La Provincia - Diario de Las Palmas

La Provincia - Diario de Las Palmas

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

De Agaete a Tamadaba en teleférico

El arquitecto Fernando Morán traza un trayecto de cinco kilómetros a 1.028 metros de altura para abrir un nuevo espacio turístico en el norte de Gran Canaria

Un mirador en el risco Faneque. LP / DLP

El arquitecto Fernando Morán, que ha diseñado un teleférico entre Agaete y Tamadaba, afirma que medio de transporte revitalizará la economía del norte y cumbre de la isla. Además del teleférico desde Agaete a Tamadaba, el doctor en arquitectura, que impartió el martes pasado una conferencia en el Club LA PROVINCIA en la que expuso sus cuatro proyectos para Gran Canaria, también plantea un puente colgante y mirador-refugio en el risco Faneque, una solución vial del túnel de Julio Luengo y una calle peatonal verde de unión entre la iglesia del Pino y la Playa Chica.

Fernando Morán ha proyectado conjuntamente en la zona un edificio singular para un mirador-refugio en risco Faneque. "Es un homenaje a la cultura canaria y a la naturaleza pues está diseñado de tal forma que en el solsticio de primavera, cada 20 de marzo, los rayos del sol penetran hasta su centro, en donde un espejo interior en forma de pintadera canaria triangular fractal refleja la luz hacia el cielo en homenaje a Canarias y a la naturaleza", explica.

Este edificio contaría con tres habitaciones que permitirán promocionar el turismo de aventura en el visitante y ver las puestas de sol y los amaneceres una vez que sea construido el puente colgante que posibilitará el acceso al último tramo del risco Faneque situado en el parque de Tamadaba.

El teleférico conectaría Agaete con el parque de Tamadaba a cinco kilómetros de distancia y a 1.028 metros de altura. La idea del arquitecto es potenciar la atracción turística hacia el Norte y lograr con ello la prosperidad para la zona.

Morán plantéo que para la potenciación de la riqueza del norte de la isla se ha de descubrir la belleza del interior y de la costa oeste, que especialmente se muestra en Tamadaba y que para él "es la puerta de acceso para el turismo de interior y el lugar más bello en esta isla entre el cielo y el mar, y allí se encuentra el risco Faneque, que permanece aún inaccesible".

Por ello el arquitecto asegura que es preciso realizar el puente colgante y el refugio que posibilite tanto su acceso como su estancia. "Estas primeras actuaciones deben acometerse, pues la belleza no puede ni debe permanecer inaccesible ni desconocida, sino mostrarla, respetarla, compartirla y cuidarla".

Morán afirma que Tamadaba es hoy de muy difícil acceso. Por ello conectar Tamadaba con Agaete mediante un teleférico y el tramo final del risco Faneque con Tamadaba mediante la realización de un puente y posibilitar la estancia del turista de aventura son dos actuaciones que a su juicio han de ser acometidas por el Cabildo, el Gobierno regional y los promotores que apuesten por esta línea de promoción turística.

"Desde la altiplanicie de Tamadaba, es fácil organizar el transporte turístico de comunicación regular con Artenara y Tejeda, y visitar los lugares interiores de Roque Nublo y Roque Bentayga. El proyecto supone un claro empuje para el turismo de la isla y producirá la reordenación de su transporte hacia las rutas de interior y también probablemente la reorganización de comunicación marítima desde Tenerife para inaugurar un programa de visita barco-teleférico-Tamadaba-Roque Nublo o risco Faneque en un solo día", declara.

"Así pues, cuando se construya el teleférico sería posible viajar en barco desde la Isla de Tenerife hasta Agaete, ver el Roque Nublo y volver a Tenerife. También en un solo día sería posible hacer lo mismo desde el Sur de Gran Canaria".

Fernando Morán está convencido de que proyecto abre un espacio turístico que cambiara el viento de las comunicaciones y de la actividad económica del norte de Gran Canaria. "Y esto pasa por comenzar con la construcción del puente y refugio en Fa-neque, abriendo ya espacios sin descubrir".

El teleférico proyectado se diseña en cuatro cabinas de quince personas (60 personas en total) con cadencia de media hora desde cada estación. La estación de salida en Agaete se proyecta a 50 metros de altura en la mitad del Risco de las Nieves, hasta donde se llega a través de una rampa que lo bordea desde los accesos a la playa".

En la estación del Risco de las Nieves en Agaete se proyecta un ascensor que sube hasta su cima, "donde se diseña un espacio que podría denominarse 'mirador de La Aldea' y que es semejante al Mirador del Río en Lanzarote, de forma que ya con el disfrute de este espacio en la cresta del Risco de las Nieves se provocará una revitalización socioeconómica, no solo para Agaete, sino para toda la zona Norte", añade.

Para la subida hasta el tope del Risco de las Nieves se proyectan rampas elípticas y un ascensor en espiral, cuyo diseño será próximamente presentado junto con el diseño pormenorizado de esta estación. El avance del diseño contempla los espacios "con un cuidado exquisito en la preservación y compenetración arquitectónica con la naturaleza, en armonía y compaginación con el entorno", destaca Morán.

Aliciente turístico

El arquitecto vallisoletano tiene madurada la idea desde hace tiempo. De hecho, hace justo dos años, en enero de 2014 ya propuso una actuación turística en el Noroeste de Gran Canaria que incluiría el teleférico entre Agaete y el Pinar de Tamadaba, un puente colgante y un refugio-mirador en Risco Faneque, desde donde se contemplan "las mejores vistas del Teide", según dijo en el Club LA PROVINCIA cuando presentó el diseño de un edificio que albergaría la antorcha olímpica en los Juegos de Tokio 2020.

"El proyecto es viable a corto plazo si hay voluntad política y supondría un nuevo aliciente turístico para la isla", aseguró durante aquella conferencia el doctor en Arquitectura por la Universidad de Navarra e investigador en geometría y estructuras móviles. A su juicio, su proyecto "es distinto" al del teleférico del Roque Nublo promovido por el ingeniero tejedense Rafael Cabrera, aunque también necesitaría cambiar las leyes medioambientales al tratase de un espacio natural protegido.

"Es lo más bello que se puede recordar de un viaje al Archipiélago; es una joya que existe aquí y no está aprovechada", consideró el arquitecto al exponer las características de sus tres actuaciones en la costa oeste de Gran Canaria. El teleférico desde el Agaete a Tamadaba haría un recorrido de cinco kilómetros, uno de los más largos del mundo, en un tiempo de alrededor de 25 minutos.

Las estaciones se ubicarían en la parte baja del roque de Las Nieves y en la Fuente del Reventón, "sin necesidad de cortar ni un solo pino y con el mismo impacto paisajístico que tienen los actuales cables de la electricidad". Morán Ortega es partidario de la intervención humana en la naturaleza "si se hace con respeto y sensibilidad".

El Pinar de Tamadaba, según el arquitecto, es un lugar cuyas vistas se podrían comparar con el Cañón del Colorado o con cualquier otro fenómeno geológico del mundo, aunque sea desconocido para muchos grancanarios por su lejanía e incomunicación por carretera. Por eso cree que la única forma de incluirlo en las rutas turísticas es con la construcción del teleférico desde Agaete, pues de ahí podrían partir tanto los visitantes que se hospedan en el sur de Gran Canaria como los turistas y las personas que vengan procedentes de la isla de Tenerife. "La vista del Teide, colgado entre el cielo y mar, y de los riscos de La Aldea es espectacular; quien pueda disfrutar de ese paisaje no lo va a olvidar el resto de su vida", señala.

El técnico propone una segunda actuación en la zona: un puente colgante para acceder a la altiplanicie de Risco Faneque, pues hay una distancia insalvable de unos cien metros. En ese punto se construiría un mirador colgado del precipicio y un pequeño albergue para aquellos excursionistas que quieran pasar la noche. "Cuando subimos caminando por allí apenas hay tiempo con luz solar para admirar el paisaje y hay que dar rápidamente la vuelta. Es una pena. Por eso el teleférico contribuiría a a largar los tiempos". Por eso busca fórmulas para que se pueda conocer por el gran público, no solo por escaladores o excursionistas con experiencia.

El coste económico no está evaluado porque dependerá de varios factores y del tipo de teleférico que se instale y de las características del mirador que se construya. "Es un error que el Gobierno canario o el Cabildo no aprovechen ese espacio natural, pues si uno tiene una joya como esa lo normal es que la enseñe. Aunque se hable mucho del Roque Nublo o del Bentayga, creo que la gran belleza de Gran Canaria está en Tamadaba".

La idea de instalar un teleférico en Gran Canaria no es nueva; se remonta a 1955 y partió del propio Cabildo, que el 7 de octubre de ese año anunció que se estaba estudiando la construcción de uno que uniría Agaete con el Pinar de Tamadaba. Esa propuesta, de la etapa de Matías Vega Guerra, quedó en el olvido, pero fue retomada quince años después por Tomás Pulido y Lorenzo Olarte. Se incluía un gran hotel, pero ahí ya se topó con el rechazo tajante del incipiente movimiento naturalista.

El botánico alemán Günther Kunkel, que estaba al frente del grupo de expertos que se opusieron al teleférico, alegó que era un atentado contra el paisaje y consiguió paralizar la obra, pero a un precio muy alto para sí mismo y para el conocimiento sobre la flora canaria. Su enfrentamiento con los políticos del Cabildo le cerró todas las puertas y perdió las ayudas a la investigación, por lo que incluso tuvo que dejar la isla y trasladarse a Almería, donde continuó su labor científica hasta su muerte. El exdirector del Botánico Viera y Clavijo David Bramwell recuerda que posteriormente se hicieron intentos para que volviera a trabajar en Gran Canaria, pero "no hubo forma" de convencer a los que le habían defenestrado.

En 2008, dos años antes de que el ingeniero Rafael Cabrera hiciera el primer intento en el Roque Nublo, otro promotor particular planteó enlazar los pueblos de Tejeda y Artenara, pero ambos ayuntamientos lo consideraron inviable y la propuesta quedó en el cajón de las "ocurrencias", según comenta un responsable municipal de la época. Por la misma época llegó la pretensión del consistorio de San Mateo de unir el casco del pueblo con el mirador de Montaña Cabreja. Todavía se está a la espera la respuesta del Cabildo.

En 2010 se presentó el proyecto del Roque Nublo y en principio tuvo una cálida acogida por parte de algunos grupos políticos, como el PP y CC. Hasta el presidente canario, Paulino Rivero, se comprometió a impulsarlo. Sin embargo, el área de Medio Ambiente del Cabildo, dirigida por el pacto PSOE-NC, no encontró forma de sortear las dos normativas que protegen el Roque Nublo. El entonces presidente insular, el socialista José Miguel Pérez, dio carpetazo al asunto. Hasta octubre de 2012, en que el entonces consejero insular de Turismo, Melchor Camón, presentó un informe favorable para iniciar una nueva tramitación ante los departamentos de Medio Ambiente del Cabildo y del Gobierno de Canarias. Este último advirtió que un teleférico al Nublo "es innecesario" y no tiene cabida en la actual legislación medioambiental.

Compartir el artículo

stats