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De Madrelagua a laArgentina papal

La claretiana Dominga Rodríguez repasa su vocación y su vida misionera en América donde conoció a Bergoglio

Dominga Rodríguez, es su visita a Las Palmas de Gran Canaria. YAIZA SOCORRO

Dominga Rodríguez confiesa que en su familia había alguna vocación religiosa. "Tengo unas primas Hijas de la Caridad: una prima hermana y una prima de mi padre. Pero de mis hermanos soy la única religiosa". Su infancia en Valleseco fue apacible. "Con tres años fui al pueblo desde Madrelagua porque mis padres compraron una casa en Valleseco. Recuerdo la escuela; mi maestra me ayudó mucho en mi apuesta porque era muy misionera, era maestra por vocación. No todo el mundo es maestro por vocación. Ella nos inculcaba la ayuda a los demás".

"En aquellos momentos iban mucho las hermanitas de los pobres a pedir para el asilo de ancianos; también iban a pedir las adoratrices para las chicas que tenían. Nosotras acompañábamos a todos los eventos que se hacían, como el Domund o la Santa Infancia. Ella, mi maestra, nos inculcó esa parte. Entre la familia y la escuela me surgió el deseo de ser misionera. Pero la vocación es un don de Dios. No sería quien soy si no hubiese sido por el don de Dios".

Recuerda cuándo decidió ordenarse misionera claretiana. "Fue un detalle muy lindo que siempre recuerdo haciendo memoria porque yo no tenía ni idea de ese momento. Estando con una amiga fui al convento de Teror, donde había una conocida de ella. La monjita de la portería nos preguntó si queríamos ser religiosas y le respondimos que no. Capaz que nos quería meter allí adentro (risas). Entonces nos dijo que Dios pasa y llama. ¿Y si no vuelve a pasar? Con el tiempo me di cuenta que eso fue lo que me quedó clavado y estuve pensando. Entonces me pregunté: si Dios pasa y llama, ¿y si después no vuelve a pasar? La culpa va a ser mía si no respondo. Y fui poco a poco trabajándolo, tuve una dirección espiritual, la maestra y mi madre también me ayudaron mucho. Bueno, creí que Dios me lo pedía. Cuando me fui a exponer a un sacerdote claretiano lo de la vocación, me dio varias congregaciones de propaganda, entre ellas la de las claretianas. Yo cuando lo vi me dije: esto es lo que quiero. Pero no dije nada para no parecer muy precipitada. Él me dijo que lo pensara un mes y luego volvía a verlo. Volví al mes ya segura de mi decisión".

Dominga no sabe explicar muy bien cómo sintió esa llamada. "No sabría decir. Yo sentí que eso era y la verdad es que no lo he dejado de sentir. Si volviera a nacer creo que haría lo mismo. Lo tuve claro: el sacerdote escribió a las hermanas y concertamos el ingreso. Ingresé a los 18 años". Entró en la congregación claretiana y no en otra porque sintió que eso era lo que quería. "Con el tiempo lo fui confirmando y no pensé que pudiera ser de otra congregación. La mía es la mía".

Destino en Japón

Su primer destino fue en Valencia, en Puerto de Sagunto. "Yo empecé el noviciado en Barcelona, tuve que ir en barco en un viaje largo. Después de Valencia volví a Barcelona y luego a Madrid. En esos lugares estuve unos doce años y después me mandaron a Roma a hacer unos estudios porque estaba destinada a Japón". Fue a Roma para prepararse y aprender el japonés. "Nos decían que Japón era un país ateo y teníamos que ir preparadas para fundamentar la fe y dar el anuncio de la palabra. Estuve tres años estudiando en Roma y luego, cuando supuestamente me tenía que ir a Japón porque había estado estudiando inglés y japonés, me dijeron que había un cambio de destino y me mandaban a Argentina. El inglés se me atravesó un poco, aprendía más japonés que inglés".

Eso le supuso un cierto trastorno porque ya se había hecho a la idea de ir de misiones al país del sol naciente. "Bueno, me gustaba la idea de ir a Japón, yo tenía la ilusión de ir a misiones. Me costó mucho el cambio de destino porque Argentina no era país de misión. Yo tenía en la cabeza la idea de ir a un país de misión, como Japón. Recuerdo que me costó tanto que estaba mal, pero una cosa me dejó tranquila. Dios te va a dar la gracia donde quieras que estés, no donde tú quieres estar. Me quedé en paz. Dios quería que fuera a Argentina en lugar de Japón, yo no lo pedí, pues ahí vamos".

Lleva 41 años en América, 34 en Argentina y siete en Brasil. "Cuando terminé de estudiar en Roma regresé a la Isla a despedirme de la familia y me fui a Argentina. Fue el mismo día que murió Perón. Fui a una de las cuatro congregaciones claretianas que tenemos allí".

Se adaptó bien a la nueva vida. "Yo siempre me he adaptado bien a los lugares donde he estado. En Brasil también me adapté muy bien. La gente en Brasil es muy acogedora, muy receptiva. En Argentina también, pero allí son más como nosotros. Allí hablábamos portuñol, mitad portugués mitad español. El portugués es parecido al español y se entiende si se habla bien y despacio. Pero lo malo de los idiomas parecidos es que una se confía, no estudia tanto y luego se encuentra con palabras muy parecidas que tienen significados muy distintos. El acento del sutaki brasileiro es difícil de coger".

Argentina

Después de siete años volvió de Brasil a Argentina. "Allí hay comunidades donde trabajamos en colegios y otras en parroquias. El del colegio es un trabajo más esclavo entre comillas, con horarios más estrictos, cosas más oficiales. En una parroquia, en cambio, el trabajo es la catequesis, cursos bíblicos, visitas a enfermos, llevar la comunión, trabajar en Cáritas parroquial. Donde estoy yo, en Entre Ríos, en Paraná, trabajamos mucho la parte ecológica y en el reciclado de cosas, ayudando a familias de cartoneros que están metidos en drogas tanto en Argentina como en Brasil. Les ayudamos para que los chicos salgan de la droga. Los sábados hacíamos el día del ecoencuentro, donde se llevaban cartones y se vaciaban las casas de muchos desechos para la ayuda. También hacíamos ladrillos ecológicos con unas botellas de plástico, las rellenábamos con papel y plásticos bien cortaditos, secos y limpios, hasta que pesara al menos medio kilo bien prensado. A veces lo hacíamos con la cuchara de madera de la cocina".

Su comunidad celebró el año pasado los 25 años de permanencia en Paraná. "Íbamos a hacer unos monolitos en homenaje a los fundadores san Antonio María Claret y María Antonia París. Toda la estructura va a ser ecológica con esas botellas y las estructuras se pegan con cemento. Hay casas en muchos lugares hechas con esos ladrillos ecológicos. Las botellas de cerveza de vidrio se usan para dar la luz".

La monja grancanaria afincada en Argentina asegura que en este país están muy orgullosos con el nuevo Papa. "Más que contentos. Yo lo conocí personalmente en Argentina antes de que lo nombraran Papa, en el año 1975, recién llegada al país. Es muy buena persona. Era más bien serio, no adusto. Lo nombraron Papa y empezó a sonreír. Creo que es el carisma que Dios da. Creo que en aquel momento que lo conocí era provincial de los jesuítas, ni siquiera era obispo. Es muy agradable, tiene mucho carisma, es muy humano y muy cercano, cosa que a veces no se ha visto tanto".

"Él llama por teléfono a la gente directamente, pero no a la gente bien, sino al que le llevaba el diario todos los días y que casi se muere del susto cuando recibió la llamada porque no se lo creía. Muchas de las cosas que hacía se han sabido después de que fuera nombrado Papa. Iba a las villas todos los domingos a celebrar misa y a ver a la gente más pobre y humilde. No tenía coche, nunca viajaba en coche particular, sino en ómnibus, en los colectivos, en las guaguas, en el tren, en el metro, como cualquier persona sencilla".

"Él llega tanto a la gente porque predica con el ejemplo, no borra con el codo lo que escribe con la mano. La gente sencilla y el pueblo fiel lo recibe mejor que otros. Él está firme y se va a mantener firme, según ha dicho; se va a mantener así hasta el final. Reivindica la figura de Cristo, es más cercano en lo social. Yo he conocido cinco o seis papas, desde Pío XII, y siempre digo que soy de antes, durante y después del Concilio. He caminado y visto mucho".

"Yo creo que cada Papa ha tenido su impronta. Una vez un obispo argentino dijo una cosa queme impactó cuando murió Pablo VI, al que le tocó todo el Concilio y el postconcilio, que fue más difícil que el Concilio. El Papa escribió un documento sobre la alegría y monseñor Pironio dijo: solamente un Papa que sufrió tanto como Pablo VI pudo escribir un documento sobre la alegría. Cada uno tiene su carisma. Ha habido papas muy sufridos y a mí Pablo VI me llenó mucho por todo lo que sufrió, vivió y trabajó para que la Iglesia pasara de estar anclada en el pasado a abrirse después del Concilio, que ha costado y aún estamos estrenando algunos documentos del Concilio después de 50 años. Cada papa ha hecho lo que Dios le ha pedido y según sus posibilidades. Es verdad que llega más la persona más cercana, mas humana, que te mira más, que sufre y te saluda y te pregunta cómo estás".

Anécdotas

La claretiana Rodríguez Guerra recuerda algunas famosas anécdotas del Papa actual. "Al de la Guardia Suiza que estaba en la puerta le preguntó si había estado allí toda la noche. El guardia le respondió que sí, porque tenía el deber de cuidarle. El Papa le preguntó si había desayunado y el guardia le respondió que lo haría en cuanto terminara. Francisco entró y le trajo una taza de café con leche y un sandwich. El guardia le dijo que no podía porque estaba de servicio y el Papa le respondió: ¿y quién es el jefe aquí? Tiene unos detalles muy humanos y lo hace con naturalidad".

"Benedicto XVI era más intelectual, más estudioso, es un gran teólogo, ha profundizado mucho en la teología y será reconocido como un gran padre de la Iglesia. Ha ayudado mucho al Papa actual, lo ha aconsejado. Solo un Papa fuerte y humilde, como él fue, podía dar el paso de renunciar a su cargo. Fue valiente y consecuente porque hacía siglos que eso no ocurría en la Iglesia. Ambos tienen una relación muy cordial. Francisco dice que tener a Benedicto XVI es como tener un abuelo en casa".

Francisco rechazó el papamóvil cerrado porque, según afirma, lo aislaba de la gente. "Él quiere estar cercano. Dice que si le quieren hacer algo al final se lo van a hacer igual. No se fue a los aposentos del Papa, sino a Santa Marta, donde pasan los que van y vienen todos los días. Él no quería privilegios, sino estar con la gente, no estar solo. Dice que le cuesta más caro pagar un psicólogo".

Por la rivalidad entre Brasil y Argentina, países en los que ha vivido y trabajado, "los brasileños decían que el Papa es argentino pero Dios es brasileño (risas); para contentar a todos él también lo dijo cuando fue a Brasil. El Papa tiene sentido del humor y es autocrítico. Pide disculpas si ha ofendido a alguien y por los males de la Iglesia, por los malos ejemplos. La perfección no existe en el ser humano".

En Brasil ella trabajó en el club de la crianza con niños. "Esos niños eran de las favelas y los padres trabajaban fuera con cartones y no podían quedarse solos durante el día. Había un club, una especie de colegio, que los recibía, desayunaban, había apoyo escolar, yo les enseñaba español y catequesis de varias religiones. Era un trabajo muy lindo, muy bueno. Se trabaja muy bien con la gente más pobre".

Quería las misiones desde joven y al final llegó a ellas a los 60 años "porque antes me tocó trabajar en colegios, parroquias y catequesis. Aunque al final aprendí que misión es todo".

"Cuando vengo para acá y oigo que se está en crisis, yo digo que entonces nosotros allá en América estamos siempre en +crisis. Aquí están acostumbrados a un ritmo de vida, a una vida más confortable, porque tienen cubiertas las necesidades básicas. Esto no tiene nada que ver con Brasil. A mí me costaría mucho readaptarme acá".

Recuerda su infancia en Valleseco con mucho cariño, "pero cuando estoy allá me vuelco en mi trabajo. Lo hago con mucho cariño y gusto. Siempre he tenido clara mi vocación y si volviera a nacer haría lo mismo. A lo mejor hay algunas cosas que una tendría que modificar, pero haría lo mismo. Me he sentido feliz y satisfecha. Siempre hay cosas que se podrían hacer mejor, pero me he sentido bien y eso me hace feliz. Cuando hice los 50 años de vida religiosa y me di cuenta de la fidelidad a los votos, tengo que achacarlo a Dios, que al ser fiel con nosotros, nosotros podemos ser fieles a él".

"El mundo tiene arreglo siempre que el hombre lo tenga. El mundo cambiará siempre que nosotros cambiemos, depende de nosotros. Siempre pensamos que es el otro el que tiene que cambiar. Si tú y yo somos menos pillos habrá dos pillos menos en el mundo. Somos libres porque dios nos ha hecho libres. A veces acusamos a los políticos de ser corruptos, pero no hacemos autocrítica con nosotros mismos. Siempre hay alguien que sufre más que nosotros".

Dice que Cáritas parroquiales funcionan allí muy bien, en Argentina, Brasil y otros países sudamericanos. "Sigo teniendo fe en el ser humano, a pesar de todo. Todo tiene un motivo. A veces se le culpa a un niño y no es culpa de él porque viene de una familia desestructurada. Yo doy cursos bíblicos y trabajo a través de Internet. El apostolado también se sirve de Internet y las redes sociales".

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