Falleció Juan Diaz León, Juan el moganero. Mucha gente lo conocía, en el valle de Mogán donde nació. En Tunte, donde se casó con Carmen, en San Fernando de Maspalomas, donde vivió y trabajó y a lo largo de todo el sur y hasta Las Palmas por su continuada labor en el trabajo y el deporte.

Porque Juan fué unas cuantas cosas en su vida, y en todas ellas se hizo querer y los amigos le brotaron como las flores a los almendros a finales de cada enero.

Jugó al fútbol, y en C.F. Mogán, el equipo de su pueblo, rompió muchas botas y alguna que otra red del equipo rival. Su buena condición física le permitió practicar este deporte durante muchos años, incluso en las competiciones de veteranos. Como el tiempo y la canas no saciaban su afición, participó en la fundación del C.D. San Fernando, y durante unos cuantos años fué, también, directivo y entrenador.

También compartió afición con otros muchos canarios, la caza de conejos y perdices. El deporte de los pobres y de la gente del campo. Cada verano gustosamente se esclavizaba y su familia lo sentía. Sus perritos, el hurón y la escopeta, llenaron los jueves y domingos de cada temporada y el afán por caminar y cobrar buenas piezas lo divertían y oxigenaban para el trabajo diario.

Si durante sus tiempos jóvenes fué camionero, su verdadera profesión y su vocación fué de la profesor de autoescuela en San Fernando de Maspalomas. Eso le consolidó como maestro de conductores. No exageramos al afirmar que miles de los buenos conductores de los que hoy circulan por nuestra isla pasaron por sus doctas manos y recibieron sus sabios consejos. Mas de cuarenta años de profesión lo avalaron hasta el mismo dia que la enfermedad lo alejó del trabajo.

Pero lo que mas destacamos de él es que, en su casa con su familia, en la calle, en el mundillo del deporte, entre los cazadores o en el mundo de las autoescuelas esque Juan Diaz llenó su entorno de alegría y desparpajo y ha dejado un enorme reguero de amigos, amigas y gente que lo ha querido.

Carmen, Juani y Javi, su familia, tendrán un grandisimo consuelo en las palabras y la compañía con las que muchos de nosotros nos acercaremos al duelo. Y más allá de todo este dolor, habrá dejado en ellos y nosotros un enorme regusto, un buen sabor de boca porque tuvimos la suerte de ser su amigo y haber disfrutado de la alegría y sencillez con que disfruto de la vida. Descanse en paz y como el mismo decia "cuando muera yo, habrá muerto mi mejor amigo".