El conejero Roberto González, de 44 años, se plantó en la Cruz de Tejeda en el momento del almuerzo, en pantalón corto, después de darse una "vueltita de dos horas y media" corriendo desde Tunte, de verdad, municipio de San Bartolomé de Tirajana. Junto a una compañera de entrenamiento irlandesa, el atleta de Lanzarote, escenario de la prueba de ultrafondo Ironman, no quiso que 30 o 40 centímetros acumulados en el camino de la Plata frenaran la preparación de su cuarta Transgrancanaria, carrera de hasta 125 kilómetros programada del 4 al 6 de marzo en su edición de 2016, para desconcierto de los turistas de la nieve y enfado del personal de seguridad. "Con un simple esguince de tobillo, hubiéramos tenido un riesgo vital innecesario", advirtieron miembros del Consorcio de Emergencias de Gran Canaria, que justo entonces recuperaban energías en el restaurante Yolanda. "Este año queremos bajar de las 20 horas", se justificó Roberto González, casi sin resuello todavía después de recorrer alrededor de 25 kilómetros en plena nevada. "En Lanzarote hace mucho calor, así que la diferencia es bestial, pero sólo tuve un poco de frío en las manos, las piernas van bien. Ahora comemos y después veremos como volvemos", sentenció el corredor antes de sentarse a la mesa. La estampa de Roberto González en pantalón corto tras su carrera invernal, puro iceman, convirtió en mera anécdota hasta la aparición de un ciclista por ahí.