El centro de atención a los refugiados (CEAR) de Vecindario ha cambiado su rostro totalmente al dejar de tener su fachada de blanco tras la pintura realizada por el artista Anol El Pemú, de Camerún, sobre la realidad de muchos africanos que se ven obligados por las guerras o el hambre a dejar sus países con la esperanza de encontrar una vida mejor. "El mural ha quedado excelente, porque con sus diversos paisajes refleja lo que el centro de refugiados es por dentro y los deseos de muchos de cambiar de vida", según el coordinador del CEAR de Vecindario, Gonzalo Andradas.

"Todo surgió en las Navidades cuando Anol y su mujer Amalia estuvieron animándonos con música y dialogando con nosotros. Ellos se ofrecieron a realizar una pintura en la fachada y nosotros lo vimos muy bien. Estamos inmensamente agradecidos por lo bonito y expresivo que ha quedado el frontis con un mosaico de todos los colores que reflejan sueños, esperanza y acogida", destaca Andradas.

También Anol El Pemú se mostró "contentísimo. Empecé el martes pasado y lo terminé este viernes y me alegro mucho que la obra haya sido acogida muy bien". Este pintor natural de Camerún, pero afincado desde hace varios años en Burkina Faso, apenas ha dormido esta semana, porque estaba ilusionado y preocupado por hacer una buena obra. El pintor ha plasmado en el frontis del centro de refugiados pasajes de cayucos, con ciudad al fondo, sol y cuerpos en el agua, su caminar hacia el cielo, dando bienvenidas en varios idiomas al centro con faltas de ortografía por la necesidad de formarse.

"También se ha pintado un planeta mirando a la luna 2016-2100 por si algún día no cabemos aquí por las guerras y el hambre y necesitamos que la luna nos acoja", indica su esposa Amalia Fernández. "La pintura es un canto a la esperanza y la necesidad de la necesidad de que la gente que pase por aquí no se olvide de los refugiados, de sus dramas, ya que cada uno tiene su historia. Además, se vive mucho mejor sin fronteras".

Anol El Pemú volverá a final de este mes a Burkina Faso donde tiene la galería Locura de arte, en la que, además de pintar, enseña trabaja con los niños el proyecto Píntame una sonrisa. "Nuestro deseo es que los niños sigan siendo niños y se les ayude a soñar y desarrollar sus habilidades", apunta Amalia.