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"Los grupos folclóricos canarios han perdido pureza y están contaminados"

"Los Cebolleros son los auténticos herederos de la música de Gáldar, por lo menos del siglo XIX", confirma Lalo Mendoza, doctor en Medicina y Cirugía e investigador de la cultura tradicional canaria

Lalo Mendoza Cruz.

Ofrece usted hoy en el Casino de Gáldar una conferencia con motivo de XLV aniversario del grupo Los Cebolleros, en la que apunta que el legado musical tanto de la ciudad como en general de la comarca del noroeste se ha convertido, desde el siglo XIX, "en uno de los más importantes y ricos del folclore musical de las Islas". ¿Por qué cree que tiene una riqueza especial?

Porque Gáldar contó en el segundo tercio del siglo XX con colectivos importantes que eran los herederos de los últimos instrumentistas y parranderos de finales del XIX. Existe una vinculación entre algunos datos de la interpretación musical de Gáldar de esa época anterior que, de alguna manera, apuntan a una continuidad con la parranda que existió en la ciudad en los años 40, que eran Los hijos de la noche, -un nombre muy sugerente-, que a través de algunos de sus componentes siguieron con Los Cebolleros, si bien algunos géneros se perdieron. Por lo cual, también hay que subrayar que Los Cebolleros deben ser considerados como los auténticos herederos de la música de Gáldar, por lo menos del siglo XIX. Este es el contexto de la investigación que llevo años realizando sobre la comarca noroeste, que incluye la música y las tradiciones de Agaete, Gáldar y Santa María de Guía, y el núcleo de la charla que ofrezco invitado por este grupo, en la que desarrollo un recorrido histórico por sus colectivos musicales.

Del siglo XIX, dice usted. Es de imaginar que serían unos usos musicales muy distintos a los actuales, ¿o quizá se han conservado medianamente intactos?

No se trata tanto de si son distintas o no, sino que sus ritmos sí que se transmitieron. Se conservan incluso géneros de algunos majoreros emigrados a la Vega de Gáldar. Algunos de aquellos antiguos intérpretes mantuvieron géneros que en aquellos momentos se encontraban en plena extinción, como el zorondongo, por parte de José María Gil, que luego lo transmitió a Lanzarote en los años 20 del siglo pasado, concretamente lo transmitió a la agrupación Ajey que dirigió en San Bartolomé. El zorondongo se interpreta en Gáldar a finales del siglo XIX y algunos de sus recuerdos musicales pasan a esa formación.

Y habla usted de unos géneros que se han perdido para siempre, ¿al menos sabemos cuáles?

Conocemos que todos estos antiguos tocadores conocían una gran cantidad de mazurcas, un género en concreto que tenía una gran amplitud de difusión en el municipio de Gáldar, y bueno, han llegado unas pocas, pero también es verdad que se perdieron unas cuantas, como también ocurrió con los valses.

¿Admitimos vals cómo genero folclórico?

Bueno, sí, era un género tradicional que se incorpora a la música del Archipiélago también en el siglo XIX.

Y que ha quedado como un género sin rastro, ¿no?

Un género sin rastro, sí. Hay datos que apuntan a que uno de estos antiguos tocadores, Pepito Dolores, fue el último que escuchó algunas melodías del rancho de ánimas de Juncalillo.

Pepito Dolores..., ¿y qué otros personajes protagonizaron el folclore antiguo, o si quiere, el traspaso entre un momento de extinción y el de recuperación?

En la conferencia precisamente voy a darle una gran importancia al compositor local que fue José Batista Falcón, que compuso unos cantos canarios basados en melodías tradicionales de la ciudad de Gáldar. Este señor nació a finales del siglo XIX y fue director de la Banda de Música de Gáldar desde el año 1942.

¿Y el porqué de su importancia?

Porque sus cantos canarios estaban basados en melodías locales. Y ya por último haré un recorrido por las agrupaciones que han existido en Gáldar, subrayando principalmente al grupo que ya le cité anteriormente, Los hijos de la noche, y a los bailadores Los Ancianos de Gáldar.

Eso de 'los hijos de la noche' se presta a la parranda.

Fue un grupo que funcionaba de forma natural, amenizando los antiguos bailes de fiesta, y que luego también se constituyó como una orquestina. Fueron unos grandes tocadores de serenatas.

Otro entretenimiento, la serenata, que ya prácticamente ha desaparecido del mapa, salvo alguna que otra excepción.

Que se ha perdido, es verdad, pero ese es otro tema.

Marisqueando en el asunto folclórico de la ciudad de Gáldar me chivan que de un tiempo a este parte se recurre a directores de otras islas, y concretamente de Tenerife, sin mayor ánimo de señalar. ¿Qué opinión le merece la novedad?

Bajo mi punto de vista me parece nefasto para conservar el estilo propio que tenían los tocadores y bailadores de la ciudad de Gáldar, con una globalización de la que debe huir la música tradicional canaria. Y subrayo que no lo digo con ningún animo de animadversión en absoluto hacia Tenerife en este caso, que de hecho es la isla donde vivo y trabajo.

Póngame en contexto. ¿Se podría hablar ya de un folclore diferenciador en las Canarias de, digamos, el siglo XVI, o tenemos que ir más acá en el tiempo para encontrarnos con algo identificativo?

Yo personalmente creo que en el siglo XVI aún no podemos hablar de una música tradicional definida porque en ese momento aún se están estableciendo en las islas las distintas comunidades llegadas de Europa. Estaban llegando los colonizadores, con sus diferentes costumbres y tradiciones y no es hasta el siglo XVIII cuando esos diversos pueblos que se asientan en el Archipiélago se adaptan al ecosistema y muestran la mayor parte de sus influencias musicales, si no todas. ¿Y cómo me lo imagino en el siglo XIX? Pues me gustaría pensar en una antigua cueva de las que existen en las medianías de Santa María de Guía o de Gáldar, con apenas dos o tres tocadores alumbrados con candiles, mechones o quinqués y donde habrían tres parejas bailando en baile suelto, con solo dos o tres parejas bailando, pero en baile suelto, y cantando los antiguos estilos de isas, folías y seguidillas.

Y ya que estamos ¿de dónde vienen concretamente esas isas, folías y seguidillas? Para así apagar el gusanillo.

Todas son peninsulares.

Digo por regiones, si es que se podría afinar de alguna manera.

Pues mire, la folía históricamente era muy popular en toda Europa entre los siglos XVI al XVIII. La seguidilla parecer ser mayoritariamente de La Mancha, y las malagueñas, por poner otro ejemplo, resultan de una adaptación del fandango andaluz y también me imagino de allí los cantares picados en forma de lima.

Es decir, que hilando de los géneros musicales se podría quizá mapear el origen de la población.

A esto recurren mucho los musicólogos, como Lothar Siemens, que analizando géneros musicales o incluso los aperos de labranza van localizando las poblaciones de origen. Investigan arados o trillas y conocen, por ejemplo, poblaciones que surgieron del astur-leonés.

Puede que por la propia insularidad de Canarias esos géneros se haya conservado de una manera más genuina o más representativa. ¿O no es el caso?

Mire, el folclore canario es uno de los más ricos en número de géneros y variantes, tanto por islas como por comarcas, pero sin embargo la transmisión que se conserva actualmente quizá sea la más contaminada de toda España por la introducción de instrumentos o elementos ajenos, como el contrabajo o la utilización de grandes corales en la interpretación musical.

Corales, contrabajo..., parece que habla de Los Sabandeños.

Es el punto de partida para toda esa contaminación. Los grupos folclóricos canarios son los más evolucionados pero no para bien, lo que han hecho es perder su pureza, y de alguna manera también los programas de televisión en estos momentos tampoco están contribuyendo a mantener la pureza que merece el folclore. Y no soy el único que lo piensa.

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