeros pisados. Luego trabajando y viendo, parrandiendo por los bares, las cantinas, las calles, guachinches...

¿Por qué viene lo de ´El tormento´?

Viene por los apodos que se ponían antes a la gente. Mi familia viene de los tormentos. Antes se bautizaba así a todo el mundo. Antes decían: "a ver si bien los Tormento para alegrar la fiesta", después de las recogidas de papas y las deshojadas. Mi abuelo y mi padre se llaman también Abelardo, como yo. Y me tocó. Siempre decía que si algún día cantaba algo, porque claro trabajaba en aquella época en la hostelería en Las Palmas y no tenía tiempo, me llamaría también El Tormento.

¿Hay expertos que advierten de que el folclores más tradicional se está prostituyendo. ¿Cree que se ha cambiado sus raíces y la esencia?

Sí, ha cambiado bastante. Yo es que soy purista, porque me crié así. Es que ser folclorista es complicado. Canto el folclore, pero para hablar de folclore hay que hablar de esas raíces. Pero sí, la pureza del folclore se ha perdido. Hemos enriquecido en músicos, tenemos grandes instrumentistas y grandes arreglistas pero, aunque respeto las versiones, se ha perdido bastante de la pureza del folclore. Y es una pena, porque el cancionero canario es muy grande, pero hablamos de las isas, folías, malagueñas. Es como el cante jondo, que no ha perdido su esencia. Y aquí todo el mundo quiere hacer sus cosas. Cuando empezó el programa de televisión Tenderete daba gusto ver a los viejitos, ver la pureza. Pero, también estancarse es morir, y cada uno emplea la música que quiere. Pero yo canto lo que aprendí viendo de un sitio y de otro. Y el folclore debe mantenerse duro y puro. Eso hay que respetarlo. Hay veces que oyes empezar y la propia gente dice: esta música no la entiendo. Respeto a todo el mundo, pero también le digo a la juventud que oigan a las personas mayores, como yo hice en su momento.

Y usted, ¿a qué palo le pega: las isas , folías...?

Yo canto los tres palos. Y luego rancheras. Tenemos un grupo que es ´Timple y bohemia´, con el que presentamos el otro día un disco donde hay de todo, rancheras, boleros, cosas canarias. Llenamos tres veces el Teatro Guinguada, y el Teatro Leal, en Tenerife.

También ha colaborado con El Colorado. ¿Cree que hay un resurgir del timple?

Es un lujazo. He cantado en todas las islas con él. Y en el Hermanamiento con San Antonio de Texas, en Estados Unidos. Y enVenezuela, que era empezar a cantar y llorar hasta el final por la gente que era una pasada.

¿Hay algún sitio que recuerde que fue un no parar de cantar y de alegría?

Recuerdo una vez en Fontanales, en Moya, ir un viernes y regresar el domingo a la tarde. De parranda. Cuando llegué a mi casa casi me matan. Nos estuvieron buscando, porque no sabían de mí. Antes no había un teléfono... Tocando, dormir un poco, ir de Fontanales a Moya a comer churros y volver. Tres días. Es lo que más que he estado.

¿Y herederos musicales tiene?

La semilla está plantada. Mis hijas. Ahora hay ´Tormentas´. Una está en el grupo Encantadoras, y la otra también le gusta. Y mi nieta de 12 meses. A ver si siguen.

¿Observa si hay ahora savia nueva para el folclore?

Hay juventud que te preguntan cosas. Sí sigue. Un ejemplo es Iván Quintana, en Los Gofiones, que parece que tiene 80 años. Es un ejemplo. Debería ser obligatorio el folclore en el colegio. Habría que ponerles a los niños un timple, aunque sea de plástico.

¿Usted aprendió de oídas?

Sí. Los grandes músicos, porque yo no soy músico, dicen que el folclore le ha enriquecido para dedicarse luego a otras música. Mi universidad es la calle; y el conservatorio los bares y los guachinches. Esto ha sido lo mío. Toco lo que sea para pasar un rato, guitarra, timple, bandurria, laúd, pero para parrandiar. Soy uno más, y a la gente le gusto como interpreto. Uno más Y me sento feliz. No hablemos de dinero porque es lo menos que hay, pero me voy contento porque he hecho feliz a mucha gente. Mucha gente ha llorado conmigo de felicidad, y yo también. Yo he sido profeta en mi tierra desde que nací. Triunfé sin dinero. Yo trabajaba y cuanto tenía tiempo parrandiaba. Si hubiera sido profesional, seguro que no hubiera disfrutado tanto.

¿Por qué?

Porque me hubiera dedicado sólo a eso. Cuando eres parrandero estás en un sitio, y en otro, y en otro. Creo que uno nace para lo que nace.

¿Cómo describiría parrandiar para quien no lo sabe?

Es reunirse en una casa. O cuando te ven en la calle y te preguntan por la guitarra, porque la mía siempre está lista en el portabultos del coche.

¿Y su tema de cabecera?

(Se lo piensa). Un bolero canario que se llama ´Amanecer en Canarias´.

¿Y la canción que le piden en todos los escenarios?

´Mujeres divinas´, una ranchera. Llevo más de 45 años en esto y siempre me piden las mismas canciones. (Y enseña en la parte trasera de la guitarra donde tiene la chuleta con sus 27 canciones principales de su repertorio. Pero también "los colmillos de mi boca", que tiene pegados a la madera).

¿Recuérde alguna anécdota?

He cantado con Sancochos, Los Granjeros, os Gofiones, Los Sabandeños y la Orquesta Filarmónica de Gran Canaria, en un trabajo sobre Néstor Álamo (se echa a cantar), que se pone siempre en El Pino. Esto pasa una vez en la vida. Con El Colorado, que es parrandero. Uno nace para divertir a los demás.

Además de tocar, ¿usted se divierte también en esas fiestas?

Soy feliz cuando los demás se divierten. Si cuando me aprendo una canción se me engrifan los pelos, ya digo: esta tiene que llegar. Y mucha gente llora.

¿Y le ha dado por componer?

He hecho dos canciones, de cosas que te pasan en la vida. ´Pasaste por mi vida´, que es de una vivencia.

¿Para parrandiar hay que estar especialmente contento ese día? ¿O basta, simplemente, con no estar triste?

A veces no lo estás, pero cuando pruebas el vino y está bien, en ese momento dices que merece la pena sacar la guitarra de portabultos. El estado anímico es importante. Casi siempre estoy con un grupo de amigos, que nos conocemos desde hace 30 o 40 años. Unos tocan isas, otros sambas, boleros... Compartimos una botella de vino, o dos si se alarga. Y esa es la historia.

¿Y sus hijas?

Ya con seis o siete años les dije que cantaran. Y al oírles me dije: aquí hay orejas. Siempre dije que si tenía hijos esperaba que les gustara la música.

¿Y como le dicen por ahí cuando está de gira: Tormento, Abelardo...?

A mí me dicen de todo: Tormento; Tormentito, las canariones de antes; y las mujeres que te dicen: ´hola Torme, qué tal´. Esto lo dije en un escenario y casi se mean. Lo que triunfa en la vida es la humildad. Y yo siempre he intentado cumplirlo.

¿Y le reconocen mucho por la calle sin estar con la guitarra en la mano?

El otro día en Tenerife, y me saludó mucha gente.

¿Cree que ha hecho feliz a mucha gente cuando toca?

(Silencio y suspira). Mis hijas. Y mucha gente se ha abrazado a mí. Y me dice: ´Joder, cómo nos dejaste llorar, nos recordaste a mis padres´. Y lo que estoy haciendo ahora en Valleseco es ir a ver a sus camas a personas encamadas, porque eso vale más que la medicina. Y ella me dice, "llegó El Tormento, hoy no necesito medicamentos". Y yo me voy tan feliz. Parece que en vez de pesar 90 kilos peso 60. Aveces me han preguntado cuál es el mejor escenario, y les contesto que es ir a cantar a las personas en cama. Eso es hacer feliz a los demás. Es una satisfacción enorme.

¿Falta la música canaria en los colegios?

Claro. Si se pone religión, por qué no se pone un timple, aunque sea de plástico. A mi nietita de 11 meses le pongo un timple delante, y le paso sus manitas por las cuerdas, y se queda oyendo. Debería ser obligatoria su enseñanza en los colegios. Si no, se pierde el folclore. Porque, a los niños se les mete todo en la cabeza.

¿Hay mucho aguafiestas de parrandas?

Siempre hay incordios, que entra sin pedir permiso. Siempre he respetado que, cuando hay cuatro o cinco tocadores, pido permiso. Tengo la costumbre de saber respetar y de conocer tus propios límites, como me enseñó mi padre. Hay quien estropea la fiesta. Y quien empieza a hablar de negocios, y de esto y de lo otro. Y luego preguntan, sin haberse enterado de lo que has tocado.

¿Ha tenido maestros?

Lo importante es oír a los demás. Maestro, mi padre y un amigo, que era de rondalla. Eran maestros ambulantes, de la calle. Guitarreros quedan pocos. Yo salgo solo al escenario, que es lo que se llevaba antes. Sobre todo en las tienditas de aceite y vinagre. Eso es la autenticidad del parrandero, porque es natural. En mi época bebía mucho ron, ahora no. Ahora me gusta más el vino. Yo he amanecido en farmacias, cantando a amigos, en supermercados, pescaderías, churrerías y hasta en un cementerio de San Lázaro, a un amigo que se murió. Entrando el féretro y en ese momento ponernos a cantar una folía cuatro o cinco amigos. Es emocionante, aunque tiene su cosa. Pero luego sales contento.

¿Y le ha cantado a los turistas, como fue habitual a mediados del siglo pasado?

Empecé con la familia González, en Arucas. En Quintanilla, y en Guanarteme. Era cuando el turismo venía suelto. Era la época del dólar. Se gastaban el dinero a tuti plei. Ahora con un bocadillo y un pin tienen. En aquella época no había bar en Las Canteras en el que no hubiera un dúo o un trío. Muchos se forraron. Era la época de Lolita Pluma, en el parque de Santa Catalina (y lee una copla en su honor). Yo veía todo eso, porque trabajaba al lado.

¿Tienen suficiente apoyo los grupos folclóricos ahora?

No. Y hasta se quitan las escuelas para aprender en los pueblos. Deberían apoyarse. ¿Imaginas todos juntos en el Parque? Es una pena, porque he tenido que firmar para que no quiten escuelas de folclore en muchos sitios. ¿Por qué? Muchos aficionados tienen que emigrar para poder seguir. Un pueblo sin su propia cultura, sea música o artesanía, es un pueblo medio muerto. Y que salgan las raíces. Sabes la molestia que es llevar a los niños a otros sitios. Como no genera, pues no les interesa a las instituciones. Si yo me sacara los millones, buscaría un buen local en mi pueblo y pondría profesores pagados de mi bolsillo. Eso sería lo más grande. Y que no paguen un duro. Me da lo mismo que sus padres sean sus ricos. A un niño no se le cobra, coño, a un niño se le enseña. Y a los amigos se les quiere y no se les cobra. Yo di clases aquí y a ellos no les cobraba. Sería incapaz de hacerlo. Jamás (dice con su voz ronca y enérgica). Hay que esparramar el folclore. Yo no tuve esa oportunidad. Aunque, a veces es bueno que pasen necesidades, para que lo valoren. (Hace una pausa. Y añade) Y me gustaría que hablaras de las viejitas a las que voy a visitar a sus casas. Ahora voy a ir a cantarle a una señora en Firgas. No hace falta que me haga un potaje de berros. Es lo que se lleva uno en la vida. Hay que respetar muchos a las personas mayores. Es la mejor Biblia que tenemos.

¿Tiene algún proyecto ahora en mente?

Hacer un disco en beneficio de los niños con cáncer y leucemia (se emociona y hace esfuerzos sin éxito para contener las lágrimas durante muchos segundos). Me gustaría hacer el disco para ayudarles.

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