La Historia apaciguó las historias entre los presidentes canario y grancanario, Fernando Clavijo y Antonio Morales, respectivamente.
Como anfitrión, el mandatario insular, integrado en Nueva Canarias a través de Roque Aguayro, recibió a su homólogo autonómico, dirigente de Coalición Canaria, a la puerta de la Cueva Pintada de Gáldar con una sonrisa y un abrazo tan importantes, de verdad, como el yacimiento arqueológico de la Ciudad de los Caballeros. Entre pintaderas y vasijas qué importan un reparto del Impuesto al Tráfico de Empresas o el debate sobre la regasificadora.
Siempre juntos y atentos durante la visita guiada, como buenos alumnos durante una excursión, impartieron después una lección de "lealtad y respeto institucional" ante los medios de comunicación, aunque no bebieron del gánigo de la paz. "Ya brindamos de vez en cuando con vino de la tierra", bromeó Clavijo.
"No tengo diferencias personales, ni creo que la tengamos en el futuro, otra cosa es que tengamos ópticas distintas en algún asunto, pero todo se resuelve con diálogo y no hemos parado de hablar", añadió el presidente canario, reciente aún el "derecho a parlamentar" reclamado en un audivisual del museo por un trasunto de Fernando Guanarteme. Efectivamente, "no hemos dejado nunca de hablar y vamos a seguir hablando, no podemos renunciar nunca a encontrarnos y a aunar posturas", coincidió Morales tras calificar de "legitimas" sus diferencias.
Quizá los dos políticos canarios hasta trasladen ahora el espíritu de Agáldar a sus colegas del Congreso de los Diputados, aunque eso ya es otra historia.
